Letranomada. Relatos breves, 117 páginas. Edición 2008. Precio: 33 pesos.
Un nuevo sello editorial trajo a la Argentina una estrella en ascenso de la literatura portuguesa. El lector que se precie de tal no debería perderle el rastro a Gonçalo Tavares. Saramago ha dicho que se siente tentado de darle un puñetazo por pura envidia. Cómo hace este muchacho para escribir tan bien, se preguntó.
Los relatos breves, brevísimos, aquí reunidos provocan una suerte de adicción. Uno no puede dejar de leer, aun cuando nos oprima el corazón, nos induzca al desaliento o nos revuelva el estómago. “La vida es vulgar, es banalidad, es asco y sangre”, parece ser la premisa. Quien esté familiarizado con Cioran disfrutará ciertas atmósferas.
La prosa de Tavares brilla por su originalidad. Digita historias paralelas como si fueran hebras de colores. Las combina y así va urdiendo un cuento. Nunca sobran palabras; se ciñe a lo imprescindible. “Estos textos, que fueron escritos de noche, quisiera que fueran leídos como si fuesen canciones, por ejemplo de Leonard Cohen: tienen un sentido y sensaciones no muy explicables. Son historias urbanas, rápidas”, ha explicado en una entrevista con su editora argentina (la encontrás en www.letranomada.com).
El mal, la muerte, la enfermedad, el destino y la guerra agitan las páginas. Un hombre ofuscado anuncia la intención de rebanarle la garganta, con una radiografía, a una ramera detestable. A una niña de seis años le espera el porvenir de las feas y las bobas. Vagabundos actúan como chimpances mezquinos. Negros y ancianos son apaleados. Hay adulterio, locura, monedas malditas, perdedores en el colmo de su degradación. Tavares, que nunca se va del libro, pide cuentas a Dios por los terremotos, qué es eso de manipular lo creado sin distinciones. Si te tumban combate de rodillas, nos sugiere este escritor tan excitante.
Guillermo Belcore
Publicado en el suplemento cultural del diario La Prensa
Calificación: Bueno
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