Por Anaïs Nin
Emecé. 308 páginas
Un equívoco confundió el siglo XX: la libertad espiritual es libertad sexual. Hoy, ya desengañados, es menester preguntarse si Anaïs Nin -estandarte desde los sesenta del feminismo y la exaltación de la carne- tiene algo que ofrecer a esta década cínica. Planteado de otro modo, ¿la lírica erótica bien narrada es suficiente para volver a un libro interesante?
Emecé reimprimió parte de los diarios de Nin, escritos entre octubre de 1931 y octubre de 1932, cuando vivía en las afueras de París, mimada por su esposo, un banquero gris. Pero Anaïs, vivía también bajo la sombra terrible de Rimbaud, convencida de que ``los escritores le hacen el amor a lo que sea'' (años después hasta practicaría el incesto). El texto se concentra en la relación volcánica con Henry Miller y su esposa June Mansfield. Nunca fue tan fogosa, asegura en el prólogo Robert Pole, el albacea.
El libro inspiró en 1990 un film de Phillip Kaufmann (Henry and June), en el que sólo Uma Thurman fue memorable. No se trata de pornografía, sino más bien de una retahila de migajas eróticas practicadas por un intelecto amoral en perpetua sensación de ahogo. Hay una agradable intención filosófica que se esmalta con sentencias del tipo: ``amar a un solo hombre o mujer es encerrarse''. O mejor: ``la vulgaridad proporciona el placer de profanar''. El estilo impresiona por su claridad y concisión, si bien tanto detallismo termina aburriendo.
La trama, con su aire de artificiosidad decadente, puede ser leída como un novela, pues los personajes evolucionan. Pero en conjunto transmite la impresión de ser -más que un diario- la parodia del diario de una obsesa por las emociones auténticas. Después de maravillosas décadas de rock, una escritora libertina no asombra ni a una tía abuela.
Guillermo Belcore
CALIFICACION: Regular
1 comentario:
Guille;
Este fin de semana descansando en el país tropical,acompañada de un libro, que verdad sea dicha nunca em minha vida pensei que isso aconteceria conmigo:Estoy lendo Sexus de Henry Miller,ésta novela mobilizó todos os meus sentidos.
Entonces me di cuenta de que adoro novelas obcenas sin llegar a lo burdo claro.
¡Qué raro!,que vocé naó tenha una reseña de esté autor.
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