Robert Galbraith
Salamandra. Novela policial, 542 páginas.La escritura de J.K. Rowling (Robert Galbraith es su seudónimo) tiene un problema: quiere decirlo todo, procedimiento que -como advirtió Voltaire- es el secreto de ser aburrido. Cada giro, incluso el más intrascendente, de su segunda novela policial es minuciosamente explicado, como si la autora volviera a hablarle a esos lectores primerizos que han consagrado a Harry Potter. El problema radica en que ahora esta multimillonaria dama inglesa pretende dirigirse a los adultos (pinche aquí).
Por desgracia, no es la única maca evidente. Déficit de invención, situaciones obvias o grotescas, personajes planos, ausencia de critica social y una prosa sin gracia (las metáforas de Rowling son lamentables; las descripciones, horribles) lastran una novela larga en la que lo único rescatable es la truculenta historia. Uno llega al final gracias al suspenso; a quien no le interesa saber lo que en realidad ha ocurrido.
Investiga Cormoran Strike, 36 años, corpulento ex policía militar que perdió media pierna en Afganistán, hijo no querido de un rockero y una drogadicta, detestado por la policía de Londres. Vive en un cuchitril del tamaño de un armario, se ha aficionado a la comida grasienta y está endeudado hasta las cejas. Pero le resulta atractivo a muchas mujeres. Hace de Watson su secretaria Robin Ellacot.
Cormoran es contratado por la esposa de un escritor de cuarta categoría, un ególatra que se cree lumbrera (parece argentino). Owen Quine se ha marchado con un portazo y nadie sabe dónde está. Se piensa en una desaparición planificada por fines propagandísticos pero pronto aparece su cadáver eviscerado. El asesinato fue un acto extraño, sádico, de inspiración literaria y ejecución despiadada. El suspenso gira en torno al último manuscrito de Quine, titulado Bombyx mori (gusano de seda), producto de una mente enferma y resentida que busca causar estragos para saciar su sed de venganza.
Se atasca el mamotreto en detalles nimios, como los sentimientos confusos de la secretaria o el dolor en la rodilla del investigador que le impide usar la prótesis. Esta es otra tara del libro que, sin aportar alguna originalidad, ni siquiera tiene el tino de apegarse al canon. La anécdota policial viene sazonada con pueriles reflexiones sobre literatura y la industria editorial. La melodía se interpreta siempre en un tono menor, por decirlo con palabras de Rowling.
Guillermo Belcore
Publicado en el Suplemento de Cultura de La Prensa.
3 comentarios:
Pero es "empujado por un viento invisible", de Milena Busquets, en la sobrevalorada novela También esto pasará. ¿No es siempre invisible el viento?
Roberto
Donde dice "Pero" debe decir "Peor".
Roberto
Aja, cruzo los dedos, Roberto. Ojalá no me den ese libro para comentar.
G.B.
Publicar un comentario