Por Andrew Graham-Yooll
Editorial Marea. Crónicas, 246 páginas. Publicado en 2007
Varias razones permiten recomendar este libro breve y luminoso. Quien conozca al autor habrá intuido que se trata de un valioso testimonio histórico. El estilo es ameno, claro y riguroso. La sobriedad no rebaja el compromiso: se retratan la estupidez e inmoralidad de los gobernantes, y también de la prensa amarilla. Hay una exquisita pero despiadada vivisección del alma argentina. Queda confirmado, pues, que cuando lo ejercen hombres de vasta cultura el periodismo es capaz de engendrar piezas con valor literario.
Andrew Graham-Yooll (Buenos Aires, 1944) recopiló y tradujo sus crónicas en inglés sobre la guerra de Malvinas en 1982. Tuvo la suerte de ser contratado como corresponsal por The Guardian, prestigioso diario de Manchester con tradición liberal, en el sentido anglosajón del término. Le sumó artículos que aparecieron en revistas literarias o de opinión.
Para gozo de los lectores, el volumen incluye un desayuno con Jorge Luis Borges, el 11 de junio de 1982. ¡Qué lucidez impresionante la del maestro! En la guerra -se lamentaba- los periódicos se vuelven más locos que la gente. Los argentinos somos europeos desarraigados y de baja casta. Pensamos a la América del Sur como en algo que es extraño a nosotros, razonaba el mejor de nuestros escritores.
Acaso como espejo, se narra una cena con el general Mario Benjamín Menéndez. La derrota tiene una dignidad que la ruidosa victoria no conoce, ha escrito también Borges. Indignante es el relato del clamor popular que exigía una guerra por las islas. Puede entenderse que veinticinco años atrás había en la Patria una necesidad muy fuerte de celebrar algo. Pero, más allá del odio del jactancioso o del adoctrinamiento hueco, ¿qué se puede decir de una sociedad donde guerras y partidos de fútbol se viven de la misma forma?
Guillermo Belcore
CALIFICACIÓN: Bueno
PD: Excelente la presentación del libro.
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