viernes, 4 de junio de 2010

Blues

Edgardo Cozarinsky
Adriana Hidalgo editora. Autobiografía, 135 páginas

El Islam sostiene que el Corán es eterno y no fue creado. Sin llegar a tanto, casi todas las culturas antiguas han imaginado que un libro también puede ser un objeto sagrado. Algo de la veneración se filtró a los tiempos modernos y hoy millones de personas en todo el mundo sentimos una piedad reverencial hacia ese invento maravilloso. Por tal motivo, hay que ser muy prudentes con lo que se encierra entre las tapas y el lomo, no sea cosa de defraudar al lector apasionado. Textos que han nacido para la apresurada y distendida lectura de un blog o de un diario de la mañana no deberían, salvo casos excepcionales, convertirse en libro. Pierden así toda su gracia, tergiversan su razón de existir, urden un tapiz invertebrado. He aquí un caso.

Eduardo Cozarinsky ha considerado necesario recopilar una serie de artículos periodísticos y textos menudos que había acumulado durante años. Lo mejor que puede decirse de ellos es que están muy bien escritos. Algunos se rigen por el método de la libre digresión, otros son meras evocaciones. El autor da pruebas de ser un hombre muy culto, pero sus ideas no van más allá del tópico progresista, con la excepción de ciertas pinceladas de saludable antiperonismo (lo hay deletéreo también). Propone, en tren de broma supongo, convertir en comida para perros a los periodistas del Opus Dei que se oponen a las bodas entre homosexuales.

El volumen incluye una ristra de homenajes, que flaquea un poco por el enorme narcisismo de la prosa. Cozarinsky rememora sus impresiones de Silvina Ocampo, Pepe Bianco, Susan Sontag y Enrique Pezzoni, entre otros. Hay alguna anécdota divertida, algún dato no muy divulgado, la denuncia de famosas canalladas, loas a la virtud, nada del otro mundo. Es decir, son temas y enfoques que si bien suelen enaltecer el diarismo, no tienen mayor relevancia en el formato libro.
Guillermo Belcore

Calificación: Regular

La otra campana: Quisiera insistir en un punto: la autobiografía es interesante cuando al narrador le han ocurrido cosas interesantes en su vida. No es este el caso, creo. Empero el libro le ha resultado encantador a lectores eminentes. El profesor Daniel Link sostiene que Cozarinsky "siempre modifica la manera en que pensamos nuestra relación con el mundo". En un blog muy respetable también se han vertido elogios. Revista Ñ, incluso, pensó que merecía una entrevista.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Buena reseña señor Belcore. Personalmente pienso que Cozarinsky es un autor sobrevalorado. Es una gallina pintada que si la despluman no queda gran cosa: una colección de nombres eminentes, nada más. Recuerdo "El museo del chisme" (libro similar a este, al parecer), que era basicamente un ensayito anticuado y varias anécdotas o chismes sobre famosos. Banal.