viernes, 30 de mayo de 2008

Espejos

Eduardo Galeano­
Editorial Siglo XXI. Ensayo, 365 páginas­

­ Eduardo Galeano (Montevideo, 1940) está de regreso. No ha perdido un gramo de talento ni ha acortado un centímetro sus limitaciones. La propuesta literaria es la misma de siempre: como esos filisteos de Hollywood o la TV que tropiezan con una fórmula exitosa y la explotan hasta el cansancio. Espejos es una suerte de continuación de la trilogía Memoria del Fuego.
Notable ensayista aunque poeta menor, el pensador uruguayo urde su libro a fogonazos. Con seiscientos relatos gnómicos hilvana una historia de la humanidad, desde las Cuevas de Altamira hasta George Bush. Su intención es dar voz a los oprimidos; rescatar mitologías; señalar con el dedo a la Iglesia, Estados Unidos y el capitalismo; abominar del machismo y la homofobia; glosar textos memorables; relativizar el terror rojo; jugar a ser Bertold Brech. Suele sacrificar la belleza en el altar del mensaje explícito. Empero, cada tanto nos deslumbra con un dato curioso o una rara etimología.­
Verdad -escribió Nietzsche- es lo que nos interesa. Fiel a la consigna, Galeano vierte los hechos en sus moldes ideológicos, moldes de acero. Millares de jóvenes latinoamericanos se han nutrido con la visión esquemática, maniquea y ofuscada de sus best sellers. Esto no significa que sean falsas todas sus saetas incandescentes. Claro que no. Pero qué decir de un estudioso que atribuye la inseguridad ciudadana al mero temor de los esclavistas. Maradona aquí es un héroe.

Favorece la digestión rápida y acrítica, una prosa límpida y coloquial que llega directo al corazón. Hay momentos en que dan ganas de salir corriendo a golpear a alguien con un palo. Hay otros, en que despierta ternura. El libro, en definitiva, podría haber sido muy interesante si la denuncia perpetua no lo hubiese sumido en la más gris monotonía.
Guillermo ­Belcore
Publicado en el suplemento de cultura del diario La Prensa.

Calificación: Regular

PD: Ya va en la Argentina por la segunda edición. El libro se vende como pan caliente. Galeano ha logrado el sueño de todo marketinero: convertir su apellido en una marca. Puede repetir el mismo producto un millón de veces que su legión de feligreses no dejará de comprarle. Pigña, Lanata, Bucay, Coelho son casos análogos.

jueves, 29 de mayo de 2008

Juegos de playa

Betina González­
Clarín-Alfaguara. Nouvelle y cuentos, 158 páginas. Edición 2008. Precio aproximado: 35 pesos.
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Betina González (Buenos Aires, 1972) ganó el Premio Clarín 2006 de Novela con Arte menor, obra que el lector puede encontrar ya en las mesas de saldo porteñas. Publica ahora una nouvelle que da nombre al volumen, enriquecido con cuatro cuentos. El Fondo Nacional de las Artes facilitó la edición.

Juegos de playa narra las vivencias veraniegas de una niña y una sustitución de identidad. La historia gira en torno a un espectro: un veterano de guerra, un misterioso ermitaño, que de buenas a primeras aparece en Mar del Plata y cautiva a un muchacho y a su hermanita. Las negras y fétidas alas del desastre en Malvinas revolotean sobre el texto.

La historia se urde en cuatro momentos. Con agrado se va armando un rompecabezas. La voz narrativa, empero, suscita dificultades. A ratos nos cautiva un punto de vista pueril que va, por ejemplo, descubriendo el mundo a través de los olores. Y de pronto aparecen expresiones feas que no deberían estar allí. El cielo es “gris cetáceo”. Los caballos, “monocromos”. ¿Se corre o no la autora de la trama? No falta la cursilería: “las historias de amor no deberían tener testigos. Mucho menos narradores”. También se deslizan errores: “una aire de misterio'; “Gran Acto de Desaparación”.

Mejor ejecutados, creemos, fueron los cuentos. La narradora homenajea a tres amistades: una inmigrante italiana obsesionada con la santidad; un abogado de Texas, semejante a Bioy y consagrado a defender a mexicanos; una chica de origen japonés que salva a su hermano con un milenario sortilegio. El cuarto texto involucra a Tilcara, un adulterio ruin, el fantasma de Ambrosetti. En la variedad está el placer. Cierto afán universalista -tan típico de los buenos escritores argentinos- está asomando en Betina González.­
Guillermo Belcore

Publicado en el suplemento cultural del diario La Prensa.

Calificación: Regular

lunes, 26 de mayo de 2008

El secreto de Christine

Benjamin Black
Alfaguara. Novela policial. Edición 2007. Precio: 45 pesos

­Se ha dicho que los mejores escritores ingleses son irlandeses. Shaw, Burke, Wilde, Swift, Joyce y Beckett refulgen en la cantera celta. Agréguese a la lista a John Banville. Es el mejor estilista actual, dictaminó George Steiner, ese gran crítico a quien tanto nos gustaría parecernos. Con el seudónimo de Benjamin Black, Banville ha decidido imitar a Simenon.
La novela policial transcurre en la Dublín de mediados de los cincuenta. El
patólogo Quirke, un hombre íntegro pero lastrado por el alcohol y un secreto familiar, encuentra a su hermanastro en la morgue adulterando el certificado de defunción de una pobre chica. Nuestro héroe se empecina en buscar la verdad y tropieza con una conjura que involucra a los pilares de la sociedad, a la Santa Iglesia y a sus parientes. Dos matones de pacotilla lo muelen a golpes. Asesinan a inocentes. Los tentáculos se extienden a la próspera Bostón. El rencoroso nacionalismo católico conspira entre las sombras.
Entre otras virtudes, el libro sorprende por la definición y el acabado de los personajes. Da la impresión de que Grahan Greene se ha apareado con Raymond Chandler. Quirke, un oso bonachón rodeado de lobos rabiosos, es todo lo contrario de un Sherlock Holmes. La excelencia de la técnica narrativa nunca rebaja la intensidad de la trama. Hay capítulos que causan escalofríos. Hay un delicado procedimiento para introducir el supenso y para hacer correr el tiempo
dejando caer una frase como quien no quiere la cosa.

Ha explicado Banville que la novela provino de un guion que la televisión le había encargado. El arte es misterioso. Aun la literatura por encargo en el desprestigiado subgénero del thriller puede generar una obra maestra.

Guillermo Belcore

Publicado en el suplemento cultural del diario La Prensa y La Capital de Mar del Plata.

CALIFICACIÓN: Muy bueno

PD: Uno de los mejores libros de 2007. Si lees inglés podes encontrar una buena reseña en

www.nytimes.com/2007/03/01/books/01masl.html?_r=1&ref=books


sábado, 24 de mayo de 2008

Tuya


Claudia Piñeiro
Editorial Alfaguara, novela de 168 páginas. Edición 2008. Precio aproximado: 35 pesos.

Antes de que la señora Claudia Piñeiro saltara a la fama con el Premio Clarín escribió esta novela policial que sorprende por lo buena. Tuya, en efecto, data de 2005. No merece el olvido. Es uno de esos libros que se devoran en un día.

Piñeiro narra un infame cuadrado amoroso. Es decir, un triángulo al que le ha surgido un lado imprevisto que embarulla las cosas y torna más interesante la trama. Inés, ama de casa del montón, descubre en el maletín de su esposo un corazón dibujado con rouge, cruzado por un “te quiero” y firmado “tuya”. Una reverenda grasada, pero esto no puede quedar así. La buena señora, histérica, una noche sigue a su media naranja a los bosques de Palermo. Lo ve discutir con su secretaria Alicia, la muy perra. El la empuja con tan mala suerte que ella va a dar justo con la cabeza en un tronco y muere instantáneamente. Con el correr de los días, Inés ayudará a Ernesto a encubrir el crimen, hasta darse cuenta con espanto que, en realidad, “tuya” no era Alicia. En forma paralela, se relata el embarazo no deseado de Lali, la hija adolescente de los Pereyra.

El libro demuestra un talento infrecuente para desollar a un sector de la sociedad argentina. Tuya es una pintura cruel (la suaviza un poco el tono paródico) de cierta burguesía porteña. Prejuicios, miserias, estupidez, egoísmo, desdén por la ley aparecen en el lienzo. Los Pereyra son, al fin y al cabo, un matrimonio tipo, modelo estándar. Se tiene la impresión, siempre, que los personajes son de carne y hueso.

La obra tiene otro agrado. Se alternan, con destreza, las voces. Oímos a Inés, luego una conversación telefónica de la hija, después se transcribe un material del expediente judicial. El final respeta el genero policial. La obra es tan redondita que Alejandro Doria la llevará al cine.­

Guillermo Belcore­

Publicada en el suplemento cultural del diario La Prensa

CALIFICACIÓN: Buena

viernes, 23 de mayo de 2008

La sombra del púgil

Eduardo Berti­

Editorial Norma. Novela en 181 páginas. Edición 2008. Precio aproximado: ­40 pesos.

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La figura del boxeador buenazo, que pelea cuerpo a cuerpo con la vida, tiene el éxito asegurado. Aún hoy, nos conmueve Rocky Balboa, incluso a quienes presumimos de sofisticados. Eduardo Berti (Buenos Aires, 1964, foto) inventa aquí a Justino -ojos mansos, sonrisa sin sesgos de maledicencia- para protagonizar dos historias, una deportiva, la otra sentimental. La trama involucra a tres hermanos, el mayor profesor de historia, el del medio biólogo, el menor periodista. En la adultez se empecinan en llenar los huecos de un par de relatos que, de chicos, los había cautivado en labios de su padre. Rememoran al púgil Justino, correcto o mediocre profesional retirado, y a sus entrañables y retorcidas tías Berta y Aurelia, marchitas de amargura hasta el cajón. Hay un campeón que demanda una revancha siempre postergada. Hay enemistades oscuras y de por vida. Hay enfermedades malditas y un reloj catedral que cumple un papel decisivo. El Congreso es oscuro; el club barrial, gris; y el hogar, blanco y luminoso.

El autor ha querido retratar la actitud complaciente y timorata de la clase media porteña ante la última dictadura militar. Las opiniones de Berti no van más allá del tópico progresista. No obstante, debe dejarse constancia que sus delicados procedimientos para introducir la política en la urdimbre jamás estropean la eficacia narrativa. Con una frase de oro salva el verosímil literario: “una obsesión no debe medirse con criterios normales”.
Por lo demás, Berti exhibe una de las prosas más fluidas y armónicas de la narrativa argentina actual. No ocurren grandes cosas en su última novela, pero siempre resulta interesante pues el autor no comete el pecado de explicarlo todo que, como Voltaire sostenía, es el secreto de ser aburrido. ­
Guillermo Belcore

Publicado en el Suplemento Cultural del diario La Prensa

Calificación: Buena­

­PD: Tengo a Berti como uno de los mejores prologuistas de la Argentina. Esta es la primera novela que le he leído, me siento impulsado a buscar las anteriores.

miércoles, 21 de mayo de 2008

Ajenjo, mito e historia

Phil Baker­
Editorial Cántaro. Ensayo de 289 páginas. Edición
2006. Precio aproximado: 35 pesos


¿Qué tienen en común Oscar Wilde y los soldados
coloniales franceses? ¿Hemingway y los poetas malditos? ¿Strindberg y Van Gogh? Todos han sucumbido al embrujo del hada de ojos verdes, revela este ensayo muy bien escrito, respaldado por una impresionante bibliografía, con generosidad ilustrado y de esmerada presentación.

El periodista Phil Baker ha urdido un apasionante y minucioso retrato del frenesí por una hierba que se usaba desde antaño con fines medicinales. El ajenjo arrastra una mala reputación. Lo vinculamos con la bohemia de la Belle Epoque, con el París donde bullían todos los vicios. Aún hoy se afirma que tiene propiedades alucinógenas. Varios tangos lo mentaron, recuerda en el prólogo Eduardo Berti. Sus víctimas lucen una pálida aureola alrededor, gente que desperdicia la vida y que la vida los desperdicia a ellos.

¿Qué es el ajenjo? Tal como lo conocemos nació como tónico en Suiza y se transformó en una de las bebidas alcohólicas más fuertes jamás preparadas, con ritual propio. Abunda -notó Roland Barthes- en metonimias de todo tipo. No sólo ha simbolizado el decadentismo francés. La perversidad siempre aparece en escena cuando se habla de este licor, resalta Baker quien, por fortuna, ramificó su investigación en los vicios de una época y las desdichas de sus celebridades, como el ocultista Aleister Crowley (1875-1947), a quien Inglaterra lo tachó de ser “el hombre más pervertido del mundo”.

¿Por qué fascina el ajenjo? Lo sublime nos subyuga, notaba Richard Klein. ¿Y qué es lo sublime? Una categoría estética que incluye una experiencia negativa, un shock, una intimidación de muerte, la contemplación del abismo. Por eso fumamos y abusamos de alimentos pesados. Por eso, al parecer, el diablo verde ha regresado. Una curiosidad aterradora: ajenjo en ruso se dice chernobyl.

Guillermo Belcore­

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Calificación: Muy Bueno­

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POSTDATA: He hallado en este libro frases deliciosas. Transcribo dos:­

* Con vino, poesía o virtud tu eliges. Pero embriágate. (Baudelaire

* ¿Cómo puedes beber agua?. Los peces han estado fornicando allí (W. Fields).

lunes, 19 de mayo de 2008

Contra el estado de Israel. Historia de la oposición judía al sionismo


Yakov Rabkin­
Editorial Martínez Roca. Ensayo de 394 páginas. Precio aproximado: 50 pesos.

Este libro quema los dedos. En nombre de la Torá y la tradición, un erudito -un hombre piadoso- sostiene que Israel y el pueblo judío son dos conceptos totalmente diferentes. El sionismo, incluso, puede que sea un cisma, o bien un foco de identidad independiente como la cristiandad. Feas palabras circulan por las páginas: abominación, herejía, religión sin Dios, idolatría. Empero, es un ensayo obligatorio para el experto y una obra esclarecedora para el público corriente. Es una prueba cabal, además, de la belleza del pensamiento y la religión hebrea.

El señor Yakov Rabkin (foto) es catedrático de Historia en Montreal y un estudioso de los textos sagrados. Su palabra es convincente en líneas generales, aunque su apasionamiento desemboca a menudo en la exageración y el idealismo. Procura dar voz a una corriente minoritaria del judaísmo, pero respetable y antigua. Trae a rabinos y pensadores eminentes en su respaldo, que parten de una angustia: ¿Cómo interpretar el retorno de los judíos a la Tierra de Israel antes de los tiempos mesiánicos?

Su conclusión es que el Estado sionista es el fruto de ideologías sacrílegas, como el nacionalismo a lo Mussolini o el socialismo de cuño soviético. Ruptura en lugar de continuidad. El nuevo hebreo que ha surgido del esfuerzo de Ben Gurión y su prole es la antítesis de todo lo que la Torá inculca al creyente. Es un altivo militarista que coloca la posesión de la tierra en el centro de su identidad histórica. No sólo se ha transformado en una calamidad para los árabes, sino también para los propios judíos de la diáspora. Lo probarían los atentados en Buenos Aires. Lo mejor, insiste, sería desmantelar “el último estado colonial del planeta”, a quien compara con los boers o los pied noirs.­

La obra, traducida a varios idiomas, bulle de advertencias metafísicas. El capítulo sobre la Shoá llega al punto de interpretar a Hitler como un agente del castigo divino. Demasiado, ¿verdad?­

Guillermo Belcore­

Publicado en el suplemento cultural del diario La Prensa.

Calificación: Bueno

PD: La celebración del sesenta aniversario de la creación del Estado Israel, sospecho, indujo a Planeta a traer este libro en la Argentina. Rabkin visitó, incluso, la última Feria del Libro en Buenos Aires. Los grandes medios le prestaron atención. Confieso que tengo cierto malestar con sus ideas, pues, de alguna manera, respalda argumentos de antisemitas notorios como el presidente de Irán. Pero Rabkin es un pensador honesto y bienintencionado. Merece ser escuchado.

sábado, 17 de mayo de 2008

Bajo la lluvia de todo el mundo

Hugo Mujica­
Seix Barral. Cuentos, 134 páginas. Edición 2008
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Hugo Mujica -teólogo, filósofo y poeta- publicó su segundo libro de cuentos. El volumen, de muy despareja eficacia, exhala amargura y desolación. Cuentos deprimentes, creo que bien pudo haber sido el título. Es probable que el autor se haya dejado ganar por el pesimismo.

El suicidio asoma su feo rostro. Leemos que un cura se arroja desde el campanario de su iglesia, mientras los feligreses esperan la misa. Hay una navaja que le devuelve el color a un deprimido, pero es el color sangre. Un desesperado elige volarse la cabeza, desnudo en la cama y en presencia de la Primera Sinfonía de Mahler. Digamos de paso, que Mujica, el melómano, no logra iluminar nunca el misterio de la música.

La soledad también revolotea con sus alas negras. En Un espejo abierto a la vida, escrito en borgeano tardío, un traductor se consagra a amarse a sí mismo encerrado en el cuarto de una miserable pensión. Páginas más adelante, una solterona alimenta gatos callejeros para conjurar un viejo dolor del alma. No puede dejar de reconocerse el efectismo de ciertas imágenes. ¿Quién puede permanecer indiferente ante el niño que estrangula a un gato con sus manos depravadas o frente a esos padres que le revientan las piernas a martillazos al hijo que sufre enanismo? Como se ve, no es libro para estómagos delicados.

En cuanto al estilo, la prosa es minuciosa, concreta y transparente, pero la belleza brilla por su ausencia. Se nota, además, el temple poético del autor. Relatos emergen de una mera imagen: una rata de gruesa cola que se cuela, justo antes de la tormenta, en la habitación de una señora. O de una idea: una cucaracha, en trance de ser aplastada, divaga sobre el destino y Dios. Hay también escritos que provienen de Oriente o la Antigüedad. Quizás si hubiesen sido elaborados en formato lírico el resultado hubiera sido más satisfactorio.­

Guillermo Belcore

Publicado en el suplemento cultural del diario La Prensa

Calificación: Regular

PD: No temo decirlo. Este volumen me ha decepcionado. La teología de Mujica, un hombre de fe, no logra sorprenderme. No entiendo porqué Beatriz Sarlo le dedicó una página­ en el suplemento cultural de Perfil del domingo 4 de junio. www.perfil.com/contenidos/2008/05/04/noticia_0008.html
¿Serán amigos?

jueves, 15 de mayo de 2008

El roce de Dante

Rodolfo Rabanal­

Seix Barral. Ensayo, 195 páginas. Precio aproximado: 40 pesos. Edición 2008

Desde el prólogo, esta exquisita colección de ensayos resulta muy estimulante. En primer lugar, por su calidad expresiva. Siempre es placentero tropezar con un vocabulario rico y una prosa forjada con esmero. Rodolfo Rabanal apuesta al poder la belleza, asistido por la convicción de que “sólo lo propio determina un estilo, aunque sea el resultado de un millón de influencias”. La reflexión, por ello, se esmalta con momentos, sensaciones y experiencias. Los textos tienen el ánimo del relato, explica.­

El segundo agrado deviene del ingenio con que se tratan los problemas literarios y los asuntos de actualidad, sea la espléndida decadencia de Venecia o bien los perturbadores ombligos al aire (¿Venus umbilicalis?). La citas siempre suenan oportunas; la mirada del escritor es perspicaz. Estamos ante un volumen que, sin duda, ha ubicado a Jorge Luis Borges como norte. Cultiva Rabanal una ambición borgeana para abordar la cultura universal y las referencias clásicas sin renunciar al tono liviano y espumoso. El planteo, de fondo, es exigente pero casi nunca aburre. Otra saludable certeza del autor es que los detalles legitiman la salud de un libro.­

En cuanto a la temática, abre el fuego una revisión (¡una más!) del Alighieri. Rabanal se interesa no sólo en el poeta incomparable y el defensor tenaz de la lengua vulgar. Entre decorados venecianos y de la eterna Roma, conjetura también sobre los pecados y aficiones del marido terreno de Gemma Donati que le dio cuatro hijos y un matrimonio que no hizo historia. El segundo escrito tiene un tinte de nostalgia; evoca un mundo antiguo (¿concluyó en 1989?) en el que se escribían cartas manuscritas y la gente conversaba durante horas enteras. Sigue un monólogo ameno sobre el oficio de escribir y los gustos del público. Rabanal se lamenta de que la noción de tolerancia -indispensable en la convivencia social- se aplique a la mala literatura. ¡Toleramos hoy cada esperpento!­
Guillermo Belcore­

­Publicado en el suplemento cultural del diario La Prensa­

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Calificación: Bueno­

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Postdata: Amable lector como habrás descubierto no soy muy afecto al cajón de sastre, empero este volumen logró seducirme. Postulo como De Quincey que el estilo tiene valor absoluto, es la encarnación del pensamiento.

lunes, 12 de mayo de 2008

Episodios en los territorios del sur

Estanislao Zeballos
Editorial Elefante Blanco, ensayo en 569 páginas. Precio aproximado: 60 pesos.

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Entre tanta mediocridad, de repente estalla la excelencia: un racimo de mentes espléndidas se congregan en el mismo espacio histórico. Es la polis de Pericles o la Florencia de Leonardo, la Madrid de Quevedo o las trece colonias de Jefferson. También es la Buenos Aires al concluir el siglo XIX. De ese terreno feraz proviene este relato de fronteras.­

Estanislao Severo Zeballos sufrió esa sed de conocimientos que signó a la Argentina de la organización nacional, tan vasta y tan urgente. Como sus hijos no eran muchos, nada les era ajeno. Fue abogado y jurisconsulto, diputado y tres veces canciller, viajero incansable y ariete del progreso económico, científico y cultural. Fue bibliófilo, estanciero, diplomático de fuste, estadístico, gran orador y tuvo una relación larga y fecunda con el periodismo. Se le conocían cinco libros, hasta que monseñor Juan Guillermo Durán tropezó en octubre de 2002 con manuscritos polvorientos y listos para ir a la imprenta. Dormían en un archivo aún no revisado de un museo de Luján. Se habían publicado parcialmente, pero sin firma, hace 125 años en el diario La Prensa. En una edición exhaustiva que data de 2004, aquellas crudas líneas sobre el exterminio del indio en la Pampa y la Patagonia vuelven a salir a la luz.

Con un talento extraordinario para el detalle, los 17 textos de Zeballos resultan amenos e interesantes. Ideólogo al fin como Sarmiento, lo suyo no es el claroscuro, sino la apología (al Ejército) o el estigma sin piedad (al aborigen). Resulta increíble que los prohombres de entonces practicaran el racismo con tanta crueldad.

La dedicatoria de Zeballos decía: A la patria. Con su excelente estudio preliminar, su mapa desplegable, sus apéndices, sinopsis, notas al pie e ilustraciones, el padre Duran y el sello Elefante Blanco prestan también un valioso servicio a la Argentina.­

Guillermo Belcore­

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CALIFICACION: Bueno­

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PD: Una gema para los amantes del pasado nacional. Historia viva, con sus luces inspiradoras y sus sombras espantosas.­ Para polemizar.

sábado, 10 de mayo de 2008

Una novela real

Minae Mizumura
Adriana Hidalgo Editora. Novela, en 607 páginas. Edición 2008. Precio aproximado: 80 pesos.

Buenos Aires ofrece sorpresas maravillosas. Un sello editorial en ascenso trae desde el remoto Oriente una novela cautivante, de esas que mantienen encendida la llama de la gran literatura universal. Fue impresa en 2002 y es una recreación del drama de Cumbres Borrascosas en el Japón de posguerra. Ofrece pasajes, como el reencuentro de los enamorados después de quince años de distancia, que estremecen el alma hasta la fibra más profunda.

Minae Mizumura nació en Tokio y se mudó de niña a Nueva York. Estudió literatura francesa en Yale, volvió a Japón y se dedicó a escribir. Publicó dos novelas hasta que tropezó con una historia de amor desesperado que no podía morir en el olvido. Fue una epifanía. Lo relata en las primeras ciento veinte páginas de un libro conmovedor.­

El protagonista se llama Taro Azuma. No es un hombre común y corriente. Llegó a Long Island sin un centavo e hizo realidad el sueño americano. Se convirtió en un magnate de los fondos de inversión y la industria médica. Pero la verdadera felicidad no besó nunca sus labios. Jamás se casó. Vivía prisionero de una sombra del pasado. Mizumura narra en detalle su desdicha mediante la voz de una criada, Fumiko. Como en las grandes novelas clásicas, los destinos individuales se confunden con el devenir de una gran nación que salta de la miseria y la humillación más abyecta a la prosperidad, aunque sin desprenderse de cierta banalidad. ¿Cuál fue el pecado de Taro? Ser hijo de un bandido chino, ser muy pobre y encapricharse desde la adolescencia con Yoko, una chica de una casta superior. La familia, el miedo, los malentendidos los sumen en la desolación. Pero el amor es más fuerte que el prejuicio y la muerte... Bueno, no siempre. La vida es absurda, confirmamos con un nudo en la garganta.

Guillermo Belcore­

­Publicada en el Suplemento de Cultura del diario La Prensa.­

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CALIFICACION: Excelente

PD: No te la podés perder, creo que es uno de los hitos del año. Similar opinión expresó Juan Forn en Página 12.

http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/libros/10-3003-2008-04-13.html

viernes, 9 de mayo de 2008

Ojalá octubre

Juan Cruz Ruiz­

Editorial Alfaguara. Autobiografía novelada, 209 páginas.­

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Puede que sea el aire de la postmodernidad: somos espectáculo o espectadores, o no somos nada. O quizás sea la influencia del espíritu blog. O una moda: alguien labró un volumen afortunado y la manada sigue el sendero. Lo cierto es que proliferan hoy en castellano las obras intimistas, confesionales, más o menos impúdicas. Escrituras del yo las definió Alberto Giordano, un crítico excelente. En esta ocasión, el periodista Juan Cruz Ruiz (Tenerife 1948) desnuda su amor de hijo: escribe para entender y honrar a su padre Paco.­

Algo tan elusivo como una poética del hombre corriente ofrece el texto. Paco Cruz no es una persona extraordinaria, a lo sumo un soñador, atrabiliario e ingenuo en cuestiones comerciales. Aquí radica la debilidad de la propuesta. No hay sucesos relevantes, todo es suave, correcto, delicado. No pasa nada, bah. Más seductor resulta como cuadro costumbrista. Es un viaje (¡otro más por Dios!) a la España mustia, monótona, miserable de Francisco Franco, con el peculiar decorado de las islas Canarias. Las humillaciones son recurrentes.

El autor medita también sobre el fenómeno de la felicidad; un instante, cierta plenitud, que se hace añicos de nada como el cristal. Ojalá es el lema para vivir.­

Susan Sontag sugería encontrar siempre la erótica de la obra, esa pepita de oro que vuelve placentera la escritura. Más allá de la destreza para construir el personaje paterno (es un artificio como cualquier otro aunque se base en hechos reales) la eficacia literaria de Ojalá Octubre estriba en su fulgor poético. Hay cierto ritmo lírico que exige ser saboreado sin prisas. Hay páginas con una prosa bellamente forjada que justificará, para el criterio de algunos lectores, la empresa tan trillada de salir al encuentro del padre. Por desgracia, no hay nada más en este libro.­
Guillermo Belcore­

­Calificación: Regular

miércoles, 7 de mayo de 2008

La reina perfecta


Inés Garland­
Alfaguara. Cuentos, 127 páginas. Edición 2008

­­Esta exquisita colección de cuentos corrobora la destreza que la autora había evidenciado en El rey de los centauros, su primera novela. La escritura de la señora Inés Garland goza de esas virtudes añejas que tanto extrañamos en las personas y en la literatura de las nuevas generaciones: corrección, sutileza, buen gusto. Nunca trata a los personajes a los gritos o con impudicia. Trabaja con elegancia los procedimientos oblicuos. El verde y el azul son sus colores favoritos. Sabe resolver un relato en el último párrafo e incluso provocar pasmo.

La materia del libro es la ausencia. Los textos aluden al desencuentro sentimental y, a menudo, al adulterio o al sexo que causa disgustos. El punto de vista es, obviamente, femenino. Hay mucho canalla de bigote rondando por las páginas, como Juan Woods de El remolino que yace con la hija adolescente de un matrimonio amigo; o bien José de Más tarde en la vida, quien le inflige con toda alevosía una traición a la dama que lo ama. También hay galanes que matan con la indiferencia como el petiso de Una cuestión de altura o el médico altivo en Electrocardiograma de riesgo. La tendencia de ciertas mujeres a enamorarse del tipo equivocado inspira los bien logrados Microcosmos, Cóctel y Los dulces sueños están hechos de esto.

Garland no naufraga, incluso, cuando narra desde la perspectiva infantil. Es el caso del relato que da nombre al libro. Una reina perfecta alude a una mamá de largo y sedoso cabello rubio, cuya imagen se degrada una noche de cristal que se hace añicos. Algo parecido ocurre en El último día de vacaciones con una madre sustituta que ahoga sus penas en oleadas de whisky. En Una buena educación se sirve de dos amiguitos para denunciar la homofobia.

Guillermo Belcore

Publicado en el suplemento cultural del diario La Prensa.

CALIFICACIÓN: Bueno

lunes, 5 de mayo de 2008

Terrorista

John Updike­

Tusquets. Novela en 330 páginas.­

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Una antinomia vieja como el mundo aviva este libro. Libertad versus sumisión exaltada; individualismo versus lazos comunitarios. El american way life encarna el primer bando; el Islam, el segundo. Un joven vanidoso y extraviado opta por el martirio asesino con el fin de propinarle una lección devastadora a los infieles. Es la historia que imaginó un gran narrador estadounidense para desentrañar el misterio del 11-S. Lástima el final.­

En su novela número veintidós, John Updike -el bardo de la clase media americana- cambió el ángulo de mira. La degradación de las urbes industriales (tipo Lanús) y de la educación pública se procesa mediante la casta mirada de Ahmad Ashmany, hijo de madre irlandesa y padre egipcio que se fugó del hogar. El muchacho ha encontrado en Alá su felicidad. Vive en un altivo aislamiento. Una célula extremista de Nueva Jersey lo recluta para dinamitar un túnel de acceso a Manhattan. Su antiguo tutor, un judío escéptico y obstinado, un perdedor melancólico, intentará frustrar la carnicería.­

Los grandes diarios de Estados Unidos han triturado la novela. Se le achacan tres cosas: oportunismo, superficialidad y simplificación extrema. Ahmad es más robot que humano, escribió la legendaria Michiko Kakutani en The New York Times. Es cierto que como thriller político resulta un rotundo fracaso pues se sostiene en casualidades inverosímiles (a lo Hollywood), pero no puede sentenciarse que como escrito de ideas sea realmente malo. Estamos ante una combinación sabrosa: un buen trozo de realismo servido por uno de los mejores estilistas americanos. Esto es la vida y la gente apesta, nos persuade Updike con una prosa rica en detalles, muy bien documentada, y con un tono de nostalgia delicada que añora el pasado en que los niños recibían de padres y maestros más tutela de lo que eran capaz de digerir.­
Guillermo Belcore­

­Publicado en el suplemento cultural del diario La Prensa.­

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CALIFICACION: Bueno­

sábado, 3 de mayo de 2008

Chesil Beach

Ian McEwan­

Editorial Anagrama. Novela de 184 páginas. Precio aproximado: 35 pesos.­

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Ian McEwan (Aldershot 1948) es uno de los mejores narradores británicos. Esta nouvelle intimista confirma la sentencia. El estilo es perfecto, no falta ni sobra una coma. La trama involucra a dos personas sensatas e inteligentes que en su noche de bodas se dejan arruinar por los maltentendidos. McEwan aborda el más complejo de los tópicos, el sexo. Y el resultado es tan satisfactorio como en el mejor D.H. Lawrence.­

La historia transcurre en 1962, antes de que los sesenta fueran los sesenta. Hablar de anomalías sexuales nunca será sencillo, pero entonces era directamente imposible. Máxime en la Inglaterra mojigata. La bella y adorable Florence tenía un temor visceral al acto íntimo, una repulsión invencible y tan tangible como el mareo. Nunca nos enteramos por qué. Pero hay algunas pistas siniestras. Como se sabe, las obras de McEwan suelen explorar el lado oscuro de las cosas. Bien, el problema de la bondadosa Florence se revela a su marido Edward, un honesto muchacho pobre de solemnidad, ocho horas después de que juraran ante un prelado la fórmula "te adoraré con mi cuerpo". El drama se ambienta en un hotel para recién casados en Dorset, frente a las célebres playas de Chesil Beach.­

McEwan ha querido retratar una época donde ante dos enamorados que llegan vírgenes al matrimonio se interponía “su personalidad y sus pasados respectivos, su ignorancia y temor, su timidez, su aprensión, la falta de un derecho o de experiencia o de desenvoltura, la parte final de una prohibición religiosa, su condición de ingleses y su clase social, y la historia misma”. Pero también subyace un planteo más profundo y eterno. Ciertas decisiones que tomamos tienen consecuencias para toda la vida.­
Guillermo Belcore­

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CALIFICACION: Muy buena­

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PD: Debo admitirlo. El final me dio ganas de llorar. No obstante, desde ya te aseguro que es una de las mejores novelas del año. No te la pierdas. El precio es hospitalario.­

PD II: Cielos, ¿cómo hace McEwan para escribir tan bien? Debería ilustrar a nuestros escritores extraviados que abominan de “la buena literatura”.
PD III: Eduardo Mendoza plantea una serie de legítimas dudas sobre la lógica del relato. Lo publicó El País de Madrid en www.elpais.com/articulo/semana/Ian/McEwan/Chesil/Beach/elpepuculbab/20080301elpbabese_5/Tes/

viernes, 2 de mayo de 2008

Los orígenes del fundamentalismo

Karen Armstrong­

Tusquets. Ensayo de 532 páginas. Precio aproximado: 75 pesos­. Edición 2004

­Cegados por la ideología o la ignorancia, algunos ven en el 11-S un mero castigo a gran escala a Estados Unidos por su maldad y su torpeza imperial. Esta obra minuciosa propone -desde la más exquisita erudición- una explicación alternativa: la devastación del World Trade Center y el Pentagono ha sido el contraataque más devastador que se recuerde contra la modernidad laica. Que nadie se confunda. No se trata de un choque de civilizaciones. El fundamentalismo ha sido desde hace mucho tiempo una disputa interna entre miembros de una misma sociedad, ya sean cristianos (Estados Unidos), judíos (Israel) o musulmanes (Irán y Egipto). Una reacción desaforada, aunque entendible, para devolver prominencia a Dios y a la religión.

Karen Amstrong estudió en Oxford, vistió hábitos sagrados, y es ahora una ensayista respetada y maestra de rabinos. A los 50 años hilvanó varios best seller. Los orígenes del fundamentalismo es un libro profético, había entrado a la imprenta en 2000. El prólogo de la edición en español lo actualizó en 2004. Allí se nos advierte que Bin Laden no representa nada nuevo: es la respuesta paranoica de siempre a los trastornos de la modernización.

Este denso y excelente trabajo abarca desde 1492 hasta fines del siglo XX. El hilo de oro es la disputa eterna entre logos y mythos en la conciencia y en la tribuna política. La autora intenta iluminar, ayudar a conocer y a entender al otro.

Armstrong advierte al estratega de Occidente: esa forma de religiosidad militante que denominamos fundamentalismo perdurará, nos guste o no. El racionalismo laico, es decir la cultura dominante, nunca podrá saciar todos nuestros anhelos. Pero que la pulsión espiritual sea intensa y eterna no absuelve a los fanáticos de su perversidad: ninguna doctrina religiosa es auténtica si no conduce a la compasión.­
Guillermo Belcore


­CALIFICACION: Bueno­

­PD: he aquí una tesis irrefutable del libro: Hay que llenar el vacío dejado por la victoria de la razón en el mundo occidental. Hay una eterna e intensa necesidad de los espiritual.

Un día de cólera


Arturo Pérez-Reverte­
Alfaguara - Novela de 401 páginas. Precio aproximado: 50 pesos

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Para deleite de todos nosotros, Arturo Pérez-Reverte (Cartagena 1951) no sólo ha refrescado la novela de capa y espada. Con afán patriótico, suele también novelar episodios tremendos de la historia española. En esta ocasión, urde un fresco impresionante del alzamiento del 2 de Mayo de 1808 contra el usurpador francés. Ni las clases altas, ni los militares, ni la gente de bien -con unas contadas excepciones- se sumaron al tumulto en Madrid. Sólo el pueblo bajo quiso involucrarse como habitualmente lo hace: levantisco, irracional, con la ferocidad de los que nada tienen que perder y al reclamo del río revuelto. Unos cuantos insurrectos desarrapados resistieron durante una mañana a los vencedores de Jena y Austerlitz, al mejor ejército de la época. Cuchillas y palos diezmaron a fusiles y cañones. España pareció, al fin, una nación orgullosa e indomable.­

Napoleón, esa calamidad histórica, había ordenado en 1807 invadir un viejo aliado, una potencia decrépita con una monarquía infame. Capturó a Fernando VII en Bayona. Colocó a Madrid bajo la bota del general Murat que aplicaba sin contemplaciones el derecho de conquista. Después de un mes de humillaciones, todo el mundo andaba con los nervios de punta. Una chispa encendió la hoguera de la insurrección popular respaldada por el heroico Parque de Artillería de Monteleón. La venganza de los españoles es tremenda cuando se los traiciona, había anticipado el vizconde de Chateaubriand.­

El libro reúne medio millar de pequeñas y oscuras historias particulares registradas en archivos y libros. Desde don Francisco de Goya y Lucientes hasta rufianes de navaja fácil. El tratamiento de los caracteres es excelente. Con una prosa exquisita y cierta avidez por el mensaje, la imaginación de Pérez-Reverte rellena los huecos. El resultado es deslumbrante.­

Guillermo Belcore­

­Calificación: Muy bueno­

Publicado en el suplemento cultural del diario La Prensa.

PD: Podés leer las primeras páginas del libro en www.capitanalatriste.com/index.htm

Allí también hay otras reseñas

jueves, 1 de mayo de 2008

El sonido de la montaña


Yasunari Kawabata­
Emecé. Novela de 271 páginas. Edición 2006.

Yasunari Kawabata (1899-1971) es la quintaesencia del Japón. Sus libros incluyen todos los ingredientes orientales que fascinan a Occidente. Un curso de agua o un árbol ganan una relevancia extraordinaria. En ninguna parte hay algo que desagrade al ojo. Los sueños están cargados de simbolismo u oscuras premoniciones. La sensibilidad estética colorea incluso las acciones más mundanas. De tanto en tanto, las miniaturas son esmaltadas con filosofía de la vida cotidiana. Por estas destrezas (y sólo mencionamos algunas) los sabios de Estocolmo lo galardonaron con el Nobel de Literatura en 1968.

­El sonido de la montaña fue concluida en 1954. Kawabata atisba detrás de una puerta de bambú. Y le perturba lo que ve. En la familia Ogata los lazos sanguíneos son de opresión y pesadez. La cabeza de Shingo, el padre, cada día está menos clara, ya perdió vivacidad para captar aforismos y paradojas. Nunca amó en serio a su esposa Yasuko, cuyos ronquidos lo atormentan. Añora a su bellísima cuñada. El hijo mayor Shuichi se ha extraviado en placeres y vicios. Se deshace con amargura el matrimonio de su hija Fusako. Shingo, que ansía dedicar sus emociones a algo más fresco, se aferra a su nuera. La pobre Kikuko es su desahogo, una tabla de salvación para su aislamiento. El suicidio revolotea a lo largo de la trama.­ Es gratísimo el modo en que el autor da paso a las estaciones del año. Las páginas están delineadas con pincel de marta. Y desembocan en esas preguntas de hondo calado que atañen a todos los ciudadanos del mundo. ¿Por qué los hombres no nos contentamos con mujeres que no provocan celos en otros? ¿Ha fracaso el padre cuyos hijos forjaron matrimonios infelices?­
Guillermo Belcore

CALIFICACIÓN: Bueno

PD: He visto por las meses de saldos obras de Kawabata.