Argumento número treinta y tres
Kurt añora a sus padres muertos, en especial a su papá. Confía en reencontrarlos en el Cielo para ser buen amigo de ellos. Los halló, pero no como esperaba. En el Paraíso la gente puede elegir la edad que quiera, siempre que la haya experimentado en la Tierra. El padre de Kurt decidió tener sólo nueve años. A esa edad parecía un lémur, todo ojos y manos; era un niño raro, insoportable para muchos mayores; a los abusones les gusta atormentarlo, incluso en el Cielo; suelen arrojarlo por la boca del infierno. El alma de Kurt eligió tener cuarenta y cuatro años y la irritación con su padre se transforma en bochorno y furia. Fue a quejarse a su madre, pero ella alega que no sabe nada sobre ambos pues prefirió tener dieciséis años y a esa edad en la Tierra aún no los conocía. Así que a Kurt, exasperado, sólo le queda aguantar a su padre y gritarle: “¡Háceme el favor de crecer, papá!”.
Encuentro este hermoso argumento en el prólogo de Pájaro de celda, soberbia obra de Kurt Vonnegut que La bestia equilatera acaba de reimprimir. La comentaré en breve. La introducción es -como suele ocurrir con Vonnegut- tan sabrosa como la novela misma. El escritor estadounidense explica que una vez trató de escribir un cuento sobre el reencuentro entre su padre y él en el Cielo. Terminó el borrador inicial, pero no pudo concluirlo. El desenlace era perverso, “como suele ocurrir con los relatos sobre gente real que hemos conocido”. ¡Qué lástima! Hubiera sido un gran cuento.
2 comentarios:
Al modo cervantino siempre intercala narraciones o argumentos. En Galápagos pone en la pluma de Kilgore Trout gran cantidad (creo que es donde hya más).
Estimado:
Kilgore Trout aparece en esta novela también!
Abrazo
G.B.
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