lunes, 7 de enero de 2013

Informes de lectura

Roberto Bazlen

La Bestia Equilatera. Ensayo de literatura, 126 páginas. Edición 2012. Precio aproximado: 75 pesos.



"No se trata de combatir contra los idiotas; se trata de crearnos un mundo en el cual los idiotas no entren".
R. B.

El crítico excelente es un ave del paraíso de la que nunca se sabe en qué rama va a posarse. Vale decir, se mueve en extrema libertad para tomar posición (por eso es muy difícil que aparezca en los suplementos culturales de los diarios, pero existen claro está honrosas excepciones) y se distancia totalmente de los compartimentos teóricos y de las modas culturales, las que -como bien afirma el prólogo de este libro- “nuestra época multiplica y reemplaza simultáneamente en su fluir, para luego cristalizarlas, la mayor parte de las veces, en dogmas”. Esas dos virtudes definían a Roberto Bazlen (Trieste, 1902-1965), un sabio que ha dejado un rastro mínimo -nada publicó en vida- y que ha demostrado que ser un lector creativo también es un arte. Y una manera envidiable de ganarse el pan; el intelectual italiano trabajó como asesor literario o consejero editorial. Este volumen reúne los extraordinarios informes de lectura que Bazlen le enviaba al sello Einaudi. ¿Hace falta decirlo? Aun en las cartas privadas puede florecer la mejor literatura, en forma de comentario.

El nihil obstat o las reprobaciones han sido tallados no sólo con ingenio, desenvoltura y erudición, sino también con un punto de capricho (tengo para mí que los mejores críticos también son arbitrarios). Bazlen califica a McLuhan de “pequeño monomaníaco obsesionado con la causalidad”. Rebaja El Gatopardo, una de las mejores novelas de todos los tiempos, a “un buen technicolor hecho por y para gente bien”. Con una lucidez que uno no puede sino ovacionar de pie sentencia que “es hora de introducir una escala de valores basada en una jerarquía de temas”. Estoy seguro de que el estado actual de la novelística argentina lo hubiese indignado, tal como nos irrita a todos aquellos que repudiamos con toda el alma aquél despropósito bautizado fast book. “Es el momento de terminar con los personajes pequeños, con los dramas meramente descriptivos que se desarrollan en un único plano, con el microscopio apuntado solamente hacia el centro de la infección”, sentenciaba a comienzos de la década del sesenta. En mi opinión, el dictum no ha perdido un gramo de actualidad.

Obra también Bazlen como soberbio maestro de lecturas. Comparte con el crítico sublime otra cualidad: sabe despertar el apetito. Cuatro libros, por lo menos, me ha forzado a perseguir: Ferdydurke de Grombrowicz; Misterios de Hamsun; El mariscal y la dama de Edschmid y Confinamiento solitario de C. Burney, a la que define como la mejor novela de la II Guerra Mundial (yo votó por la saga Tormentas de Guerra de Herman Wouk, pero es un juicio provisional).

 El volumen se completa con las cartas que el autor le envió al poeta Eugenio Montale entre 1925 y 1930. La traducción de Ernesto Montequín es impecable, excepto en la página dieciocho, donde se comenta El hombre sin atributos de Musil (uno de los textos más hermosos). Se perpetra un error muy común; se confunde Galicia (provincia de España) con la Galitzia, disputadísima región centroeuropea al norte de los Cárpatos.

Guillermo Belcore

Calificación: Excelente


PD: Corro a incluirlo entre los recomendados de 2012.

7 comentarios:

Daniel Morales dijo...

Otro libro parecido, y también admirable, es Noticias de libros. Ahí se recogen los informes de lectura que la editorial Seix Barral le encargaba al desaparecido Gabriel Ferrater. Son notas breves y no pocas reflejan el hastío de una lectura pesada, pero en general es una experiencia luminosa. Ferrater era un lector sumamente perspicaz y no necesitaba más que unas líneas para destrozar un libro o para contagiar su entusiasmo.

Guiasterion dijo...

Estimado Daniel:

Gracias. ¡Qué bueno! Lo anoto para comprarlo.
G.B.

LBE dijo...

Estimado Guillermo:
Nos alegra mucho que hayas disfrutado tanto del libro de Bazlen y desde luego te agradecemos la difusión. Nos tomamos el atrevimiento de hacer una aclaración respecto del error que señalás. La Ortografía de la RAE registra como legítimas las dos grafías, “Galicia” y “Galitzia”, para designar esa región. Cierta tendencia en auge a españolizar los topónimos nos llevó a elegir la opción primera en la etapa de corrección; sin embargo, estamos de acuerdo con vos en que tendríamos que haber elegido la segunda para evitar equívocos. Ojalá Bazlen encuentre tantos lectores como para que lo podamos enmendar en una segunda edición.
Un abrazo bestial,
LBE

Anónimo dijo...

Desconfío de alguien que "rebaja" El Gatopardo, una novela exquisita: como si la vida no fuera una tragedia para la "gente bien", para todos los seres humanos.

Guiasterion dijo...

Estimados de LBE:

Gracias por haber publicado esta obra magnífica. Estoy seguro que habrá una segunda (y una tercera; y una cuarta) edición. Bazlen lo merece.

No sabía que la Galitzia puede ser escrita también como "Galicia". Pero la verdad es que no me gusta, da lugar a confusiones entre el público no ilustrado. Yo soy de la vieja escuela; y esa misteriosa región que hoy comparten Polonia y Ucrania, en la que nazis y comunistas se confabularon para exterminar una vibrante cultura católica y judía siempre la he conocido con su nombre tradicional. 'Galizien', en alemán, como seguramente estaba en el original de Musil.

Retiro lo que dije. No fue un error; fue una preferencia idiomática. La traducción, con o sin Galitzia (Halychyna, en ucraniano, me encanta también), es excelente.

Un abrazo

G.B.

Anónimo dijo...

Estimado Guillermo:
soy un atento lector de su blog desde hace tiempo, y la verdad es que lo considero excelente. Más allá de acuerdos o disensos respecto de los libros reseñados, celebro que haya alguien dispuesto a fundamentar sus opiniones de manera clara y coherente (la arbitrariedad que pretende pasar por sabiduría abunda en el campo de la crítica). Más allá del agradecimiento y la felicitación, quería hacerle una pregunta. Revisando las listas de los mejores libros del año que Ud. elabora desde hace unos cuantos, me inquieta descubrir que, en la mayoría de los casos, se trata de reediciones o traducciones recientes de viejas obras. Me inquieta más aun coincidir con Ud.: si me pongo a pensar en los mejores libros que leí el año pasado o los años anteriores, la mayoría de ellos no son “novedades”. ¿Es que la literatura contemporánea tiene poco que ofrecer? Yo quisiera creer que no, pero lo cierto es que el panorama de los últimos años (con algunas excepciones) es más bien sombrío. Abunda la llamada literatura “de calidad”, relativamente bien escrita pero que responde a un molde fácilmente vendible y falta un poco de creatividad genuina. Antes dije que quería hacerle una pregunta: ahora me doy cuenta de que en realidad no tengo ninguna. Más bien quería compartir esta reflexión con usted y conocer su opinión sobre el tema en cuestión.
Un abrazo,
Rodríguez

Guiasterion dijo...

Estimado Rodríguez:

Me siento conmovido por sus elogios. Me viene muy bien el empujón; a veces flaquean mis fuerzas.

Respecto a su comentario, estoy absolutamente de acuerdo, al menos en lo que atañe a la literatura argentina, e incluso hispanoamericana. Triste es decirlo. Nada de lo nuevo que se ha publicado en 2012 (y que se comentado en los diarios o blogs que frecuento) me ha entusiasmado, al punto de salir corriendo a comprarlo, como sí he hecho con algunas reediciones.

No es el caso de otras literaturas. El último de Stephen King, o de Banville, o de Markaris, o de Murakami, no me ha decepcionado. Tampoco, en el campo del ensayo, los inéditos de Kissinger, Stiglitz o Ferguson.

Yo pienso que hoy -como medio siglo atrás o un siglo antes si prefiere- existen en el mundo 50 escritores de primera línea cuya obra es valiosa y trascendente. En mi opinión, no existe una decadencia de la novela, o cosa que se le parezca. Hay si una suerte de hiperinflación editorial, que hace que se publique mucha basura insustancial que los medios de comunicación (incluso los blogs de morondanga) se encargan de festejar como si se trata de maravillas. La crisis está en el comentario, por mediocridad, amiguismo, cobardía o cálculo económico.

Un abrazo

G.B.