Moscardón imaginario XX
Los últimos días se otorgaron dos premios literarios, Letra Sur y Clarín. Ojalá no me elijan para reseñar los libros. Me he autoexiliado de la novela para ganar premios, que -a fuerza de repeticiones- ya conforma una suerte de subgénero. Hace unos años la describía así: "Tiene no muchas páginas, capítulos breves, prosa que halaga al lector perezoso. Las densidad temática o psicológica no es lo suyo. Pero un punto de denuncia social y una mínima especulación filosófica resultan bienvenidas. Abundante material autobiográfico vivorea en la trama. En el mejor de los casos llegará a ser lo que Harold Bloom denomina piezas de época. Agradables, a lo sumo, para el hoy pero en un par de años nadie las tendrá en cuenta".
Si la memoria no me engaña, me han defraudado el noventa por ciento de las novelas premiadas que me vi forzado a leer por cuestiones de trabajo. Pueden corroborarlo en los archivos en La Biblioteca de Asterión. Pero hay excepciones. Hay excepciones para todo en la vida, ese es el problema. Muy interesante -eso sí- me ha resultado siempre la trastienda de los premios, la revelación o el chisme delicioso que se filtra por los medios no tradicionales. Es que la sospecha, como si fuese un ave de rapiña, sobrevuela dos de cada tres de estos superfluos acontecimientos culturales. Acabo de leer un texto afligido que escribió un finalista de Letra Sur 2009. Apareció en uno de los blogs que aquí recomendamos y narra el papel vedetteril o digno de escritores famosos. Es una crónica excelente, mejor que la publicada en los diarios. Al interesado en el tema, sugiero visitar Crítica Creación.
Hace cosa de un año archivé un reportaje que Silvina Friera le hizo al gran crítico Ignacio Echeverría. Decía el español que "Los premios literarios son simulacros de ficción con jurados falsos y con una mecánica que se sabe que es corrupta, y que además responde a la ética del comercio y no a los valores de la estética o de la crítica. Pero curiosamente, los medios de comunicación obedecen a la consigna de la industria cultural de dar como noticia cultural premios que son comerciales. Todos los agentes de la industria editorial se suman en ese tinglado montado en torno de los premios; no sólo está la picardía y la audacia de los editores sino que están involucrados escritores de mucho prestigio, que se prestan a ser jurados de una comedia, y están también los periodistas culturales que aceptan, sin levantar el trapo de la farsa de los premios, publicar esas noticias como noticias culturales, y que terminan participando de una promoción gratuita, haciendo entrevistas al autor ganador".
Supongo que este señor, despedido de El País de Madrid por corajudo, sabe de lo que habla.
G.B.
3 comentarios:
Querido Gulliermo: Estas seguro che a Ignacio Echeverría lo despidieron de El País de Madrid? sabes a donde fue? De todas maneras Babelia, el suplemento cultural de El pais me parece excelente...
Un abrazo
Cesar
Querido César:
Tengo entendido que fue apartado de "Babeblia" por una crítica adversa. Es posible que, como se estila en esos ámbitos civilizados, le hayan pegado una patada hacia arriba o hacia el costado, como habitualmente se dice, para quitárse de encima a un yo inmanejable. Con franqueza, no sé dónde fue Echeverría. ¿Me ilustrarías?
Coincido en que Babelia es un muy buen suplemento, pero la crítica literaria, sobre todo de autores españoles y argentinos, es complaciente para mi gusto. Y ni hablar de la exagerada promoción de las plumillas que trabajan en el diario, como Montero, Cruz y Millás. He leído a los tres y no parece que se trate de escritores de primera línea. Cuestión de gustos, amigo.
Gracias por escribir
G.B.
Gracias por los elogios Guillermo, pero el mío no es un texto afligido. Es más, nunca me divertí tanto escribiendo una crónica. Tal vez el trasfondo... pero no, ni eso.
Los premios son así, y chau. Ese Echeverría quizá tenga razón, aunque parezca un tanto exagerado.
Aparte, quién me manda a participar.
Un abrazo
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