Las vidas de Louis Drax

Por Liz Jensen­
Tusquets. 301 páginas ­
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El director y guionista Anthony Minghella ha comprado los derechos de esta novela para llevarla a la pantalla grande. Se trata de un thriller psicológico con pizcas de narración fantástica, de esos que magnetizan los dedos: la intriga obliga a aferrar el libro con firmeza hasta la última página. Es tan atrapante que se sobrepone a giros absurdos, como imaginar que un psicólogo abandona su carrera y se hunde en el alcohol porque fracasó con un paciente. ­
Liz Jensen (Oxfordshire, 1959) trabaja como periodista y productora televisiva. Como escritora ha mostrado una gran plasticidad para ensayar distintos géneros. En busca de un público más amplio (según su propia confesión), cruzó el Canal de la Mancha a bordo de esta euronovela. ­
Louis Drax es un niño francés propenso a los accidentes. Durante un picnic familiar cae por un barranco y queda en estado de coma. Su padre desaparece y Natalie, la mamá, lo acusa por la tragedia. El chico de nueve años es trasladado a un hospital de la Provenza, especializado en pacientes en estado vegetativo. Allí lo recibe el doctor Pascal Dannachet, una eminencia no convencional. El caso apasiona al médico, quien, con el alma empapada en compasión, se enamora de Natalie. Esa mujer tiene algo que trastorna a los hombres. Sin embargo, dos cartas con amenazas perturban el idilio. ¡Las firma Louis! La policía husmea; yace un secreto terrible bajo la superficie.­
La historia está narrada desde dos puntos de vista: el de un niño comatoso y el del médico que lo trata. La alquimia funciona bien. Louis es inteligente, caprichoso, más bien insoportable como casi todos los chicos de su edad. Dannachet habla con un tono reflexivo y elegante. La trama suscita esa agradable sensación que provocan los conflictos entre personas civilizadas. ­

Guillermo Belcore

Publicado en el suplemento cultural del diario La Prensa.

CALIFICACION: Bueno­