viernes, 11 de enero de 2008

Bullet Park

Por John Cheever­
Emecé. Novela de 254 páginas

Ciento sesenta y un cuentos publicados testimonian que John Cheever (1912-1982) es un maestro consumado de la ficción breve. Sus cinco novelas, en cambio, merecieron reparos. Hasta el crítico Rodrigo Fresan, su más ferviente lector en la Argentina-, admite que los textos largos de Cheever pueden resultar algo invertebrados. Los han tachado de ``torpes sucesiones de anécdotas en busca de una dirección y un sentido''.
Puede que a algún tiquismiquis le quede ese regusto al concluir este libro. Pero seguramente también se habrá deleitado con uno de los mejores estilos de la literatura estadounidense, una prosa simplemente maravillosa. Para usar sus propias palabras, el ritmo parece ajustarse a cierta métrica íntima, evocativa y tan azarosa como la poesía.
Cheever, estrella de la m¡tica revista New Yorker, fue definido como el ``Chejov de los suburbios''. Fue la pesadilla del sueño americano, espió detrás de cada puerta de los barrios residenciales y no le agradó lo que ve¡a. Concluyó que Thoreau tenía razón: ``la mayor¡a de los hombres vive en silenciosa desesperación''.
Bullet Park fue escrita en 1968. La protagonizan Paul Hammer (martillo, en inglés) y Eliot Nailles (clavos). El primero es un bastardo con fortuna y un matrimonio arruinado que decide sacrificar en una Iglesia al hijo del segundo ``para que el mundo abra los ojos''. Eligiò a Nailles por su ejemplaridad, es el prototipo de la normalidad burguesa. Circundan el drama principal decenas de anécdotas encantadoras. Moralista con inspiración religiosa, Cheever abjura de las vidas sin sentimientos ni valores auténticos. Sentencia que el ímpetu, el hedor, el color y el ardor dan sentido a la existencia

Guillermo Belcore­

Publicado en el Suplemento Cultural del diario La Prensa.

CALIFICACION: MUY BUENO

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