Editorial Elefante Blanco, ensayo en 569 páginas. Precio aproximado: 60 pesos.
Entre tanta mediocridad, de repente estalla la excelencia: un racimo de mentes espléndidas se congregan en el mismo espacio histórico. Es la polis de Pericles o la Florencia de Leonardo, la Madrid de Quevedo o las trece colonias de Jefferson. También es la Buenos Aires al concluir el siglo XIX. De ese terreno feraz proviene este relato de fronteras.
Estanislao Severo Zeballos sufrió esa sed de conocimientos que signó a la Argentina de la organización nacional, tan vasta y tan urgente. Como sus hijos no eran muchos, nada les era ajeno. Fue abogado y jurisconsulto, diputado y tres veces canciller, viajero incansable y ariete del progreso económico, científico y cultural. Fue bibliófilo, estanciero, diplomático de fuste, estadístico, gran orador y tuvo una relación larga y fecunda con el periodismo. Se le conocían cinco libros, hasta que monseñor Juan Guillermo Durán tropezó en octubre de 2002 con manuscritos polvorientos y listos para ir a la imprenta. Dormían en un archivo aún no revisado de un museo de Luján. Se habían publicado parcialmente, pero sin firma, hace 125 años en el diario La Prensa. En una edición exhaustiva que data de 2004, aquellas crudas líneas sobre el exterminio del indio en la Pampa y la Patagonia vuelven a salir a la luz.
Con un talento extraordinario para el detalle, los 17 textos de Zeballos resultan amenos e interesantes. Ideólogo al fin como Sarmiento, lo suyo no es el claroscuro, sino la apología (al Ejército) o el estigma sin piedad (al aborigen). Resulta increíble que los prohombres de entonces practicaran el racismo con tanta crueldad.
La dedicatoria de Zeballos decía: A la patria. Con su excelente estudio preliminar, su mapa desplegable, sus apéndices, sinopsis, notas al pie e ilustraciones, el padre Duran y el sello Elefante Blanco prestan también un valioso servicio a la Argentina.
Guillermo Belcore
CALIFICACION: Bueno
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