sábado, 30 de junio de 2012

El enigma Spinoza

Irvin D. Yalom

Emecé. Novela. 390 páginas.


El best seller puede definirse como esa especie narrativa manufacturada según las leyes de acero del marketing. El genio artístico -cuando existe- baja la cabeza ante los intereses de la industria editorial; vale decir, aumentar el número de lectores será considerado siempre más relevante que las densidades tematicas o estilísticas. Esto no significa que el best seller carezca per se de virtudes. Cuando está bien hecho -como en el caso que hoy nos ocupa- su autor puede alardear de que ha entregado al Universo un producto instructivo, fácil de comprender y digerir, entretenido y que permite relajarse al lector. Todas estas ventajas, en efecto, están presentes en la última novela de Irvin Yalom, psiquiatra de la universidad de Stanford, aficionado a la Alta Filosofía (ha escrito también con gran éxito de ventas sobre Nietzsche y Schopenhauer).

En esta ocasión, Yalom quiere divulgar las ideas de Baruch Spinoza (o Bento D'Espinhosa), el erudito excomulgado en el siglo XVII por la comunidad judía de Amsterdam, quien osaba considerar a los actos y apetitos humanos como si fuese una cuestión de líneas, superficies o cuerpos. Ese racionalismo hipertrofiado fue una parte fundamental de la Ilustración. Las esquirlas llegaron hasta el siglo XX, al punto de perturbar al insufrible y malévolo Alfred Rosemberg, acaso el más incompetente de los esbirros de Hitler.

En febrero de 1941, el grupo de tareas del Reichleiter Rosemberg saqueó la Casa-Museo de Spinoza en Holanda. El libro ofrece una razón convincente de esa bárbara irrupción que encabezó pistola en mano un faisán dorado que creía ser el gran filósofo oficial de la Alemania nazi, aunque nadie lo tomaba en serio. La novela usa un procedimiento trillado, las vidas paralelas: capítulos impares las peripecias de Spinoza; capítulos pares, las de Rosemberg. Nunca cae en el tedio, porque los dos protagonistas son interesantes. Incluso cumple cabalmente la misión de popularizar las ideas de un pensador dif¡cil. Un buen trampolín para sumergirse en los abismos imperecederos del Tratado teológico-político de Spinoza.

Guillermo Belcore
Publicado en el Suplemento Cultural del diario La Prensa

Calificación: Bueno

PD: El diario Página 12 consideró oportuno realizarle una entrevista a su autor. Pinche aquí.

jueves, 28 de junio de 2012

Los libros que modelaron a Estados Unidos

Leo en The Christian Sciencie Monitor que, a pedido del Capitolio, un grupo de eruditos ha compilado "Los libros que modelaron a Estados Unidos". Al parecer no se juzgó la destreza literaria (no hay obras de Pynchon o de DeLillo, por citar dos novelistas sublimes), sino el impacto histórico y social, al punto que Tarzan de los monos o ¿Como ganar amigos e influir sobre las personas? son algunos de los textos señalados.
 
El catálogo de 88 obras fue ordenado por fecha de publicación, no por preferencia alguna. El primer título es Experimentos y observaciones sobre electricidad de Benjamín Franklin, publicado en 1751, mientras que el más reciente es Las palabras de César Chávez de César Chávez en 2002.

La lista completa puede consultarse aquí: http://www.loc.gov/bookfest/books-that-shaped-america/
No dejen de darle un vistazo es una excelente guia de lecturas.

Como siempre, tuve curiosidad de comprobar cuánto he leído de tan prestigioso canon. Muy poco, me temo: once novelas. Trascribo el comentario de los expertos de la Unión:

1 - The Catcher in the Rye - J. Salinger

"Desde su debut en 1951 como el narrador de 'El guardián entre el centeno', de 16 años de edad, Holden Caulfield ha sido sinónimo de la alienación y la angustia adolescente. La influyente historia concierne tres días después de que Holden ha sido expulsado de la escuela preparatoria. Confundido y desilusionado, se pasea por la ciudad de Nueva York en busca de la verdad y en contra de la falsedad del mundo de los adultos. Holden es el primer antihéroe estadounidense, y sus actitudes influyeron en la generación Beat de los años 1950, así como los hippies de la década de 1960. "El guardián entre el centeno" es uno de los libros más traducidos, enseñado y reproducido y ha vendido unos 65 millones de copias".

2 - Fahrenheit 451 - Ray Bradbury

"Es la visión inquietante de Ray Bradbury de un futuro en Estados Unidos en que los libros están prohibidos y quemados. A pesar de que las interpretaciones de la novela se han centrado principalmente en el papel histórico de la quema de libros como una forma de censura, Bradbury ha explicado que la novela es sobre cómo la televisión reduce el conocimiento y destruye el interés por la lectura. El libro inspiró una película de 1966 de Francois Truffaut y una posterior opera de la BBC. Su nombre proviene de la temperatura mínima a la que el papel se prende fuego por combustión espontánea".

3 - For Whom the Bell Tolls  -  Ernest Hemingway

 "La novela de Ernest Hemingway sobre los horrores de la Guerra Civil española (1936-1939) demuestra que la guerra no  es algo glorioso, sino desilusionante. Hemingway utilizó sus experiencias como periodista durante la guerra como trasfondo para un best-seller, que fue nominado para un premio Pulitzer y se convirtió en un triunfo literario. Por sus logros en ésta y otras obras, recibió el Premio Nobel de Literatura en 1954".

4 - The Grapes of Wrath    John Steinbeck

"De pocas novelas podemos afirmar que su mensaje condujo a la actual legislación, pero "The Grapes of Wrath" hizo justamente eso. La historia de las tribulaciones de los inmigrantes en Oklahoma durante la Gran Depresión encendio un movimiento en el Congreso para aprobar leyes que beneficien a los trabajadores del campo. Cuando Steinbeck ganó el Premio Nobel en 1962, el comité citó específicamente esta novela como una de las principales razones del galardón".

5 - The Great Gatsby    - F. Scott Fitzgerald

"F. Scott Fitzgerald, uno de los escritores más importantes de Estados Unidos del siglo 20, es una figura cuya vida y obra encarnan poderosos mitos sobre el sueño americano de éxito. "El gran Gatsby", considerado por muchos como el mejor trabajo de Fitzgerald y el libro por el que él es más conocido, es un retrato de la Era del Jazz (1920) en toda su decadencia y exceso. Explorando los temas de clase, riqueza y estatus social, Fitzgerald traza una mirada cínica de la búsqueda de riqueza de un grupo de personas para las que el placer es el objetivo principal. "El gran Gatsby" capturó el espíritu de la generación del autor y se ganó un lugar permanente en la mitología americana".

6 - In Cold Blood  - Truman Capote

"Un artículo de 300 palabras en The New York Times acerca de un asesinato condujo a Truman Capote a viajar con su amiga de la infancia Harper Lee a Holcomb, Kansas, para investigar su novela de no ficción, que es considerada uno de los más grandes libros sobre crímenes reales jamás escritos. Capote dijo que la obra era un intento de establecer una nueva forma literaria seria, la "novela de no ficción", una forma narrativa que emplea todas las técnicas del arte de ficción, pero que sin embargo es del todo objetiva. El libro fue un éxito inmediato y fue llevada al cine".

7 - Moby-Dick - Herman Melville


"La historia de Herman Melville, de la Gran Ballena Blanca y el capitán Ahab enloquecido que declara que va a perseguirla incluso "alrededor de las llamas de la perdición". se ha convertido en un mito americano. Incluso las personas que nunca han leído Moby Dick conocen la trama básica, y las referencias son comunes en otras obras de la literatura norteamericana y en la cultura popular, como la película de Star Trek "La ira de Khan" (1982)".

8 - On the Road - Jack Kerouac

"La novela definitiva de la Generación Beat de los cincuenta (que el propio Kerouac dio su nombre)  es una historia semiautobiográfica de un aventura bohemia a través del país, narrada por el personaje Sol Paraíso. La Odisea de Kerouac ha influido en artistas como Bob Dylan, Tom Waits y Hunter S. Thompson y películas como "Easy Rider". "On the Road" ha alcanzado un estatus mítico, en parte, porque retrata la incansable energía y el deseo de libertad que hace que la gente salga a ver el mundo".

9 - Red Harvest - Dashiell Hammett

"El primer libro de Dashiell Hammett introdujo en una andiencia más amplia la novela negra de detectives, que hace una descripción de la delincuencia y la violencia sin ningún atisbo de sentimentalismo. El creador de clásicos como "The Maltese Falcon" y "The Thin Man", soprendió a los lectores con diálogos como éste: “We bumped over dead Hank O’Meara’s legs and headed for home.”

10 - The Sound and the Fury  -  William Faulkner

"Fue la cuarta novela de William Faulkner, su favorita, y muchos críticos creen que es su obra maestra. Situada en el condado ficticio de Yoknapatawpha, Mississippi, al igual que la mayoría de las novelas de Faulkner, 'El sonido y la furia', utiliza el sur de Estados Unidos como una metáfora de una civilización en decadencia. Usando la declinación posterior a la Guerra Civil de la familia una vez aristocrática Compson, la novela se divide en cuatro partes, cada una contada por un narrador diferente. Gran parte de la novela está narrada en un estilo de fluir de la conciencia, en el que los pensamientos de un personaje se transmiten de una manera más o menos equivalente a la forma en que las mentes humanas trabajan realmente. Faulkner fue galardonado con el Premio Nobel en 1950 y la Legión de Honor de Francia en 1951".

11 - Uncle Tom's Cabin    Harriet Beecher Stowe

"Con la intención de despertar simpatías por los esclavos oprimidos y animar a los Yankees a desobedecer la Ley de Esclavos Fugitivos de 1850, Harriet Beecher Stowe comenzó a escribir sus vívidos retratos de los sufrimientos de los esclavos y las separaciones de las familias. La primera versión apareció en serie entre junio de 1851 y abril de 1852 en el 'Nacional Era', un documento contra la esclavitud publicado en Washington, DC. La primera edición del libro apareció en marzo de 1852 y vendió más de 300.000 copias durante el primer año. Esta novela fue extremadamente influyente en el fomento del sentimiento antiesclavista durante la década que precedió a la Guerra Civil".

¿No es hora que alguien compile los Ochenta Libros que Moldearon la Argentina? Yo me anoto para hacer una lista provisional. Necesitaré ayuda, claro. Tarea para los fines de semana, ahora que no hay fútbol.
G.B.

martes, 26 de junio de 2012

Spinoza en Pan y Arte

Diario de un lector apasionado XXVI

Ciudad de Buenos Aires, Av. Boedo 880, 11.00 AM.


El barrio de Boedo, que hoy anda de capa caída por razones triviales (¿o el fútbol no es un asunto trivial?), ofrece un reducto maravilloso para la tertulia, el deleite gastronómico, el contacto con el arte o bien, simplemente, la meditación y el goce de la lectura. Me refiero a Pan y Arte.

Si bien la especialidad de la casa son las exquisiteces de Mendoza para un almuerzo poderoso o una cena distendida, el lugar es también propicio para disfrutar un desayuno. He pedido el ’Orgánico’, que trae, en armónica disposición sobre el plato, variadas frutas de estación, café con leche, tostadas, queso descremado y unas semillas que tal vez sean el famoso chía, del que tanto me han hablado amigas obsesionadas con la vida sana. El precio es más que acogedor: 25 pesos.

Tengo en mis manos una especie narrativa culposa, un best seller. El enigma Spinoza, escrito por el psicoanalista estadounidense Irvin Yalom, a quien ya le había leído cinco años atrás una novela de ideas sobre Schopenhauer (pinche aquí). Es una lectura por encargo, ¿hace falta decirlo? No obstante, el libro no deja de ser interesante, porque retrata a dos figuras históricas cautivantes, el enorme filósofo Baruch (o Benito, o Benedictus o Bento) Spinoza y el jerarca nazi Alfred Rosemberg, que soñó con ser el pensador de referencia del Tercer Reich pero nunca fue más que un idiota peligroso y un pelmazo, despreciado incluso por Hitler que sólo lo creía útil por su fidelidad perruna y en honor a los viejos tiempos en Munich.

Diré en defensa de la obra que cumple cabalmente sus fines de divulgación. Se sabe que una de las reglas de oro de la literatura de supermercado es enseñarle algo al lector. Yalom nos permite extraer un decálogo de ideas de un judío que renegó de su fe en el siglo XVII para aplicar una lógica implacable que le permitiera superar la esclavitud de las pasiones (como trekkie que soy, me pregunto si Spinoza habrá inspirado también al señor Spock).

No estoy seguro de que Spinoza, como sostiene Yalom, haya escrito libros que “de verdad han cambiado al mundo”.  Creo que formó parte de ese magnífico proceso de emancipación humano conocido como el Iluminismo, pero su prédica a favor de abolir las tradiciones (y hoy yo añadiría “las modas intelectuales y las ideologías“) que interfieren con el derecho de cada uno a pensar por sí mismo no han perdido una brizna de vigencia.

Spinoza dixit:
1) Preocúpate sólo de aquellas cosas sobre las que tienes control.
2) Concéntrate en controlar tu mente.
3) Toda nuestra felicidad o infelicidad depende de la calidad del objeto que amamos.
4) El hombre sometido a los afectos no es libre, sino que está a merced de la fortuna.
5) La Biblia sólo contiene verdades espirituales, concretamente la práctica de la justicia y la caridad, y no verdades terrenales.
6) La observación de la ley ceremonial sólo sirve para preservar la tranquilidad cívica, mientras que la observación de la ley moral conduce a la santidad.
7) Alegrarse de la propia superioridad sobre otros no es algo santo. Es algo infantil y malicioso.
8) La fuerza de una creencia no tiene nada ver con su veracidad.
9) Sólo una emoción más fuerte puede dominar a otra emoción. Convierte tu razón en una pasión.
10) ¿Son tus miedos racionales?

Concluyó que otros dos libros trascendentes que me están aguardando, antes de ocaso, son el Tratado Teológico-Político y la Etica de Spinoza.
Guillermo Belcore    

sábado, 23 de junio de 2012

Papeles de trabajo. Borradores inéditos

Juan José Saer

Seix Barral. 388 páginas. Edición 2012

En el prólogo, el estudioso Julio Premat hace esfuerzos titánicos para persuadirnos de que publicar los cuadernos que Juan José Saer (1937-2005) prefirió ocultar en vida es un acto de estricta justicia. Como coartada, rechaza incluso la idea de texto definitivo: ``inscribiéndose en la corriente de la crítica genética que piensa la literatura a partir de las variaciones, lo inacabado, lo incompleto''. Pamplinas. Suena a esos argumentos a posteriori que todos solemos esgrimir cuando defendemos nuestros vicios. ¿Todo lo que escribe un artista de primera debe ser publicado? Uno se ve obligado a recordar la moral de lo esencial que postula Milan Kundera como resistencia a la moral del archivo que impulsa la industria editorial (y que Kundera parangona con una fosa común, allí tampoco se hacen algún tipo de distingos). No obstante, existe un descargo válido para justificar la indiscreción de hurgar en los cajones de un muerto: el lector podrá hallar aquí algunos textos magníficos.

Incluye el primer tomo de los borradores de Saer un puñadito de cuentos excelentes (Febrero, El paso hacia el fin, A medio borrar, La habitación de la luz), epifanías semánticas, un delicioso manifiesto celinesco, giros poéticos deslumbrantes, la mejor defenestración de David Viñas que se ha escrito (¡lo compara con un pollo deshuesado!), meditaciones inteligentes, entre bastante hojarasca. Estamos ante el típico cajón de sastre. Pero el efecto estético viene garantizado. Los escritos provienen de uno de las sensibilidades artísticas más imponentes que ha generado la Argentina.

Establecen los cuadernos, con toda claridad, tres puntos: a) que Saer ya era un creador formidable antes de los treinta años; b) que el poeta Saer era muy inferior al narrador; c) que su marxismo era zonzo, pero  algunas de sus ideas generales alcanzaban la categoría de soberbias. Ciertas críticas al capitalismo o las admoniciones a sus pares (explica por qué nunca deben recibir dinero del Estado) no han perdido un gramo de frescura. "Para un intelectual serio la única táctica posible consiste en decir la verdad'', amonesta a nuestra Patria degradada esa sombra poderosa del pasado.

Guillermo Belcore
Publicado en el Suplemento Cultura del diario La Prensa.

Calificación: Bueno

PD: ¿Es este un libro necesario? No estoy convencido, en todo caso me parece recomendable para aquel que ya ha frecuentado a Saer, uno de  los autores imprescindibles de la Argentina. A los demás le diría: concéntrese en lo esencial, en lo acabado.

sábado, 16 de junio de 2012

Mentiras de verano


Bernhard Schlink

Anagrama. 258 páginas. Cuentos. Edición 2012.


“Todo lo que puede ser descripto puede suceder”
Wittgenstein

¿Puede uno hacerse amigo de un millonario? De alguien que tenga más dinero que el conveniente, que no conozca el precio del pan o el apremio de llegar a fin de mes. ¿Es posible enamorarse de una mujer rica, al punto de abandonar la antigua vida, las delicias de una existencia en un barrio de gente trabajadora? ¿Puede el amor superar el choque de culturas? Este es el núcleo incandescente del primer relato de un volumen que seduce por su elegancia, sensatez y buen gusto.

Berhard Schlink es otro escritor de moda. Juez de profesión (es un handicap, está acostumbrado a sopesar a las personas), su novela multipremiada El lector fue ovacionada por el público y la crítica en muchos países y se llevó al cine. También incursionó en el género policial y compuso una elogiada pieza de cámara sobre el terrorismo rojo. En esta ocasión, ensaya una disección del fenómeno del amor, tanto amor de pareja como hacia los hijos. El resultado es más que satisfactorio.

El libro nos permite oír las tribulaciones de un amante mentiroso, del marido enloquecido de una escritora famosa, del novio prófugo de una chica secuestrada por un jeque de Kuwait, de un catedrático de filosofía analítica que ha decidido suicidarse, sin decirle una palabra a su esposa, cuando el cáncer en los huesos se torne insoportable. Seguimos a un periodista que intenta descubrir quién es realmente su padre.

Los personajes son intelectuales (escritores, diplomáticos, músicos, científicos, profesores) que se enfrentan a situaciones límite, derivadas de los sentimientos. Son gente civilizada, reflexiva, que prácticamente nunca pierde la contención y los buenos modales (al menos en público). Su comportamiento es un bálsamo para los lectores de países colmados de guarangos, como la Argentina. La misma exquisita sobriedad caracteriza la prosa, lo cual, si bien eleva la legibilidad a un nivel óptimo, limita la belleza del texto. Un toque de exuberancia nunca viene mal. El señor Schlink dosifica bien el suspenso y prefiere los finales abiertos, para que el lector pueda quedarse dándole vueltas al asunto.
Guillermo Belcore
Publicado en el Suplemento de Cultura del diario La Prensa.

Calificación: Bueno

PD: Propongo una gema de Queen como banda de sonido del libro. Pinche aquí.


martes, 12 de junio de 2012

La guarida

Norman Manea

Tusquets. Novela, 337 páginas.


"Si uno encuentra libros y sueños, el mundo no merece ser despreciado y abandonado".

"Cualquier desvío es mejor que la ortodoxia"

N.M.

En la buhardilla de los sospechosos de Bucarest se leía -como resistencia al comunismo bizantino- una sospechosa fábula del Gran Ciego de Buenos Aires. Una frase robada a La muerte y la brújula es usada décadas después en Estados Unidos por una encantadora estudiante bosnia para amenazar a sus mayores. ¿Farsa, azar o conjura sangrienta? De hecho, un erudito rumano en el exilio es rematado a balazos mientras meditaba en el trono del baño.

Sí, gente amiga, Jorge Luis Borges honra las páginas de la última novela de Norman Manea (Bucovina 1936), acaso el más interesante narrador de Rumania, quien, dicho sea de paso, acaba de pasar por nuestra Feria del Libro. Fiel a la tradición centroeuropea, el peso de la Historia se percibe en la escritura de Manea. La prosa nerviosa, recargada de conceptos y recovecos, con cierto fulgor poético, recuerda el expresionismo de Don De Lillo. Ofrece material de primera mano sobre la represión del maligno régimen de Ceaucescu, la vida universitaria, el status del enfermo cardíaco. La trama narra, con meandros (¡­ojo!, uno puede perderse) la vida de un par de catadráticos judíos y rumanos, refugiados en Estados Unidos, el frenesí de un par de mentes atormentadas. Compiten por una mujer. La verdad se bebe a sorbitos.

Manea se las arregla para rendir homenaje a los popes de la cultura rumana. Mircea Eliade, con otro nombre, es un personaje secundario; el absurdo teatral de Ionesco aparece en los sueños de los protagonistas; Cioran, en la notable capacidad del autor para amonedar aforismos como éste: "amor: gemido del alma infantilizada''. O este otro: "El escepticismo es la única decencia''. Pero la sensación primordial que Manea desea transmitirnos es el azoramiento (y la admiración con reservas) del intelectual europeo ante la civilización estadounidense, esa Nueva Babilonia, idealista y pragmática, cínica y religiosa al mismo tiempo.

Guillermo Belcore

Publicado el domingo pasado en el Suplemento de Cultura del diario La Prensa bajo el título `Todo viene de la biblioteca'.

Calificación: Bueno

miércoles, 6 de junio de 2012

Raymond Bradbury (1920-2012)


"No creo en las universidades, sino en las bibliotecas"
Ray Bradbury

En 1950, el señor Raymond Douglas Bradbury vivía en California. Su esposa estaba embarazada y tenía sólo sesenta dólares en el banco. Un amigo le sugirió probar suerte en Nueva York. Cruzó un continente entero en ómnibus con una pila de cuentos sobre el regazo. “¿No escribe usted novelas?, le preguntaban, desdeñosos, los editores. Soy un velocista, no un corredor de fondo, respondía. Finalmente, el mandamás de Doubleday le propuso engarzar en una suerte de novela desvencijada todos esos relatos sobre Marte que Bradbury había publicado en revistas de mala muerte. “Redácteme un resumen, amigo, y si veo que es lo suficientemente bueno le daré unos setecientos cincuenta dólares como adelanto“, le propusieron. Ray trabajó toda la noche en el albergue de la Asociación Cristiana de Jóvenes. Así, nació Crónicas marcianas, uno de los mejores libros de todos los tiempos. Hasta Borges se enamoró de esa obra legendaria.

En el prólogo de las Crónicas Marcianas, Borges se preguntaba lo mismo que millones de lectores en más treinta idiomas: "como pueden tocarnos esas fantasías y de una manera tan íntima". También notó que los espléndidos relatos cortos de Bradbury suelen generar una vaga sensación de melancolía. Acaso porque van -con palabras y planteos sencillos- al hueso de la oscura condición humana. En cambio, los ensayos del enorme moralista desbordan de optimismo, transmiten alegría entre ramalazos de nostalgia. 

Como en el caso de Faulkner o Thomas Mann, la producción de RB puede considerarse como una literatura en si misma. No fue un gran estilista, pero su prosa, repleta de giros coloquiales, tiene una frescura cautivante. Su imaginación fue olímpica, bullía de ocurrencias. Imaginó que un hombre viaja al pasado y pisa sin querer una mariposa: cuando retorna al presente descubre que toda la organización política y social de su tiempo se ha envilecido. Recreó la clonación de Laurel y Hardy para curar una epidemia de tristeza en los planetas. Ideó una casa donde conviven distintas edades de una misma persona. Pensó que el Universo es imposible y que nosotros somos su prolongación. Nos enseñó que el Estado es el peor enemigo de la creación artística."Yo no escribi Fahrenheit 451 para predecir el futuro", explicó RB una vez. "Lo escribí para prevenir el futuro".

Obviamente, la mayoría de las cosas que predijo Bradbury nunca ocurrieron (a todos los escritores de sci-fi le pasó lo mismo). Pero hoy la prensa estadounidense recuerda que uno de sus cuentos, por lo menos, anticipó el mundo siniestro post 11-S. En El peatón de 1951 a un ciudadano le agradaba más que nada en el mundo salir a caminar sin rumbo fijo de noche por su vecindario. La policía lo detiene y el no puede explicar adecuadamente por qué estaba fuera de su casa en una fria noche de otoño. El pobre Leonard Mead es recluido sin miramientos en un Centro de Investigación Psiquiátrico de Tendencias Regresivas.

Los mejores libros de RB datan de los años cincuenta, pero engendró argumentos imperecederos hasta el fin de su vida. Fue un autor de culto en todo el planeta y en 2006 deslumbró a los argentinos en la Feria del Libro. Aquí dijo que uno de los secretos de su longevidad era escribir todos los días. Como Onetti, prefirió pasar buena parte de su existencia en la cama. Se ha escrito que Bradbury torno respetable a la ciencia ficción y que sus trabajos reflejaron como pocos la paranoia y la ansiedad estadounidense del siglo XX. Influyó en cientos de personalidades desde Stephen King hasta Mijail Gorbachev. Alguna mente afiebrada sostendrá, no obstante, que Bradbury hizo sólo literatura para niños. Nada que ver. Su escritura fue tan legible y sus verdades y emociones tan directas que hasta un niño podría entenderlas. Los adultos ya lo echamos de menos.
Guillermo Belcore
Publicado  en el diario La Prensa bajo el título 'La conciencia de la tecnomodernidad'

sábado, 2 de junio de 2012

Civilizacion


Niall Ferguson

Debate. 509 páginas. Edición 2012. Ensayo de Historia.


“Hoy, como en 1938, la mayor amenaza a la civilización occidental no proviene de otras civilizaciones sino de nuestra pusilanimidad y de la ignorancia histórica que la alimenta”.
N.F.

Entre todos los asuntos internacionales que hoy discuten los estrategas y la comunidad de eruditos, es muy probable que el más acuciante sea éste: ¿Estamos viviendo el final de quinientos años de supremacía occidental? El presente libro, tan ameno como riguroso, ofrece una respuesta. Y como bonus track trae una teoría sobre el ciclo de las civilizaciones (como todos los sistemas adaptativos complejos, las civilizaciones funcionan en aparente equilibrio durante un período impredecible; y luego, de manera abrupta, se desmoronan. Los cambios son repentinos).


Niall Ferguson, joven catedrático mediático de Harvard y de Oxford, escudriña al pasado para comprender el presente. “Me he formado la firme opinión de que la gente que vive actualmente presta una insuficiente atención a los muertos”, sostiene. Su aporte intelectual es la definición de seis ‘aplicaciones demoledoras’ que permiten comprender por qué un puñado de belicosas, malolientes e innovadoras naciones del extremo occidental de Eurasia dominaron el planeta a partir del año 1.500 DC. A saber: competencia, ciencia, imperio de la ley, medicina, sociedad del consumo, ética del trabajo. La descripción del impacto de estas killers aps responden los interrogantes fundamentales de los últimos cinco siglos. Por ejemplo, ¿por qué China se había retrasado?; o ¿por qué el Imperio Otomano se desplomó?; o ¿por qué la democracia y el capitalismo no echaron raíces en América latina?; o ¿qué tiene la ropa occidental que resulta universalmente irresistible?


Atento a la circunstancia de que el pueblo perdona cualquier cosa excepto que no se lo entretenga, Ferguson hilvanó un relato (palabreja de moda en la Argentina). El ensayo puede ser leído, también, como una refutación a los tomos de Eric Hobsbawn o de cualquier otro historiador “esclavizado por Marx”. El autor odia cualquier clase de determinismo histórico, pone el acento en la importancia de las ideas en el cambio. El suyo es una suerte de conservadurismo convincente que explica la decadencia occidental, entre otras razones, como el producto de la declinación moral que ha traído aparejada el ocaso de la religión y de la ética del esfuerzo laboral. Al fin y al cabo, casi nadie en esta mitad del mundo trabaja, estudia o investiga como un chino.

Guillermo Belcore
Publicado en el Suplemento de Cultura del Diario La Prensa, bajo el título 'El crepúsculo de una era'.

Calificación: Muy bueno