jueves, 20 de marzo de 2008

El encierro de Ojeda

Martín Murphy­
Adriana Hidalgo Editora. Novela en 123 páginas. Precio aproximado: 27 pesos.­
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La figura del hombre mediocre tiene prosapia en la ficción de calidad. “Todos crecimos bajo el capote de Gogol”, sentenció alguna vez Dostoievski, en alusión a ese cuento canónico que en 1842 protagonizó el inolvidable Akakiy Akakiyevich. Quien ahora invoca al oficinista gris es un escritor de la nueva horneada nacional. La nouvelle está bien escrita, armada y resuelta, es el fruto de un talento estimulante dentro de un pavoroso estado literario de sequía que, en la Argentina, chapotea en la etnografía y el esnobismo.­
Alberto Ojeda trabaja en la oficina contable de una firma que se encamina al naufragio. La rutina no le desagrada, al contrario afirma su ser en la estabilidad de las planillas y los cálculos. Un día llega un sorpresivo ascenso. Su mujer, Betina, está feliz. Nuestro héroe, ¡vaya tipo!, sufre un ataque de pánico con un pequeño brote de violencia. Todo se desmorona. Aconsejado por su psiquiatra, Beto busca “algo sólido y perfecto que le permita olvidarse de sí mismo y del mundo”. Primero se refugia en las matemáticas. Pero la intransigencia de los números no le basta, entonces descubre las posibilidades infinitas de las palabras. Se aísla del universo para describir la realidad y así obtener su pedazo de eternidad. Nunca nadie en la historia llegó a describir un calefón con tanta precisión como Ojeda. El montaje final es muy curioso, es realmente entretenido.­
El autor de una urdimbre tan sugerente y rica en simbolismos nació en Zarate en 1971. Trabaja en la sección latinoamericana de la BBC. Esta es su primera novela y ya ha sido traducida al francés. Un jurado que integraba nada menos que Juan José Saer concedió a Martín Murphy en 2004 el Premio de Novela Breve Juan Rulfo
Guillermo Belcore­
­Publicado en el suplemento cultural del diario La Prensa.­
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Calificación: Bueno

PD I: He leído dos reseñas que despedazan este libro. A mí, en verdad, no me aburrió en ningún momento. Cuestión de gustos.

1 comentario:

Gabriela dijo...

Querido Guillermo, he notado que desde que leo tus críticas,me detengo el doble en las librerías, viendo y curioseando esos que comentas. Enriquece.
Mil gracias, es un nuevo placer para mi.
Besos