António Lobo Antunes
Mondadori. Novela de 433 páginas
Desde hace unos años, es costumbre mencionar al psiquiatra António Lobo Antunes (Lisboa, 1942) como firme candidato al Nobel de Literatura. Su última novela refirma su destreza en la construcción narrativa. Fue concebida para lectores exigentes, para quienes desean saborear nuevas experiencias literarias y desdeñan, en general, el gusto vigente por la digestión fácil.
Aquí apuesta a un procedimiento que suele ser arduo: la reproducción escrita del acto de pensar. Abarca desde la medianoche a las cinco de la mañana, cuando la mente del insomne salta de un lado a otro como la ardilla febril en la jaula. Una única voz narrativa recoge los monólogos interiores de una mujer que padeció el suicidio de su hija, una enfermera compasiva, un policía detestable y asesino. Escuchamos también a los muertos. Todos han sufrido cicatrices en el alma. Gotean desánimos, enojos y saudades.
La única pregunta que me he planteado es cómo la noche se transforma en la mañana, ha explicado Lobo Antunes. Uno debe esforzarse para ir armando el sentido. La obra se urde a
fogonazos obsesivos. Imágenes fuertes operan como leimotiv: una muchacha colgada en la rama de un manzano, un médico policial que susurra detener por hoy los tormentos a un disidente. El autor se entromete (afirma que esto no es una novela sino la vida), expresa su solidaridad con las mujeres sometidas y plantea sus dudas metafísicas: ‘‘¿tras la muerte, circularemos como la tortuga, con las uñas negras, en el interior de la tierra, en busca de la ilusión del cielo?’’.
Hay otro enigma simbólico. El título alude a una escritura cuneiforme que tres mil años antes de Jesucristo se grabó en una tablilla de arcilla. Algo profundo quiere decirnos este maravilloso
artesano de la palabra.
Guillermo Belcore
Publicado en el suplemento cultural del diario La Prensa.
CALIFICACION: Bueno
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