Juan José Saer
Seix Barral. 388 páginas. Edición 2012

Incluye el primer tomo de los borradores de Saer un puñadito de cuentos excelentes (Febrero, El paso hacia el fin, A medio borrar, La habitación de la luz), epifanías semánticas, un delicioso manifiesto celinesco, giros poéticos deslumbrantes, la mejor defenestración de David Viñas que se ha escrito (¡lo compara con un pollo deshuesado!), meditaciones inteligentes, entre bastante hojarasca. Estamos ante el típico cajón de sastre. Pero el efecto estético viene garantizado. Los escritos provienen de uno de las sensibilidades artísticas más imponentes que ha generado la Argentina.
Establecen los cuadernos, con toda claridad, tres puntos: a) que Saer ya era un creador formidable antes de los treinta años; b) que el poeta Saer era muy inferior al narrador; c) que su marxismo era zonzo, pero algunas de sus ideas generales alcanzaban la categoría de soberbias. Ciertas críticas al capitalismo o las admoniciones a sus pares (explica por qué nunca deben recibir dinero del Estado) no han perdido un gramo de frescura. "Para un intelectual serio la única táctica posible consiste en decir la verdad'', amonesta a nuestra Patria degradada esa sombra poderosa del pasado.
Guillermo Belcore
Publicado en el Suplemento Cultura del diario La Prensa.
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