Daniel Defoe
La Bestia Equilatera. Novela, 452 páginas. Edición 2009
Que un libro escrito hace casi trescientos años con pluma de ganso y propósito edificante logre atrapar hasta el final a un fatigado lector del siglo XXI, corrobora que el genio no tiene fecha de caducidad. El rescate de la más ambiciosa obra de Daniel Defoe (Londres 1660-1731) es una magnífica noticia. Apologista de la recta conciencia y reformador social con la estrecha visión de un clérigo temeroso de Dios, Defoe fue un pionero de la novela moderna. Fue, por encima de cualquier otro rasgo, un enorme escritor.
El libro narra, en falsa primera persona, la historia de una amante afortunada. Lady Roxana nació en Francia pero fue llevada de niña a Inglaterra. A los quince años se casó con un eminente cervecero (un cabeza hueca) que la abandonó con cinco hijos. Conoció la miseria hasta que se degradó en amante de un joyero. Enviudó en Francia, donde un príncipe la convirtió en su querida. Se sucedieron en la cama un honesto comerciante holandés y un petimetre de la corte inglesa. Finalmente, nuestra pecadora mutó de dama de placer a mujer de negocios y condesa atormentada por su pasado.
La literatura de Defoe hace discursos y acuña sentencias para alertar sobre la ceguera de la humanidad. Quiso aquí denunciar el parasitismo, la concupiscencia y el orgullo. Otros subtemas interesantes son la bastardía, las injustas leyes maritales y la dignidad de la libertad femenina. Alivia el barroquismo moral, la claridad de un estilo típicamente inglés. La redundancia, el estereotipo, la ñoñería (se iguala el sexo con el mal) nunca llegan a estropear la felicidad de la lectura. Y hay pasajes de imperecedera vigencia. Se les recomienda, por ejemplo, a los chicas que, en nombre del cielo, nunca se casen con un tonto: “Con otros maridos quizás serán infelices, pero con un tonto serán miserables; con otros esposos quizás serán desdichadas, pero con un tonto lo serán indefectiblemente. Todo lo que hace es tan extraño, cada cosa que dice es tan vacía, que una mujer con algo de cerebro no puede menos que sentirse hastiada y harta de él veinte veces al día. ¿Habrá algo más espantoso para una mujer que llegar en compañía de un hombre apuesto y galante y tener que sonrojarse cada vez que el susodicho caballero abre la boca?”.
Guillermo Belcore
Este comentario se publica en los Suplementos de Cultura de La Prensa y La Capital de Mar del Plata, el domingo 8 de octubre.
Calificación: Bueno
PD: Los tiempos aún no estaban maduros, pero Roxana prefigura de, alguna manera, la novela libertina. Defoe, el pacato comerciante que quiso ser clérigo, no se animó a ser explícito, pero me da la impresión de que las imágenes sexuales estaban vívidas en su mente mientras escribía. ¡Tres hurras por LBE! Novelas como ésta nos permiten abandonarnos al placer de la lectura.
1 comentario:
Pues voy a hacerle caso de nuevo. No había vuelto a leer a Defoe desde la infancia, como quien dice, pero hace poco encontré Las aventuras del capitán Singleton y me lo pasé divinamente.
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