Tusquets. Novela en 330 páginas.
Una antinomia vieja como el mundo aviva este libro. Libertad versus sumisión exaltada; individualismo versus lazos comunitarios. El american way life encarna el primer bando; el Islam, el segundo. Un joven vanidoso y extraviado opta por el martirio asesino con el fin de propinarle una lección devastadora a los infieles. Es la historia que imaginó un gran narrador estadounidense para desentrañar el misterio del 11-S. Lástima el final.
En su novela número veintidós, John Updike -el bardo de la clase media americana- cambió el ángulo de mira. La degradación de las urbes industriales (tipo Lanús) y de la educación pública se procesa mediante la casta mirada de Ahmad Ashmany, hijo de madre irlandesa y padre egipcio que se fugó del hogar. El muchacho ha encontrado en Alá su felicidad. Vive en un altivo aislamiento. Una célula extremista de Nueva Jersey lo recluta para dinamitar un túnel de acceso a Manhattan. Su antiguo tutor, un judío escéptico y obstinado, un perdedor melancólico, intentará frustrar la carnicería.
Los grandes diarios de Estados Unidos han triturado la novela. Se le achacan tres cosas: oportunismo, superficialidad y simplificación extrema. Ahmad es más robot que humano, escribió la legendaria Michiko Kakutani en The New York Times. Es cierto que como thriller político resulta un rotundo fracaso pues se sostiene en casualidades inverosímiles (a lo Hollywood), pero no puede sentenciarse que como escrito de ideas sea realmente malo. Estamos ante una combinación sabrosa: un buen trozo de realismo servido por uno de los mejores estilistas americanos. Esto es la vida y la gente apesta, nos persuade Updike con una prosa rica en detalles, muy bien documentada, y con un tono de nostalgia delicada que añora el pasado en que los niños recibían de padres y maestros más tutela de lo que eran capaz de digerir.
Guillermo Belcore
Publicado en el suplemento cultural del diario La Prensa.
1 comentario:
Estimado Asterion. ud ya sabe de mis palabras, que el hombre OBRA EL MAL SALVO que el bien le salga MAS CARO. Acá debemos preguntarnos los motivos de las eternas peleas entre OCCIDENTALES Y EL MUNDO ARABE. Pero como dice la leyenda...PARA MUESTRA VALE UN BOTON....Cualquier ARABE puede viajar a OCCIDENTE y tendrá seguramente a sus mujeres protegidas con esas TUNICAS que todo lo cubren...hasta buscan proteger a estos fanáticos de una potencial escapada del alma de los BELLOS SERES....Nadie obliga a esas mujeres a despojarse de ese castigo .........Hay acabadas muestras que las mujeres occidentales NO PUEDEN CAMINAR POR EL DISLOCADO MUNDO MUSULMAN con el pelo al viento. Eso ofende a ALA.... Es por eso que nunca se acabara la lucha.
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