sábado, 11 de julio de 2009

Cioran, el nazi

Moscardón imaginario XII

En El Telón (ver la entrada del miércoles 2 de abril de 2008), Milan Kundera advierte que la literatura se está suicidando debido a una proliferación insensata. Un ejército de investigadores, intoxicados por la moral del archivo, acumula todo lo que pueden encontrar “para abarcar el Todo, objetivo supremo”. Es decir, la industria editorial se entretiene en publicar borradores, párrafos tachados, capítulos rechazados por el autor, vergonzosa obras juveniles que exhuman los tinterillos en ediciones llamadas “críticas”, con el pérfido nombre de “variantes”. “Si las palabras tienen todavía algún sentido -continúa Kundera- quiere decir que todo lo que el autor ha escrito es válido por igual, y por igual ha sido aprobado por el”. Siembran confusión entre los lectores.

Ante esta depravación, el gran novelista checo llama a rescatar la moral de lo esencial. Leer sólo lo valioso. La obra no es en absoluto todo lo que ha escrito un autor. Yo seguiré el consejo. Sólo compraré esos libros que se encuadran en un proyecto estético. Voy a ignorar, por ejemplo, la “versión original” de los cuentos de Raymond Carver que Anagrama planea publicar en 2010. Seguiré releyendo hasta el final de mis días esos magníficos relatos que corrigió Gordon Lish, editor del sello Knopf para gloria de la diosa Literatura.

Leo en el Corriere della Sera que Italia polemiza sobre este desagradable asunto de la reimpresión canalla. Se han desempolvado infelices textos juveniles de Emile Cioran, que sólo merecían el olvido. Forjados cuando el pensador tenía 23 años, el último capítulo de los Cahiers de l’Herne muestran a un Cioran antidemocrático, dispuesto a sacrificar la vida de "algún imbécil" en el altar de la revolución con la esvástica, dispuesto a arrodillarse al culto del Führer, enemigo del humanitarismo ( "una ilusión") y del pacifismo ( "una simple masturbación política"), impaciente por "pagar la sangre de las bestias", escribe Fertilio Dario en la edición del 30 de junio.
http://archiviostorico.corriere.it/2009/giugno/30/razzista_fanatico_pessimista_scettico_co_9_090630041.shtml
 
No es la primera vez que Cioran está bajo fuego por su pasado filofascista, previo a su radicación en París en 1937. Rumano de nacimiento, este apóstol del pesimismo metafísico se convirtió en uno de los grandes escritores franceses de todos los tiempos. Es uno de los esenciales. En 1949, intentó explicarse: “Cuando ahora pienso en mi pasado, me parece recordar los años de otro. Y reniego de ese otro, todo mi “yo mismo” está en otro lugar, a mil leguas de lo que fue… cuando vuelvo a pensar en todo el delirio de mi yo de entonces, me deja estupefacto enterarme de que aquel extraño era yo”. El delirio, en sus propios palabras, era esa “necesidad insaciable de una locura en acción“, ese “fanatismo voluntario” que le había hecho desear de sumergirse en la realidad hitleriana, para escapar a la acidia intelectual por medio de una fe violenta.


El único interés que me suscitan, pues, esos textos aborrecibles es el histórico. Tal como destaca el crítico Alberto Asor Rosa, “el caso Cioran” no es aislado. Se encuadra en la estupidez de muchísimos intelectuales del siglo XX que se han consagrado en el algún momento de su vida a negar los principios fundamentales de la civilización occidental. Por desgracia, esa peste -que hoy afecta principalmente a los llamados progresistas- sigue haciendo de las suyas.
Guillermo Belcore

2 comentarios:

ShopGirl dijo...

Excelente El Telon de Kundera.

Yo espero a los cuentos de Carver.

Beso

Cesar dijo...

Guillermo. Me permito disentir con vos sobre la nueva edición de los cuentos de Carver. Yo la espero con avidez. Porque tengo la secreta aspiración de leer algo nuevo escrito por él. En ese sentido re-leer a los mas grandes es una forma de evitar la lectura de los menos grandes.
Saludos
Cesar

Ps: Yo tambien considero excelente El telón de Kundera. Y