Uno de los placeres de esta Tierra es tumbarse en la cama a leer en un atardecer de primavera u otoño con la ventana del dormitorio abierta de par en par y con la música llegando vigorosa desde el equipo de música del living. Hay un agrado profundo en ir alternando la atención entre el ojo y el oído. Me he estado formulando una pregunta: ¿cuál es la música más apropiada para consagrarse a la lectura? A priori, uno pensaría en Bach, Handel o Pachelbel. La música del Barroco fue compuesta, según he leído, como un telón de fondo, como una agradable compañía que endulzara pero no perturbase los banquetes o las reuniones de Estado de nobles, obispos o monarcas. Ellos discutían, negociaban, maquinaban, mientras un cuarteto de cuerdas interpretaba. Pero ya no. Yo pienso que cualquier acompañamiento sonoro es ideal para un buen libro. Uno puede deleitarse con las cartas que Seneca escribía a sus amigos imaginarios mientras corre AC/DC. Cuestión de gustos.
Pero se me ha ocurrido también que cada libro debe tener una canción que lo acompaña y lo potencia. De eso se trata esta delirante entrada. De proponer el juego al que me he entregado los últimos días con mi enamorada, música de profesión. Asignarle por proximidad o analogía una banda sonora a cada una de las novelas que nos han marcado. Un juego de correspondencias obvio en algunos casos, absolutamente arbitrario en otros. Pero sirve para pensar. A continuación, los resultados de una exótica reflexión sobre música y literatura:
1) Lovecats:
No recuerdo de dónde demonios lo saqué, pero una vez dije en una conversación, con la convicción de los ignorantes, que Haruki Murakami es el Robert Smith de la literatura. Ahora que lo pienso, también puede postularse lo contrario: The Cure (el primer The Cure, obviamente) es el Murakami del rock. Ambos tienen un estilo clarísimo, inconfundible, simple sólo en apariencia, con una gran potencia expresiva, con giros deliciosos. Ambos tienen la cualidad del encantador. Ambos aman a los gatos. Por eso concluyo que la lectura de Kafka en la orilla, donde los felinos juegan un papel importante, debe ser acompañada por Lovecats (www.deezer.com/#music/album/119571).
Debo confesar que en este asunto de Smith, tocó sólo de oído. Pero conozco un experto sobre la sublime banda británica. Acaso la mejor vivisección de The Cure se haya escrito a orillas de lago San Roque (http://criticacreacion.wordpress.com/2008/12/27/fit-reborn/). Temo que el colega Roberto Giaccaglia considere disparatada la comparación entre Murakami y Smith.
2) Zombie
El alma de Irlanda (resentida, católica, ultrajada, orgullosa) está encerrada en un magnífico libro que leí este año. Los cuentos completos de John McGahern (Adriana Hidalgo editora) demandan una melodía que exprese dolor en carne viva. Nunca me gustó U2, tampoco he explorado la música celta. Propongo a Zombie, la célebre creación de The Cranberries (http://www.youtube.com/watch?v=5CNMJSXSsFw). Las crudas guitarras y la voz lastimera de Dolores O’Riordan, con sus pistolas y sus bombas en tu cabeza, en tu cabeza, me provocan una sensación de injusticia similar a los escritos de McGahern. Como se recordará, el tema musical de 1993 evoca una matanza perpetrada por los británicos en la isla en 1916.
3) I love to hate you
El pasaje más conmovedor de ¿Dónde andará Dulce Veiga?, magnífica novela del bras

4) TV divina Führer - Me matan limón
Tengo para mí que en una o dos décadas a lo sumo los chicos estarán desmenuzando en las aulas o los claustros universitarios las letras de Carlos El Indio Solari. No me parece descabellado sostener que la poética de Los redonditos de ricota está a la altura de un Lamborghini, un Girondo, o un Carlos De La Púa. Solari ha forjado estrofas perfectas. Como ésta que despedaza a Michael Phillip Jagger:
“Ahora el tipo arropa como un bolchevique
Y con la soga al cuello va…
Un viejo limón le banca la parada
(¡el del “bisnes” ya no es él!).
La erudición de El Indio siempre me ha cautivado. Atesoro para mis argumentaciones de cristiano un verso que realza Motor psico, acaso el tema más dulce de toda la producción ricotera: “Mi Dios no juega a los dados, quizás esté a mi favor”. No sólo es una referencia a la famosa frase de Einstein, también es una inequívoca declaración de principios. Si el azar no rige mi destino y Jesús camina a mi lado, la plegaria tiene sentido. El no creyente puede, al menos, colegir que se trata de una ficción muy tranquilizadora.
La producción de Los Redondos está esmaltada con decenas de estas gemas. Pero vamos al punto. Creo que la mejor banda de sonido para Realidad de Sergio Bizzio es Divina TV Führer (http://www.youtube.com/watch?v=B7vj5qZ3wmw). He disfrutado en uno y otro artista el mismo espíritu satírico para despellejar el mundo de la televisión. Aplican ambos -copio al doctor Johnson- el mismo procedimiento artístico para censurar ingeniosamente la estupidez o la maldad. He aquí la letra de la canción:
“Me voy a ahogar!
¡Me voy a pique! ¡Glu-glu!
¡Me está por hundir mi fiel fantasma Bu-Buuu!

Si no me protege el empleado mayor
(que proyecta todo el tiempo mi televisor)
seré promovido para Navidad
¿Cómo no se nos ocurrió?
Voy a exagerar, mi fiebre no es tan alta
Esta es la peor cita (es una cita a ciegas)
¡Al planeta un bombazo le vamos a dar!
(Para que no nos moleste nunca más)
Seré promovido para Navidad
¿cómo no se nos ocurrió?
¿No vas a esperar que enfríen a tu amigo?
si ya conocés la forma novedosa
¡Divina TV Führer mi amor!
(donde quiera que vaya, Eveready estará...)
Seré promovido para Navidad
¿cómo no se nos ocurrió?”
Asimismo, Los Redondos podrían musicalizar una estupenda novela de la colombiana Laura Restrepo. Leopardo al sol reinventa bajo el sol del Caribe la guerra eterna entre Montescos y Capuletos. Narra la lucha demencial entre dos clanes del narcotráfico. Solari también ha escrito sobre la muerte de un famoso mafioso de las drogas. Me matan limón! -incluida a cuento de nada en el álbum conceptual Luzbelito- nos aproxima a la agonía de Pablo Escobar Gaviria en un tejado traicionero de Medellín (http://www.youtube.com/watch?v=gJ6Jpve1Re4). Limón era su guardaespaldas de confianza. “Nunca pudo llorar, ni soñar al dormir/pero sabe que las dos es tarde ya” (la hora en que lo acribillan a balazos).
Obsérvese la sofisticación de esta estrofa:
“Todo el bloque, Limón, / Nuestra gente, no,
baila y canta, mi Dios! / no quiere escuchar
cumbias y merengues crueles otra vez! “
Se construye con dos voces distintas (el Bloque era el grupo de elite creado por el gobierno colombiano para destruir los carteles de las drogas), dos microrrelatos paralelos: el Estado vs. la gente sencilla que ama a los enriquecidos con el crimen o bien no desea escuchar más cumbias y merengues crueles otra vez. Una exquisitez ricotera.
5) Las otras
Si detalló aquí cada una de las asignaciones que hemos encontrado, esta entrada sería absurdamente larga y tediosa. Menciono pues sólo tres más. A La chica que soñaba con la cerilla y el bidón de gasolina le corresponde Where do you sleep last night de Nirvana (pero el del MTV Unplugged, el mejor de la historia, quizás). La conjura de los necios viene con Neon Bible de Arcade fire (¡Hay una versión interpretada en un ascensor! http://www.youtube.com/watch?v=wjxef8AfVQg). Y El mejor mundo posible de la italiana Milena Agus debe ser servido con Lo artesanal, pieza despareja de Cristián El Pity Alvarez, otro poeta maldito.
PD: La banda sonora de este artículo es la siguiente:
http://www.youtube.com/watch?v=tt8d3Shlfrg