1) Contraluz, de Thomas Pynchon
(Tusquets, 1.337 páginas, 2010).
Hemos conjeturado en este blog que la producción del mejor literato estadounidense vivo es una suerte de Enciclopedia Británica convertida en Alta Literatura. En esta colosal novela -acaso su magnum opus- el eremita más famoso se concentra en el ocaso de la era decimonónica (o aristocrática), período que va desde la Exposición de Chicago de 1893 hasta la Primera Guerra Mundial. Y se obsesiona con el tiempo, la luz, la resistencia al capitalismo, la guerra, el espionaje y las matemáticas, en una trama con personajes y estilos paródicos que -tal como es costumbre en el universo pynchoniano- se mueven en una protorrealidad. Contraluz es para lectores pacientes y curiosos. No hay página, prácticamente, que no encierre un goce estético o intelectual.
2) Diarios, de Adolfo Bioy Casares
(Planeta, 691 páginas, 2011. Edición minor al cuidado de Daniel Martino).
La sublime joya que la literatura argentina nos ofreció en la segunda década del siglo fue, en realidad, el compendio de una obra anterior de 1.700 páginas. Abarca 40 años de feliz amistad intelectual entre dos genios. Es un resumen pródigo en maravillas, ingenio y caprichos (incluso malévolos) que se concentra en Jorge Luis Borges; en sus anécdotas deliciosas, su inteligencia olímpica, su acomplejada humanidad, su capacidad sin par para destruir una reputación con una frase más venenosa que la mordedura de una cobra. Podría decirse que los diarios abreviados de Bioy Casares son el súmmum tanto de la crítica literaria como del arte de injuriar. Hay personajes cómicos como un vanidoso llamado Ernesto Sábato.
3) 22/11/63, de Stephen King
(Plaza & Janes, 858 páginas, 2012).
El profesor Jack Epping quiere evitarle a su patria el desastre de la Guerra de Vietnam. Viaja en al pasado para cambiar el curso de la Historia, debe impedir que un mequetrefe llamado L. H. Oswald asesine al presidente Kennedy. Sobre este maravilloso supuesto, el rey del terror edificó acaso su obra maestra. 22/11/63 es tanto una magnífica reconstrucción social y cultural de la primera mitad del siglo XX como una muy ingeniosa vuelta de tuerca en la subespecie Viajes en el tiempo. Además, se asoma con cautela e inteligencia al enigma por excelencia de la historia contemporánea de Estados Unidos (al parecer, la aburrida Comisión Warren tenía razón).
4) La poesía del pensamiento. Del helenismo a Celan, de George Steiner
(Fondo de Cultura Económica, 231 páginas, 2012).
No existen diferencias esenciales entre filosofía y poética (al fin y al cabo ambas son las creaciones lingüísticas más valiosas). Sea o no verdad la hipótesis que formularon Montaigne, Borges y Heidegger entre otros, las conexiones sinápticas entre uno y otro campo son innegables. Quién mejor para explorarlas que George Steiner (Viena, 1929). En este ensayo crepuscular el último de los eruditos de la critica literaria revisa 2.500 años de interacciones y rivalidades entre poetas, novelistas o dramaturgos, por una parte, y pensadores declarados por la otra. El recorrido es fascinante (a Borges le dedica seis carillas). Como se sabe, el pensamiento serio, bellamente expresado, es poco frecuente.
5) Antigua luz, de John Banville(Alfaguara, 295 páginas, 2012).
No hay mejor estilista, hoy, que John Banville. El literato nacido en Wexford, Irlanda (1945), es un demiurgo formidable que describe, retrata, medita y hace poesía con objetos y situaciones corrientes de una manera tan exquisita que, sinceramente, reconforta el alma. Lo corrobora en esta consternada evocación de un amor adolescente. Alex Cleave, un actor de teatro que ya pinta canas, se había enamorado cuando era un muchachito de la madre de su mejor amigo, una matrona de pueblo. No fue un amor platónico. Hay que destacar, por otra lado, que Banville exploró el género policial durante la década bajo la máscara de Jonathan Black. Sus destellos de lirismo puro de John Banville, evidencian el mysterium tremendum de la metáfora.
6) En la orilla, de Rafael Chirbes(Anagrama, 417 páginas, 2013).
He aquí la gran novela de la crisis española. El truco, estupendo, de don Rafael Chirbes (1949-2015) es pintar un fresco mientras hacen correr los más variados asuntos sobre los rieles del escrutinio filosófico y poético. Las pepitas temáticas siempre resultan interesantes. Relaciones familiares, el pasado reciente y remoto de España, la dependencia con el dinero, el barullo contemporáneo, la senectud como degradación, la necesidad del amor (si es que existe) son sopesados por una mirada exigente que considera al ser humano, básicamente, un "malcosido saco de porquería". Escuchamos la voz de un fracasado, el empresario Esteban, en trances de suicidio. La novela envía una sonda a las profundidades del individuo, la comarca, el país y la vida moderna, en general. Juan Benet era la referencia primordial de Chirbes.
7) Las varonesas, de Carlos Catania(Las cuarenta, 504 páginas, 2015)
Santa Fe encierra un secreto. Vive allí el autor de una de las pocas novelas oceánicas imprescindibles de la Argentina. Las varonesas tuvo la mala suerte de tropezar con la censura de la última dictadura militar, pero Roberto Bolaño la elogió en un ensayo y una feliz cadena de coincidencias derivó en su reimpresión hace cuatro años. La primera ficción de Carlos Catania se engarza en el hilo atormentado Celine-Faulker-Onetti-Benet. Gira en torno a una familia santafesina, signada por la demencia y la desmesura. Es posible colegir que la narrativa doméstica nunca ha abordado con tanta lucidez y con semejante panoplia de recursos estéticos y filosóficos los tremendos temas del incesto y la guerra sucia como lo hizo Catania.
8) Perfidia, James Ellroy
(Literatura Random House, 780 páginas, 2015).
El más inquietante escritor estadounidense de novela negra nos lleva a 1941, a los días tumultuosos de Pearl Harbor, en esta monumental precuela de sus obras más celebradas. Hay un agrado en reencontrarse con los personajes de L.A. Confidencial o de la Trilogía Americana, que interactúan con personajes reales como Bette Davis o el alférez JFK. James Ellroy coloca la lupa sobre el Departamento de Policía de Los Angeles, un nido de víboras, gorilas analfabetos en la base y barones feudales en la cima, obsesionados por aprovechar cualquier resquicio para hacer dinero sucio. "Brutal" es, por cierto, la palabra más usada en una trama que desborda de sucesos. No obstante, Perfidia es por encima de todo una gran novela de personajes.
9) 4321, de Paul Auster
(Seix Barral, 957 páginas, 2017).
Olvídese de su inane producción anterior. Si la posteridad juzga a Paul Auster por 4321, llegará a la conclusión de que fue uno de los grandes literatos de su tiempo. Como Tolstoi. En efecto, su mejor novela puede encuadrarse en una tendencia estupenda que ha ganado terreno en Estados Unidos, tanto por razones de estilo como comerciales (un bestseller tiene que ser "una maratoniana orgía lectora"): los literatos consagrados y las nuevas estrellas vuelven la vista hacia los procedimientos del siglo XIX. Aquí lo novedoso es que vemos a un mismo personaje -Archie Ferguson- en cuatro universos paralelos, con sutiles variaciones, por ejemplo la muerte temprana del padre. Las cuatro historias conforman un descomunal fresco de la cultura, la política, los deportes y las costumbres de los años cincuenta y sesenta.
10) La frontera, de Don Winslow.
(Harper Collins, 967 páginas, 2019).
¿Sabe usted cuál es la contienda bélica más larga que ha librado Estados Unidos en su historia? Respuesta: la guerra contra las drogas. Cincuenta años, más los que resten. Otra pregunta: ¿Quién es el escritor que mejor ha narrado esta tragedia? Respuesta: Don Winslow (Nueva York, 1953). Este año llegó a la Argentina el último tomo de la trilogía de Winslow sobre las guerra contra y entre los carteles mexicanos. La frontera es un cierre magnífico de una de las más ambiciosas aventuras narrativas de nuestro tiempo. La trama es cautivante y aporta una tonelada de datos sobre el fin de la Pax Sinaloense, la matanza de estudiantes de Ayotzinapa, el tren La Bestia, la llegada al poder de Donald Trump y la epidemia de opiáceos en la Unión. Literatura de ideas y literatura didáctica, muy bien documentada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario