Ray Bradbury
Editorial Suma. Ensayo sobre literatura, 284 páginas. Edición 2009. Precio aproximado: 45 pesos.
En 1950, Ray Bradbury vivía en California. Su esposa estaba embarazada y tenía sólo sesenta dólares en el banco. Un amigo le sugirió probar suerte en Nueva York. Cruzó un continente entero en ómnibus con una pila de cuentos sobre el regazo. “¿No escribe usted novelas?, le preguntaban, desdeñosos, los editores. Soy un velocista, no un corredor de fondo, respondía él. Finalmente, el mandamás de Doubleday le propuso atar en una suerte de novela desvencijada todos esos relatos sobre Marte que Bradbury había publicado en revistas de mala muerte. “Redácteme un resumen, amigo, y si veo que es lo suficientemente bueno le daré unos setecientos cincuenta dólares como adelanto“, le propusieron. Ray trabajó toda la noche en el albergue de la Asociación Cristiana de Jóvenes. As¡, nació Crónicas marcianas, uno de los mejores libros de todos los tiempos. Hasta Borges se enamoró de esa obra legendaria.
Anécdotas deleitosas como ésta sazonan Bradbury habla, una colección de ensayos informales inspirados en las ideas y las experiencias del más famoso autor de ciencia ficción. La prosa, repleta de giros coloquiales, tiene una frescura cautivante. Es la antítesis de esa pesada maquinaria que estropea los ensayos formales o los textos de los faisanes dorados que emulan a pensadores franceses. Bradbury, un optimista incorregible, transmite la alegría que surge del acto de escribir. La urgencia por decir, narrar, describir, opinar estrangula al estilista. ¿Templar una frase? ¿Corregir la puntuación? Por favor‚ déjense de tonterías.
Bradbury divaga sobre escrituras, ficciones, personas famosas, París y Los Angeles. Evoca su lucha cuerpo a cuerpo con el guión de Moby Dick (ganó Ray). Postula que ser humano significa purificar la sangre de toda violencia. Anticipa que nuestros amados perros están transitando su camino hacia la humanidad. Ya sienten la diferencia entre el bien y el mal, conocen la culpa y sufren tristeza. ¿Si alguna vez nos extinguimos, surgirá una civilización canina?
Guillermo Belcore
Esta reseña se publica en los suplementos de Cultura de La Prensa y La Capital de Mar del Plata.
Calificación: Bueno
PD: Creo que podría ser amigo de Bradbury. Me parece un tipo delicioso, de esos con los que se puede conversar durante horas y nunca aburrirse. Oigan esta estrofa que escribió:
“Así que no juzguen a una raza de arañas.
Porque no tenga vuestro rostro.
Detrás de vuestros ojos puede acechar un enemigo
Mucho peor de lo que conoce un lagarto”.
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