Julio Cortázar
Editorial RM. 220 páginas. Edición 2010
Así como el adolescente adinerado abraza una rebeldía superflua, se arruina el aspecto, y se camufla con ropas que emulan la indigencia, Julio Cortázar construyó a fines de los sesenta una nueva identidad transgresora. Aupado por el éxito de Rayuela, el genial literato mutó su figura pública en intelectual comprometido con las luchas y los regímenes de izquierda y en creador infantiloide y juguetón que quiebra tabúes y compone en estado de trance. Esa estrategia de autofiguración -cuya palabra clave fue cronopio- se plasmó en dos libros-almanaque, o polilibros, o libros de uso variable, uno de los cuales acaba de reimprimirse en China por encargo de una editorial mexicana.
Ultimo round es un libro-objeto muy hermoso. Contiene, en realidad, dos volúmenes en uno (planta alta y planta baja), adornados con dibujos y fotografías. Su índole fragmentaria permite que pueda iniciarse la lectura en cualquier punto. Trae misceláneas; cuentos y escritos autobiográficos; poemas buenos, muy malos o que descaradamente imitan a Borges; citas virtuosas o irrelevantes; homenajes a un gato y a franceses de moda; mofas y parodias sin encanto alguno; un ensayo sobre el cuento breve (lo mejor de todo); dos reflexiones totalmente desactualizadas sobre el estado del intelectual latinoamericano y sobre el subdesarrollo de la narrativa erótica al sur del Río Bravo.
La prosa torrencial o coloquial de Cortázar es placentera. Las rupturas narrativas y los jueguitos de palabras, en cambio, aburren, pues tienen un aire de artificio banal. El contenido, a grandes trazos, está regido por la intrascendencia y por la sensiblería; además, por un narcisismo inane. Mi pecado dice yo, apostilló alguna vez Simone Weill. En literatura también, añade este blog. Cuando el objeto-libro se convierte en una pose, en una escenificación como la que encontramos aquí, el objeto-libro causa fastidio.
Guillermo Belcore
Publicado en el Suplemento de Cultura del diario La Prensa.
Calificación: Regular
PD: No es un libro barato y eso que lo imprimieron en la omnipresente China, para pánico de nuestra querida industria editorial
La otra campana: Para mí, esta obra sesentista es bella pero tonta, como cierta estirpe de personas. Empero, un colega de Perfil la calificó de “absolutamente excitante y embriagadora”.
1 comentario:
Soy un apasionado lector de Cortázar! Ah Rayuela de mis entretelas¡¡ cuántas veces habré leído esa novela ejemplar. Sin embargo he hecho varios intentos para dar término a alguno de los dos volúmenes en los que se divide esta novela en la colección que yo tengo y no he logrado pasar de las cuarenta primeras hojas.
Me aburrió siempre que lo intente. Hoy ya es un reto olvidado.
Un saludo
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