Jorge Lanata
Alfaguara. 148 páginas
¿Cómo definir este libro? Novela clásica no es. ¿Ensayo novelado? O mejor, relato de no ficción. Oscar Wilde sugería distanciarse de las obras que pretenden demostrar algo. Por una vez, desoigamos el consejo. Es valioso oír argumentos a contrapelo del pensamiento hegemóniko. Es loable el talante iconoclasta de Jorge
Lanata, pero errores como el de la página sesenta y tres quitan las ganas de seguir leyendo. Alguien debería haberle avisado que Vicente Fidel López falleció en 1903, Miguel Cané en 1905 y Carlos Pellegrini en 1906.
Empero, el filoso periodista encuentra el tono justo para desollar la primera experiencia guevarista en el país. El Ejército Guerrillero del Pueblo (EGP) se instaló en la selva de los Yungas en 1963. El siniestro ‘Che’ movía los hilos desde La Habana. No entraron en combate, pero asesinaron a sangre fría a camaradas que flaqueaban.
Lanata presenta al EGP como una suerte de Armada Brancaleone, irresponsable, ingenua e inmoral. El libro incluye mucha información y está escrito en el modelo fragmentario y coral, tan a la moda. Se amontonan discursos provenientes de contextos distintos. Retazos de un diario personal, documentos judiciales,
comunicados del EGP, artículos periodísticos, catálogos de armas, poesías, diálogos aislados. Suponemos que el autor eligió este sendero por dos motivos: es más cómodo y a Lanata le encanta jugar al posmoderno.
Hay un vaivén en el manejo de la metáfora que va de lo sagaz (‘‘el aire de esponja imposible de respirar’’) a lo lamentable (‘‘el tiempo se extiende como la mermelada’’). El planteo filosófico y ético sobre la conciencia y el acto de matar merece elogios. En el mundo de los revolucionarios, una diferencia de opinión suele equivaler a una sentencia de muerte.
Guillermo Belcore
CALIFICACION: Regular
Alfaguara. 148 páginas
¿Cómo definir este libro? Novela clásica no es. ¿Ensayo novelado? O mejor, relato de no ficción. Oscar Wilde sugería distanciarse de las obras que pretenden demostrar algo. Por una vez, desoigamos el consejo. Es valioso oír argumentos a contrapelo del pensamiento hegemóniko. Es loable el talante iconoclasta de Jorge
Lanata, pero errores como el de la página sesenta y tres quitan las ganas de seguir leyendo. Alguien debería haberle avisado que Vicente Fidel López falleció en 1903, Miguel Cané en 1905 y Carlos Pellegrini en 1906.
Empero, el filoso periodista encuentra el tono justo para desollar la primera experiencia guevarista en el país. El Ejército Guerrillero del Pueblo (EGP) se instaló en la selva de los Yungas en 1963. El siniestro ‘Che’ movía los hilos desde La Habana. No entraron en combate, pero asesinaron a sangre fría a camaradas que flaqueaban.
Lanata presenta al EGP como una suerte de Armada Brancaleone, irresponsable, ingenua e inmoral. El libro incluye mucha información y está escrito en el modelo fragmentario y coral, tan a la moda. Se amontonan discursos provenientes de contextos distintos. Retazos de un diario personal, documentos judiciales,
comunicados del EGP, artículos periodísticos, catálogos de armas, poesías, diálogos aislados. Suponemos que el autor eligió este sendero por dos motivos: es más cómodo y a Lanata le encanta jugar al posmoderno.
Hay un vaivén en el manejo de la metáfora que va de lo sagaz (‘‘el aire de esponja imposible de respirar’’) a lo lamentable (‘‘el tiempo se extiende como la mermelada’’). El planteo filosófico y ético sobre la conciencia y el acto de matar merece elogios. En el mundo de los revolucionarios, una diferencia de opinión suele equivaler a una sentencia de muerte.
Guillermo Belcore
CALIFICACION: Regular
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