Alfaguara. Novela. 309 páginas. Edición 2008
Edmundo Paz Soldán (Cochabamba, 1967) conectó el calvario de su Patria con un destino individual, signado por la ambigüedad y por la tragedia doméstica. Oscar, el speechwriter, es el protagonista. Se gana la vida alquilando su pluma al mejor postor, está a disposición de gente a quien considera inferior. Su única obsesión es lograr textos impecables. Llega al Palacio del Quemado para servir a un presidente caprichoso que intenta imponer a sangre y fuego un ideario que las masas ya no están dispuestas a tolerar. Al liberalismo puro y duro -como bien sabemos- le ha pasado su cuarto de hora.
La novela está bien escrita y es muy entretenida, excepto cuando se subordina por completo al mensaje. El narrador es el paradigma del blanquito con mala conciencia en un país de castas y odio de clases. El caso del suicidio del hermano de Oscar le permite esbozar, incluso, una teoría sobre el setentismo. Pero lo que hace valiosa la obra es la vivisección de Bolivia, un juicio honesto sobre la imposibilidad de ser, hasta ahora, un país normal y feliz. Que los eruditos forjen sus áridos ensayos para otros; este blog busca el conocimiento entre los literatos. Los artistas son las antenas de nuestra especie, sentenció sagazmente Marshall McLuhan.
Guillermo Belcore
Calificación: Buena
PD II: Quisiera testimoniar mi desagrado con el turismo dentro de casa' que algunos autores infligen a sus novelas para adecuarla al gusto (a la ignorancia) de los lectores extranjeros. He aquí un caso flagrante. Borges notaba que el Corán no necesitó describir camellos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario