Libros del Zorzal. Novela, 221 páginas. Edición 2009. Precio aproximado: 40 pesos.
Admirado por muchos pero aborrecido por otros, el escritor y escultor Jan Wolkers (1925-2007) fue uno de los iconoclastas que agitó la Holanda de posguerra. Un sello argentino publica ahora su novela más famosa, que Paul Verhoeven llevó al cine en 1973. Delicias turcas es un producto típico de los sesenta, cuando se creía que la dicha proviene exclusivamente del frenesí sexual y del desenfreno en general. Hoy, aún bajo la resaca de aquella fiesta, comprendimos que violar todos los tabúes es tan estúpido como respetarlos a rajatabla.
El libro narra una bella historia de amor. Un joven escultor se enamora de una voluptuosa muchacha de provincias; se enamora de sus nalgas pesadas, sus cabellos de fuego y su frescura. El matrimonio fracasa, empero, por las intrigas de la pérfida madre de la chica. El narrador evoca a su amada tristeza sin omitir detalle de las proezas sexuales. Puede que Wolkers haya querido vengarse de su severa familia calvinista. Cuando los editores le suplicaron en 1967 que reemplazara las palabrotas por latinismos, el escritor respondió así: “Incluso la Biblia tiene referencias sexuales”. La traducción actual es al bien gusto de los argentinos: el lector hallará los exabruptos frecuentes de nuestra mesas de café. Pero hay también geolectos adorables como piquito.
La prosa encadena, no sin destreza, giros dramáticos, golpes de efecto y crítica social. Salta de una imagen sensorial a otra con un vértigo muy estimulante. El desenlace resulta conmovedor. El único problema del libro es cada capítulo viene embadurnado con la descripción de alguna inmundicia, tipo el vómito de un perrazo durante una boda. Provocar sistemáticamente el asco nunca será un recurso estético encomiable. El recurso fatiga, cansa, coloca al lector a la defensiva: uno sabe que tarde o temprano llegará la patada en el estómago. El secreto de ser aburrido, escribió Voltaire, es decirlo todo.
Guillermo Belcore
Una versión más breve de esta reseña se publicará en el suplemento de Cultura de La Prensa el próximo domingo.
Calificación: Regular
PD: No es éste un libro que recomendaría a mis amigos con los ojos cerrados, aunque su precio es muy accesible. Me parece que confunde erotismo con exhibicionismo guarango, si bien el drama del final redime en parte los defectos. A esta altura, creo que la artimaña de epate le burgeois es tan anacrónica y ridícula como usar tiradores. No obstante, sugiero leer esta crítica entusiasta que se publicó en Página 12 para tener otro punto de vista:
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