Adriana Hidalgo. Novelas, cuentos y relatos en 520 páginas
Siempre deberá elogiarse el esfuerzo que ensancha el acervo nacional. El sello Adriana Hidalgo rescató a un simpático provocador de las primeras décadas del siglo XX, intelectual en el sentido más rico del término, moralista profesional, inspirador de Arlt y otros. Algunas gemas perdidas de Juan José de Soiza Reilly (1879-1959) han sido exhumadas por la investigadora María Gabriela Mizraje. Es un acto de justicia cultural. La compilación es tan sabrosa que permite obviar un prólogo casi totalmente estropeado por el culto a la primera persona del singular.
El volumen reúne dos novelas, cuentos, crónicas, una breve autobiografía y hasta dos textos de audiciones radiales. Abarcan medio siglo de producción literaria y periodística, signada por un espíritu al que urgía cumplir la misión típica del pequeñoburgués populista: denunciar las miserias de los adinerados y celebrar el ingenio o la pureza de la gente sencilla.
Mizraje tiene razón en algo. De Soiza vale más como retratista de su época que por la destreza expresiva. Abruma el gesto vehemente y desprolijo. Debe elogiarse, no obstante, la agilidad de una prosa rica en técnicas de la complicidad. Hay, además, un agradable vaivén entre genialidad y disparate. Las novelas parecen una sucesión de escenas teatrales. La ciudad de los locos (1914) es parodia, sátira, crítica social de una Buenos Aires igualita a la de hoy: cruel, frívola y corrupta. Locópolis, fundada por un mequetrefe que perdió la razón y sus compañeros del manicomio, es una utopía desopilante.
En las timberas (1928), Soiza Reilly despedaza en ciento treinta páginas a los aristócratas de cotillón que dilapidan sus haciendas en vicios como el juego, la cocaína o las citas de lujuria. Incluye diálogos irónicos que le hubieran encantado a un Oscar Wilde.
Guillermo Belcore
Publicado en el Suplemento de Cultura del diario La Prensa
Calificación: Bueno
PD: Un viaje fascinante a aquéllos años locos.
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