miércoles, 7 de abril de 2010

El día de las ratas

Dyonelio Machado
Adriana Hidalgo. Novela, 224 páginas . Edición 2010.

La decisión del Brasil de promocionar en el exterior su acervo cultural y el buen criterio de un sello argentino se han coaligado para que esta inquietante novela llegara, por fin, hasta nosotros. Os ratos fue escrita en 1934, cuando su autor -médico psiquiatra de profesión- estaba en prisión a causa de su militancia comunista. Eran tiempos duros, no obstante, el manuscrito obtuvo el consagratorio premio Machado de Assis. Desde entonces, la academia considera a Dyonelio Machado (Rio Grande do Sul, 1895-1985) un hito de la segunda fase del modernismo brasileño.

Se narra la desesperación de un don nadie. Naziazeno Barbosa, un funcionario de cuarta, debe conseguir cincuenta y tres mil reais antes de que amanezca para poder saldar una deuda infame con el lechero. El pobre barnabé‚ se lanza a una caminata alucinada por una Porto Alegre durísima. Busca cualquier cosa que lo salve del vejamen de llegar casa agitando las manos ante los ojos mustios de su mujer y la mirada inocente del niño. El calvario es joyceano, dura veinticuatro horas. El jefe, los usureros, la ruleta le dan la espalda. La angustia es la del hombre que enfrenta el tiempo, acaso como Heidegger lo percibía. Un par de amigos llegan al rescate; Naziazeno consigue el dinero, sin embargo... El final admite dos lecturas antagónicas. Las ratas son literales o metafóricas.
El doctor Machado era en los años treinta un recién llegado a la literatura. El abuso de las comillas, entre otros defectos, delata al aficionado. Pero la novela tiene una fuerza demoledora. Es tanto un relato de denuncia social (el dinero destruye la solidaridad) como una exploración de la psiquis del hombre mediocre. Por momentos, la tensión resulta insoportable. Dicen que la historia surgió de una pesadilla que había atormentado a la madre del escritor. La trama provoca tristeza, melancolía, el llamado malestar del sobreviviente. Acaso no haya nada más lacerante que un pobre diablo que necesita dinero para darle de comer al hijo.
Guillermo Belcore
Publicado en el Suplemento de Cultura del diario La Prensa.

Calificación: Bueno

PD: Las desdichas del hombre mediocre son un tópico de la ficción de calidad. Todos crecimos bajo el capote de Gogol, decía Dostoievski. Esta versión me pareció recomendable por su color local y la tensión espiritual.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Señor Belcore:Serìa usted tan amable de recomendarme algo sobre la revoluciòn de Rusia, me refiero a su comiezo.Es que estoy leyendo un clasico y es muy necesario tener un cierto conocimiento para poder orientarse y ,mi mediocre conocimiento no me permite entederla del todo.tratè de encontrar algo en un libro que tengo como brùjula(Christiane Zschirnt) para orientarme y la verdad no compreendo mucho.Ademàs tenga en cuenta de que soy una pricipiante.Me siento como si nunca hubiera(...)No sè que decirle me picò el bichito de la literatura;Pero debo reconocer que èste es un vicio muy solitario!!! Lily