sábado, 13 de junio de 2009

Pájaros en la boca

Samanta Schweblin­
Emecé. Cuentos. 181 páginas­
­
¿Tiene lápiz? Anote este nombre: Samanta Schweblin, estrella en ascenso de la literatura criolla. Ana María Shua, en la retiración de contratapa, sostiene que es la “mejor cuentista argentina”. Puede que sea verdad, pero quizás el traje le quede aún un poco holgado. No importa. Lo cierto es que Pájaros en la boca revela que Schweblin, nacida en 1978, ha logrado ya forjar un universo personalísimo que seduce por varias razones.

Para empezar, Schweblin tiene la facultad de hacer cruzar al lector al lado de la anormalidad o de la fantasía con un pestañeo. De repente, uno se percata maravillado que las cosas no son como pensaba. Las obsesiones, la angustia, la desgracia, la violencia y la depresión psicológica son sus materias primas. Pertenece, además, a la mejor estirpe de narradores, aquéllos que entienden que nunca debe faltar en el cuadro una historia fascinante o conmovedora. Cuando no la hay, la crítica no tiene otro remedio que fastidiar con los defectos del estilo. No es éste el caso, aclaremos. La prosa, bien trabajada y expresiva, trae consigo vestigios de Cortázar y Kafka. Tiene además una inesperada profundidad.

Pero quizás el principal rasgo distintivo de la autora sea su singular imaginación. El volumen encierra a un pintor exitoso que tiene inclinación por agarrar de los pelos y dar la cabeza contra el piso a los asiáticos. Hay un caserío miserable que ha olvidado sentir hambre y sed. Un hombre sirena, una nena que devora pajaritos, un embarazo que se revierte simbolizan alguna cosa. Cavar, cavar sin motivo aparente, es un procedimiento repetido. La voz cándida de un niño que evoca la noche maldita en que Papa Noel se quedó a dormir en el dormitorio de su madre es otra de las cimas del libro. Schweblin, pues, un apellido para seguir de cerca.
Guillermo Belcore
Publicado en los suplementos de Cultura de los diarios La Prensa y La Capital de Mar del Plata.

Calificación: Muy bueno


10 comentarios:

Matías dijo...

Totalmente de acuerdo, a Schweblin no hay que perderle pisada. Ya su primer libro, "El núcleo del disturbio", era una inquietante colección de cuentos.

Guiasterion dijo...

Estimado Matías:

Me temo que no he leído ese libro. Intentaré conseguirlo. ¡Pero hay tanto que debo leer!
Gracias por el aporte
G.B.

gabrielaa. dijo...

estoy leyendo Pájaros en la boca. inquietante y bien escrito.
pero me molesta sobremanera que página por medio (y a veces hasta párrafo por medio) haya una frase introducida con "como si". me resulta irritante, y lo lamento mucho.

Guiasterion dijo...

Querida Gabriela:

Sí, es cierto. Schweblin aún no ha templado y pulido un estilo que nos encandile con su brillo, como el de nuestro adorado Schwob. Por el momento, nos cautiva con su rara imaginación.

Creo que Samanta es una de las apariciones más promisorias de los últimos años. Yo, como tantos de nosotros (los lectores voraces), estoy ansioso por descubrir artistas que me reconcilien con la literatura argentina.
Saludos
G.B.

Carlos Ardohain dijo...

No leí Pájaros en la boca, pero El núcleo del disturbio es uno de los libros de cuentos más interesantes de los últimos años. Está en Corrientes en mesas de saldos.
De este libro sí leí los cuentos La furia de las parcas y El cavador.
Me gusta además que sea una de las escritoras de esta época que menos habla, aunque para el amigo Pron eso sea un demérito.

Anónimo dijo...

Una de las gratas sorpresas del 2009!
Una aclaración preliminar: mis limitaciones para emitir juicios “literarios” -mínimamente fundados- son enormes pero puedo transmitir mi experiencia de simple lector: este libro tiene un par de cuentos inolvidables! Me parece que no es poco.
Me impresionan: su imaginación, su capacidad para contar historias cargadas de imágenes indelebles, la delgada línea que separa lo real de lo fantástico, la tensión que transmite el relato. Veo otra cualidad (de “clásico”) que la distingue de muchos escritores argentinos de la actualidad: hay algo atemporal y universal en sus relatos: casi todas las historias podrían llevarse 10, 20 o 40 años atrás, y ubicarlas en cualquier punto del planeta. (Los pocos autores jóvenes que he leído son muy “Crónicas de Buenos Aires, año 2000”).
En mi última incursión a Bs. As. encontré “El núcleo del disturbio” en calle Corrientes en mesa de saldos (Gracias, Carlos Ardohain!!!)
Comparto tus palabras Guillermo, Samanta ha logrado crear “un universo personalísimo”.
Pepe

Luis Saray dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Luis Saray dijo...

me encanta !!. aun es joven y va a mejorar cada vez más!!. adorable la plásticidad que encuentro en las visiones que generan sus cuentos.

Anónimo dijo...

podras nombrar o ayudarme aunque sea a encontrar la libreria donde esta el libro anterior? ojala me leas, ojala me contestes.

Guiasterion dijo...

Estimado Anónimo:

Con franqueza no le sé. Yo probaría por la calle Corrientes, en librerías de viejo y los revoltijos de Parque Rivadavia y Parque Centenario.
G.B.