domingo, 10 de marzo de 2019

The Expanse III

Serie de televisión basada en los libros de James S. A. Corey.
Origen: Estados Unidos. Temporadas: 3. Episodios: 36. Guion: Daniel Abraham, Mark Fergus, Ty Franck, Hawk Ostby. 
Música: Clinton Shorter. 
Protagonistas: Steven Strait, Thomas Jane, Dominique Tipper, Wes Chatham, Cas Anvar, Frankie Adams, Shohreh Aghdashloo. 
Emiten: SyFy y Amazon Prime.

Algunos críticos se han arriesgado a decir que las tres temporadas de The Expanse conforman la mejor serie de ciencia ficción espacial desde Battlestar Galáctica. Esta columna dobla la apuesta: es la mejor desde Deep Space IX, la joya de la saga Star Trek. Por la complejidad del argumento, la cuidada manufactura, las bellas imágenes, la oda a la amistad entre cuatro proscriptos, la verosimilitud de una historia que imagina un siglo XXIII peor en muchos aspectos que nuestro presente.
La serie, emitida por SiFy (búsquela hoy en Amazon Prime), se basa en los libros de Daniel Abraham y Ty Franck (firmados con el seudónimo James S. A. Corey). Imaginan los escritores que dentro de doscientos años, una humanidad mestiza habrá colonizado el Sistema Solar, sin haber superado la sobreexplotación de recursos naturales, el discriminación racial, la carrera armamentista y el fanatismo. Seguirán siendo una plaga los políticos demagogos, los contratistas militares y los periodistas. Más simpáticos son los mormones, que encargan la construcción de una supernave para evangelizar la galaxia.
Así las cosas, en el 2300 y monedas se han consolidado tres Estados en el sistema solar. La Tierra, gobernada por Naciones Unidas; Marte, una sociedad militarizada que tiene algo de Israel, de la URSS y de Esparta; y un rejunte de los habitantes de asteroides y planetas exteriores (capital Ceres). Los despreciados cinturinos, con sus raros acentos y su propia jerga, buscan respeto de los dos poderes establecidos. Sus cuerpos han comenzado a cambiar, la menor gravedad los hace altos y espigados (su columna vertebral se suelda de otra manera) y ya no pueden vivir sobre la Tierra. Se los llama, no sin desdén, Los flacos.
LA PROTOMOLECULA
En los tres Estados operan personas inescrupulosas que pugnan por desarrollar armas de destrucción masiva usando como materia prima una protomolécula de origen alienígena, que ha causado masacres y casi la destrucción de la Tierra. Es el principal hilo narrativo de la serie.
Y en medio de todo esta ambición desaforada y locura cósmica de políticos, militares y antiguos terroristas, actúan los tripulantes de la corbeta ligera La Rocinante (la alusión literaria es sagaz) que intentan arreglar entuertos. Son cuatro héroes: el atormentado capitán James Holden (Steven Strait), santo patrono de las causas perdidas; el piloto marciano Alex Kamal (Cas Anvar); la ingeniera cinturina Naomi Nagata (Dominique Tipper); y el mecánico y mercenario Amos Burton (Wes Chatham), sobreviviente de los guetos de Baltimore. Todos tienen heridas profundas en el alma, pero se convierten en una suerte de familia; es una de las glorias de la serie. 
A ellos se suman en el tercer año de peripecias espaciales el botánico Prax que intentará rescatar a su hija (en una luna de Júpiter, Io, un Menguele, contratado por un millonario experimenta la protomolécula en el cuerpo de niños); y Roberta Draper, infante de marina de Marte que decidió desertar para proteger a la subsecretaria de la ONU, Crisjen Avasarala, y así frenar el derramamiento de sangre. También se unirá al equipo, pero al final, la pastora Anna Volovodov, conciencia moral de la humanidad.
La tercera temporada consta pues de dos hemisferios. En el primero, asistimos fascinados a una guerra entre Naciones Unidas y Marte (cae un misil nuclear en Goiás, dos millones de muertos y lluvia radiactiva sobre la Amazonia). En el segundo, avanzamos hacia una suerte de Primer Contacto. La protomolécula crea cerca de Urano un anillo que contiene restos de una avanzada civilización. Terrícolas, marcianos y centurinos envían naves para investigar y sacar ventaja. Reaparece el detective Joe Miller, con su sombrerito vintage, incluso. Fascinante, ¿no?
HOMO SPACIUS
Además del delicado suspenso, se ha elogiado la minuciosa atención a los detalles en The Expanse. No es una serie de brocha gruesa. Los escenarios fueron delineados con pinceles de marta. Los viajes por el espacio no son elegantes e inocuos a velocidad warp, sino que las fuerzas G y la inercia pueden matarte si no tomas precauciones. 
De fondo, hay una reflexión muy interesante sobre el nuevo homus spacius que tiene mucho del marino de nuestra era. Entre las naves interplanetarias, encontramos cruceros de batalla, destructores, lanchas rápidas y esquifes. Y piratas y viejos lobos de mar, con sus canciones nostálgicas y sus relatos de parrandas en bares y burdeles.
Otro envidiable prodigio tecnológico es la armadura de combate de los infantes de marina de Marte, una versión realista de Iroman. Es una de las fortalezas de la dura sargento Bobbie Drapper, interpretada por la neocelándesa de origen samoano Frankie Adams, acaso la mujer más hermosa de todo el universo de series. Una mala: dentro de doscientos años, la humanidad aún seguirá dependiendo de los teléfonos celulares.
En julio de 2018, Sify anunció que la tercera temporada sería la última. Este año, gracias al cielo, Amazon compró los derechos para filmar una cuarta. Dicen que a su CEO, Jeff Bezos, le encanta la serie, pero que nadie concluya que se trata del mero capricho del hombre más rico del mundo. El producto televisivo cuenta en todo el mundo con una legión de admiradores que, incluso han creado una enciclopedia digital (expanse.fandom.com) para no perderse en tan magnífico laberinto.
Así que, amigos y amigas, ajústense el cinturón que partimos hacia Saturno en busca de La Rocinante. El final de la tercera temporada está cargado de deliciosas posibilidades. Vamos hacia donde el hombre nunca ha llegado.

Calificación: Excelente


PD: Hace tres años, este blog le daba la bienvenida a la serie. Pincha aquí: http://labibliotecadeasterion.blogspot.com/2016/12/the-expanse.html

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