domingo, 20 de octubre de 2013

La cultura en el mundo de la modernidad líquida

Zygmunt Bauman

Fondo de Cultura Económica. Ensayo de filosofía, 101 páginas


Si se apartan las hebras de europeísmo rancio, se descubrirá en cada libro de Zygmunt Bauman (Poznan, 1925) una cartografía certera del raro mundo que fluye ante nuestro ojos. El gran teórico de la modernidad líquida (o posmodernidad o hipermodernidad) reflexiona aquí sobre la cultura en la era de la globalización sin ataduras.

“La cultura se asemeja hoy a una sección más de la gigantesca tienda de departamentos en que se ha convertido el mundo“, advierte el pensador de origen polaco. Es decir, la cultura se ha dejado subyugar por la lógica de la moda. Los consumidores más ilustrados son ahora omnívoros: en su repertorio hay espacio para todo. Formas populares, así como cultas. Un mordisquito de esto, un bocado de aquello. La elite cultural está tan ocupada siguiendo hits que no tiene tiempo para formular cánones de fe o convertir a otros. Libros, melodías o artesanías compiten por la atención insoportablemente fugaz y distraída de los potenciales clientes. La atención dura un pestañeo. Sostenemos que la modernidad es líquida porque ningún elemento social puede mantener su forma por demasiado tiempo. Las redes reemplazaron a las estructuras sólidas de nuestra infancia. Por cierto, la moda es, por así decirlo, trotskista: sumerge cualquier estilo de vida en un estado de revolución permanente e interminable.

El ensayo, denso pero de grata lectura, aborda también el desafío de las diásporas (todos los citadinos debemos acostumbrarnos a vivir entre extranjeros), del multiculturalismo, y de la áspera relación entre Estado y artista. Pero, quizás, lo más profundo y esclarecedor de Bauman es su convincente crítica a un modelo de existencia basado en el hiperconsumismo (sus ideas son similares a las del papa Francisco o las del Pepe Mujica). La sociedad, se nos dice, es hoy como el Dios del Medioevo: caprichosa, temible, incognoscible, impredecible, libre por naturaleza, indiferente al bien o al mal. La dominación es ahora mucho más sutil, se ejerce mediante la inducción de la apatía ciudadana y la regulación impuesta con tentaciones.

Guillermo Belcore
Publicado hoy en el Suplemento de Cultura del diario La Prensa.

Calificación: Bueno

PD: Aquí el comentario de otra obra del sagaz Bauman: http://labibliotecadeasterion.blogspot.com.ar/2010/04/mundo-consumo.html

3 comentarios:

ericz dijo...

"la dominación" ¿?

Guiasterion dijo...

¡Ericz! ¡Qué alegría! Acabo de ver que reanudó 'Tremal-Naik en la veranda'. ¡Muy bien! Usted es un bloguero necesario.

Sí, Bauman, acaso tratando de continuar a Weber, plantea la insidiosa existencia de la "dominación" mediante el consumo desenfrenado. El consumidor no es un ciudadano, no es una persona preocupada por los semejantes, por el medio ambiente. Sus metas son ultraindividualistas. Son capaces de todo por, digamos, unas zapatillas, carísimas a la moda o, en el otro extremo de la pirámide social, ese automóvil que lo destaca de la manada. Ya sabemos a que conduce esa pulsión irrefrenable.

Un abrazo

G.B.

Anónimo dijo...

Me parece una excelente obra y un comentario justo. Siguiendo la tradición postmarxistas como la que encabenza Chomsky, Negri, Harvey o Jameson; Bauman nos vuelve a desafiar para tratar de entender el pulso de la cultura y el efecto dramático del consumo en nuestras vidas.