martes, 26 de octubre de 2010

El autobús perdido


John Steinbeck
Punto de lectura. Novela, 345 páginas. Edición 2010.

La sublime clasificación de rubias que incluyó Raymond Chandler en En el largo adios describe al estereotipo encarnado en esta novela por Camille Oaks: la rubia de piernas despampanantes y cuerpo bonito que emana una suerte de electricidad que sugiere sexo, y que sabe perfectamente como convertir a cualquier clase de hombre en un pelele. Es imposible pasar a su lado sin estremecerse.

La diosa Camille es uno de los fascinantes caracteres que John Steinbeck reunió en 1947 a bordo de un destartalado ómnibus rural que encalla en un carretera secundaria de California por culpa de una feroz tormenta. El libro es una admirable novela de personajes; hilvana una sucesión de escenas teatrales que van de lo pintoresco a lo cómico. Hay personajes inolvidables, como el solemne señor Elliot Prichard, quintaesencia del burgués americano, cuya única pasión erótica parece ser la acumulación de dinero. Sin embargo, el hombre de negocios termina sucumbiendo a lo que su insoportable esposa denomina “un ataque de bestialidad lujuriosa”. Es uno de los puntos altos del libro.

John Steinbeck
(1902-1968) fue uno de los escritores más leídos de Estados Unidos. Ganó el Premio Nobel en 1962. Se lo reconoció como un artista progresista, preocupado por denunciar la explotación de la clase trabajadora, aunque al final de su vida terminó apoyando la Guerra de Vietnam, a causa de su afecto personal por el presidente Johnson. La izquierda lo llamó traidor. Ha dejado una obra imperecedera y esta espléndida novela -que por primera vez llega al español según el sello editorial- prueba que Steinbeck fue también un hábil estilista, con un excelente manejo de la frase corta y del detalle revelador. Se llega a la conclusión de que el libro fue tallado por uno de los mejores retratistas del pueblo norteamericano.
Guillermo Belcore
Publicado en el Suplemento de Cultura del diario La Prensa.

Calificación: Bueno

PD: La edición es una porquería, se desarma toda.


PD II: Jayne Mansfield, otra rubia fatal, hizo de Camille en la adaptación cinematográfica de esta novela de 1957 (The wayward bus).

PD III: Así describió Steinbeck esta novela que algunos tiquismiquis la consideran como una obra menor de su producción (yo no estoy de acuerdo):

“La eficacia de este libro depende del estado de ánimo, de los detalles y de unos pocos elementos de la escritura. Prácticamente no tiene historia .... esto es lo que quería decir y creo que está ahí para cualquiera que realmente desee encontrarlo... Se lo llamará ‘estudio simple del carácter’, pero es sólo la más parte más pequeña de lo que es“.

PD IV: Propongo este tema de los Red Hot Chili Peppers como banda de sonido: http://www.youtube.com/watch?v=Sb5aq5HcS1A

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Hace muchos años, la editorial Caralt publicó casi todas las obras menos conocidas de Steinbeck y entre ellas la que tradujo como "El omnibus perdido" frente al autobús de ahora. Tengo en mis manos un ejemplar que adquirí en el año 1981 que dice que su primera edición fue del año 1978. Esta pequeña novela es una de mis preferidas de Steinbeck. El retrato de caracteres es muy bueno y la rubia, cuando menos, perturbadora. Esta mujer fatal, que parecía atraer al autor, aparece bajo otros ropajes en Al Este del Edén. Un saludo.

Guiasterion dijo...

Estimado Oesido:

Ajá. El sello editorial nos ha mentido entonces, no se trata de un inédito es español. Muchas gracias por el dato.

Un abrazo
G.B.

io dijo...

Escritor extraordinario, desde "Tortilla Flat" y "Dulce Jueves" hasta "Al Este del Eden" y "Las Uvas de la Ira". Debo decir, no obstante, que desconozco esta novela en particular: envidio que la tengas en tu poder.
Sin embargo, solo por el nombre, la hubiera calificado con un "muy bueno".
Facturas y Libertad.

Guiasterion dijo...

Querido Io:

El título de este libro es todo un tema. Por lo que sé el título original era, en español, "El autobús vacilante". Pero finalmente Steinbeck lo modificó por consejo de algun editorzuelo.

Gracias por escribir

G.B.

PD: Haces bien en envidiarme porque no presto la novela. ¡Je!

Marucha dijo...

tengo este libro de 3 de octubre de 1947,editorial Estuario,de Argentina.En español.Son 304 páginas.

Unknown dijo...

En efecto, las tomaduras de pelo de las editoriales llegan a límites insospechados con la esperanza de que los lectores seamos tan crédulos o ignorantes como ellos creen. Lo de "inédito" en la portada de la edición de Punto de Lectura de "El Autobús perdido" es tan insultante como presuntuoso.¿Se referirán a Cancúm?...
Por hablar sólo de las ediciones realizadas en territorio español sin tener en cuenta las hispanas como la argentina que menciona Marucha y otras varias, sólo las nacionales ya haría sonrojar al director de marketing de la mencionada editorial.
Para hacer un poco de historia con las ediciones que tengo en mi poder y las consultadas, debo apresurarme a decir que ya en 1949 Luis de Caralt, que llevaba fusionada con Noguer desde 1942,lanzó su primer Ómnibus Perdido" y no "El autobús perdido" que ahora campea en la portada de la edición del 2007,sólo dos años despues de la primera edición norteamericana de 1947. La traducción, por cierto fluída y precisa de Fernando de Diego de la Rosa (Guadalajara, 1919 - Zaragoza, 2005, periodista y filólogo español,traductor del inglés y el francés y principal traductor de obras de literatura en español al esperanto, y autor así mismo del Gran Diccionario Español-Esperanto, se ha ido utilizando a lo largo de las ediciones de 1962 Vergara,-61 (Plaza y Caralt)62 Vergara para Circulo de Lectores,65,Plaza,67,68 (Caralt),69 (G.P. BArcelona), 78,79,Caralt, 89 y 91Club Internacional del Libro,etc y seguro que me dejo varias más en el tintero. Federico y Antón Corriente son los traductores de la edición de Punto de Lectura y como puede leerse su versión es más colocquial, menos literaria que la de Diego de la Rosa, que emplea los nombres castizos en lugar de los californianos como San Isidro en lugar de Ysidro como figura en los mapas actuales.
En fin, una larga disertación por la que pido disculpas, pero era y es necesario que los editores no pongan en sus portadas cualquier palabra de "enganche" para vender libros que por sí mismos se venden solos porque son excelentes, y son conocidos por cualquier lector del premio Nobel.
Miguel Ángel Nepomuceno

Unknown dijo...
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