jueves, 10 de enero de 2008

Soy Charlotte Simmons

Por Tom Wolfe­
Ediciones B - Novela de 897 páginas.

Tomas Kennerly Wolfe (Richmond, 1930) se ha especializado en la sátira social. La perspectiva de este lúcido dandy es casi divina, juzga a los necios como simples especímenes. En nombre de los viejos valores, rasga implacable aquellas mascaradas que engendra la época. En La hoguera de las vanidades consumó la autopsia de los codiciosos años de Reagan. La decada siguiente fue diseccionada en la espléndida Todo un hombre. En este caso, denuncia la lasitud y la estupidez de los universitarios norteamericanos.

Charlotte Simmons es una heroína decimonónica. Proviene de las empobrecidas montañas de Carolina del Norte. Su talento le abrió las puertas de una elitista institución del Este (¿Yale?, ¿Duke?). Llega al claustro con el pecho henchido de ilusiones puritanas, pero se encuentra con ebrios, sexópatas, envarados, anoréxicas, hipócritas, deportistas y fatuos. Con esa madera están hechos los futuros dirigentes de Estados Unidos.
Fiel a las premisas de El Nuevo Periodismo, este Dickens de moño y traje blanco tomó notas, investigó y consultó a expertos. Su ambicioso trabajo, empero, resulta jocoso y revelador sólo a ratos. Es un mamotreto complicado de manipular en todo sentido.
La primera dificultad se presenta con el lenguaje. Wolfe ha querido reproducir con exactitud el habla degradada de los jóvenes. La traducción evapora el encanto. El lector argentino queda a merced del horrible calé madrileño.

Gorjeos al margen, la novela de los campus resplandece cuando el escritor aplica su lupa de entomólogo sobre, digamos, la mediocridad académica o sobre algún Narciso hipnotizado con su propio atractivo. Pero uno se va del libro pensando que sobran trescientas páginas. Un realismo tan minucioso sabe a rancio.­
Guillermo Belcore­

Publicado en el Suplemento de Economía del diario La Prensa.

CALIFICACIÓN: MALO

PD: ¿El peor libro de Wolfe? Creo que sí. Pero si te encanta este dandy y tenes mucha, mucha paciencia, podés encontrarlo en las mesas de saldo de la calle Corrientes.

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