Por Arthur Conan Doyle
Claridad. Cuentos, 94 páginas, publicado en 2007.
Arthur Conan Doyle -diría Borges- es uno de esos nombres que las generaciones no se resignan a olvidar. Su creatura es tan universal y eterna como el Quijote o Macondo. No obstante, ya observamos aquí que es injusto limitar su vasta producción a las desparejas aventuras de Sherlock Holmes. Este volumen, publicado por primera vez en 1922, corrobora que se trata de un narrador elegante, cuya obra menos conocida merece un lugar en la biblioteca culta.
Los seis relatos fueron escritos antes de la corrección política, es decir, cuando se consentía denostar a la ``chusma de taberna'' y expresar a viva voz el patriotismo. Son historias ideales para ser escuchadas al calor de una lumbre. Todo es concreto y verdadero. Se exalta la virtud del coraje, con o sin uniforme. Hay un leve y agradable suspenso.
El libro aborda asuntos militares. El sobreviviente de Waterloo es el sargento Gregory Brewster que, a los noventa años, obliga a preguntarse con amargura a dónde van el porte marcial, la mirada brillante y el rostro valiente del guerrero. El peregrinaje a su casucha, no obstante, es casi una obligación para los hombres de las barracas. El pote de caviar pone la piel de gallina. Un grupo de europeos es asediado por nacionalistas chinos; si la plaza cae los espera una muerte horrorosa. La bandera verde denuncia la iniquidad que los ingleses le han infligido a sus vecinos pobres de Irlanda. Los tres corresponsales está ambientado en el desierto de Sudán donde periodistas siguen la huella de las tropas imperiales y compiten, casi hasta el martirio, por una primicia. Con La boda del brigadier y El señor de Chateau Noir nos desplazamos a Francia; el miedo de un húsar y la venganza implacable de un noble contra los prusianos son los materiales que trabaja con esmero Conan Doyle.
Guillermo Belcore
Calificación: Bueno
PD: En el archivo encontrarás otra crítica de una obra de Conan Doyle (Relatos del cuadrilátero).
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