J.M.G. Le Clézio
Editorial Tusquets. Novela. Edición 2008.
Los mandarines de Suecia –los mismos que en su momento despreciaban a Borges- acordaron que en 2008 el Premio Nobel de Literatura sería para Francia. La nación más literaria del planeta lo extrañaba. ¡Habían pasado 23 años desde el último galardón! Estocolmo, pues, sacó de un morral más bien deshilachado a un autor no muy conocido. Jean-Marie Gusteve Le Clézio (Niza, 1940) fue el ungido. A juzgar por esta novela, se trata de una decisión polémica, si no de un fraude.
Se ha sentenciado que Le Clezio es “un autor para el ecologista culto”. El País de Madrid lo tachó de “apóstol del mestizaje”. Viajero pertinaz e intelectual alarmado por las injusticias ha convertido su vida en una suerte de obra de arte. Constatamos aquí que escribe muy bien: es un narrador culto, sofisticado y capaz de transmitir sensaciones poderosas. La cuarentena contiene momentos de subyugante belleza, pero en conjunto el libro es mortalmente aburrido. Llegar al final es como ducharse con agua fría o cenar verduras. Exige una firme voluntad.
Se reconstruye el calvario del abuelo materno del autor. “Escribo novelas porque no soy capaz de escribir mis memorias”, ha declarado Le Clézio. Nos remonta a fines del siglo XIX, cuando Jacques Archimbau, su hermano, su esposa, un puñado de europeos y centenares de inmigrantes indios fueron confinados en un peñasco frente a la isla de Mauricio. Traían en el barco una epidemia de viruela.
Después de un prometedor comienzo en el que tropezamos con Rimbaud –primero como adolescente colérico y luego agonizando en Aden-, el relato de la cuarentena se hunde en el sopor y la cursilería. El narrador es León ‘El desaparecido’. Le Clézio lo usa para testimoniar su nausea ante el colonialismo, el vértigo frente a la naturaleza tropical y el embelesamiento por las culturas exóticas y los saberes bajos. No podía faltar el romance entre el blanco y la cándida muchachita de piel oscura. El tono de Discovery Chanel estropea la trama. El mundo es confinado a una postal, que respeta a pie juntillas las ideas en boga. A la mala conciencia de los suecos le encantan estas manufacturas bien pensantes.
Guillermo Belcore
Se ha sentenciado que Le Clezio es “un autor para el ecologista culto”. El País de Madrid lo tachó de “apóstol del mestizaje”. Viajero pertinaz e intelectual alarmado por las injusticias ha convertido su vida en una suerte de obra de arte. Constatamos aquí que escribe muy bien: es un narrador culto, sofisticado y capaz de transmitir sensaciones poderosas. La cuarentena contiene momentos de subyugante belleza, pero en conjunto el libro es mortalmente aburrido. Llegar al final es como ducharse con agua fría o cenar verduras. Exige una firme voluntad.
Se reconstruye el calvario del abuelo materno del autor. “Escribo novelas porque no soy capaz de escribir mis memorias”, ha declarado Le Clézio. Nos remonta a fines del siglo XIX, cuando Jacques Archimbau, su hermano, su esposa, un puñado de europeos y centenares de inmigrantes indios fueron confinados en un peñasco frente a la isla de Mauricio. Traían en el barco una epidemia de viruela.
Después de un prometedor comienzo en el que tropezamos con Rimbaud –primero como adolescente colérico y luego agonizando en Aden-, el relato de la cuarentena se hunde en el sopor y la cursilería. El narrador es León ‘El desaparecido’. Le Clézio lo usa para testimoniar su nausea ante el colonialismo, el vértigo frente a la naturaleza tropical y el embelesamiento por las culturas exóticas y los saberes bajos. No podía faltar el romance entre el blanco y la cándida muchachita de piel oscura. El tono de Discovery Chanel estropea la trama. El mundo es confinado a una postal, que respeta a pie juntillas las ideas en boga. A la mala conciencia de los suecos le encantan estas manufacturas bien pensantes.
Guillermo Belcore
Calificación: Regular
PD I: No quisiera quedarme con esta morosa insipidez en los labios. ¿Alguien podría recomendarme alguna otra obra de Le Clézio?
PDII: Dos blogs que respeto y frecuento escribieron sobre el Nobel 2008. Estoy seguro que disfrutarás estos dos comentarios:
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