sábado, 5 de junio de 2010

Milenio

Tom Holland
Planeta. Ensayo de historia, 548 páginas. Edición 2010. Precio aproximado: 95 pesos

La obsesión por el parteaguas es uno de los rasgos más desagradables de los historiadores que persiguen la fama. Cualquier figurín cree haber inventado la pólvora. Tom Holland (Oxford, 1968) plantea en este ensayo ambicioso y entretenido que Occidente es Occidente gracias a un hecho marginal y olvidado de la Edad Media: la cumbre en enero de 1077 entre San Gregorio VII y el rey alemán Enrique IV. El libro atribuye a la Humillación de Canossa, a sus antecedentes y consecuencias, una importancia similar a la Reforma y la Toma de la Bastilla. ¿Pero qué ocurrió en el nido de águilas de Reggio Emilia? El Papa, “un revolucionario a la altura de un Lenin o un Lutero“, instauró “el orden correcto en este mundo”. Toda la cristiandad se dividió en dos: un reino espiritual y otro secular. Se estableció para siempre algo que no tenía antecedentes en el catolicismo ni en ninguna otra cultura: la escisión de la Iglesia y del Estado, dos reinos gemelos que deberían existir por separado. Sin Canossa, sostiene muy serio Holland, no hubiera existido Voltaire ni hoy podría hacerse justicia con las personas que prefieren la homosexualidad.

Si el lector obvia la tesis disparatada de que Canossa fue el hecho más relevante de la historia occidental, absuelve cierta tendencia a la exageración y soporta a pie firme la pobreza de la expresión y el tonito populachero típico de los canales de cable, se quedará con un libro de historia bastante ameno. Holland se concentra en los hechos tremendos y los personajes espeluznantes. La época del Primer Milenio se caracterizó por su elevadísimo grado de crueldad, con matanzas por doquier, mutilaciones y torturas pedagógicas, pueblos arrasados, secuestros en masa para alimentar el infame tráfico de esclavos y la explotación más satánica de los pobres. Se sorprenderá usted con el origen de ese mito que sostiene que las herraduras traen buena suerte. El libro retrata, entre otros, a Carlomagno, Otón el Grande, Papas buenos y otros deleznables, los gerifaltes vikingos, los basileus del Imperio Bizantino, los califas y los guerreros sarracenos. El marco político está bien pintado; con menos destreza, quizás, se desmenuzan las ideas en juego, con la excepción de una vibrante denuncia de la yijad islámica. El ensayo retoma una tradición clásica: analiza el gran escenario del mundo, desde arriba hacia abajo.

Uno puede denunciar largamente y con justicia el injusto hoy, pero libros como éste nos obligan a observar toda la película y regocijarnos con la evolución material y espiritual de la raza humana. Ser pobre o empobrecido en el siglo XXI es infinitamente mejor que en el siglo X. Al menos, existen algunas probabilidades de salir a flote y la democracia garantiza derechos elementales. Imagínese vivir en una aldea de Northumbria o Anjou, durante el reinado de Edmundo o de Hugo Capeto, desangrado por las arbitrariedades de los poderosos, arañando a la tierra helada una cosecha miserable, un día tras otro sin descanso, hasta que un mañana cualquiera, enormes guerreros de barba rubia y nombres impronunciables, venidos desde el otro lado del mar, irrumpen con una ferocidad inconcebible y arrasan hasta la última choza y esclavizan o bien matan hasta el último niño. En cambio, en 2010 los pueblos escandinavos son admirables.
Guillermo Belcore
Una versión más corta de este comentario fue publicada en el suplemento de Cultura del diario La Prensa

Calificación: Regular

PD: No me ha parecido que Holland sea un historiador de primera categoría.

3 comentarios:

Hadrian Bagration dijo...

Guillermo:

No se equivoca Usted. Holland no sólo no es un historiador de porte, sino que nunca ha merecido ser considerado miembro de esa memoriosa profesión. Es, más bien, un escritor de dotes módicas famoso en Gran Bretaña por sus tediosas novelas de vampiros. De la fugacidad de una mordida un ser humano desanda su camino mortal para siempre y vuela a formar parte de una legión de condenados o de monstruos que gozan de sangrienta fortuna, según como quiera verse. Tal la sabiduría histórica de Holland: un sólo hecho basta para modificar la sucesión causal del mundo. Esta inclinación antojadiza será risible sólo para quienes obvien la lectura de este tomo amateur. Guillermo Schavelzon me advirtió acerca del flaco estado de la industria editorial británica; comprobé personalmente que su aserto no era erróneo.

Hadrian Bagration

Anónimo dijo...

Guille :
De más esta en felicitarte por el día del (periodista) pero de igual manera aquí va mi saludo; Feliz día !!!
Pese a que no te encuentrés en el amplio "circulo de los periodista de momento previlegiados por el govierno de turno" (...)
Estoy fasinada con una novela que llegó a mis manos de la manera más rara se trata de :( Os homens que náo amavám as mulheres ).
Me gusta tanto que tuve que hacer un gran esfuerzo para no acompañar a mi pareja, que claro y lógico preferió mirar la pélicula a leer el libro , y le pedí que por favor no me cuentará absolutamente nada sobre el clan Vanger y también las hazañas de Lisbeth Salander.


S.K.A

Anónimo dijo...

_ Estive procurando uma reseña sua sobre um libro que me esta volvendo loca ,ya no leo mis ojos corrén por sobre sus hojas ;Es la primera parte de la trilogia que escreveu (Stieg Larsson).
¡Que libro me encanta !
Falta poco pero la verdad cuanto más me acerco al final ,más me gusta.
Esté autor hará parte de mi pequeña biblioteca quela acomodo por temàtica,por autor así que tengo reserbado un lugar par él junto a ( Allan Poe ,Artur conan Doyle y otros ) ,o seja que ya no los acomodo por tamanho ...

S.K.