domingo, 29 de enero de 2017

El invisible

En Lejano Oriente, como todo el mundo sabe, funciona una de las más eficaces (y odiosas) maquinarias de censura de la Tierra. Debe ser horrible escribir, componer o pintar con miedo a irritar al ubicuo Partido Comunista Chino. Pero la Historia ha demostrado, sobradamente, que el genio artístico siempre se las ingenia para soslayar a la represión política o religiosa. La Inquisición, por citar dos nombres célebres, no pudo callar a Góngora y Quevedo. He aqu¡ otro caso.

La primera novela publicada en español de Ge Fei (nombre art¡stico del profesor Liu Yong) es un producto magn¡fico, en efecto. Hace cr¡tica social, aunque no embiste abiertamente contra el régimen de los mandarines rojos (el mismo truco que Leonardo Padura con el castrismo). Al fin y al cabo, como Borges nos enseñaba, los procedimientos oblicuos son siempre más eficaces.

El invisible (Adriana Hidalgo Editora, 166 páginas) refiere a un audiófilo, a un simple artesano. Un hombre de 48 años sin un cobre en el banco que está punto de quedar en la calle por culpa de su hermana y de su cuñado. Arrastra una decepción amorosa y sufre la traición de un amigo de la infancia. Se dedica a fabricar amplificadores valvulares: "En Pek¡n los que vivimos de este negocio no seremos más de veinte personas. Debe ser una de las profesiones más insignificantes de la China actual'', explica en el cap¡tulo dos.

La novela está narrada en primera persona con pinceladas de lo que los cr¡ticos llaman técnicas de complicidad, como si el autor le contara su historia a un amigo al calor de una lumbre con un vaso de vino en la mano.

ESCEPTICO


La erótica de la obra deviene de su "humilde punto de vista''. Nuestro héroe cansado habla desde las dos atalayas más estimulantes: el escepticismo y el cinismo. Le sobra aquello que los filósofos llaman el sano entendimiento humano. Al parecer en la China actual (como en la Argentina), no resulta sencillo encontrar una persona honesta y de buen corazón. Escuchemos su voz de nuevo:

"Mi experiencia de tratar con profesores universitarios me hab¡a enseñado que todas las personas con cierto saber ten¡an una facilidad incre¡ble para hacerte sentir una basura''.

El pobre diablo no sólo vapulea con su desdén a los intelectuales, sino también a esos tipos forrados de dinero y absolutamente vacíos, as¡ como a los seres humanos que tienen un pésimo gusto musical. El volumen, por lo demás, es una suerte de exquisito catálogo de música clásica.

Los dos núcleos incandescentes del libro, -avaro en páginas pero rico en ideas y acontecimientos- son el inminente desalojo y la venta del "mejor equipo de música del mundo'' a un magnate siniestro. En el medio, nos encontramos con la impotencia del técnico de hi-fi para volver a enamorarse y con "esquirlas preciosas del pasado" que "como un eco de voces apagadas hace mucho, remueven la lenta memoria". Cómo no identificarse, hombres y mujeres maduros de todos los pa¡ses, con esta reflexión que nos llega al alma desde el Imperio Celeste: "Cuando esa sensación de soledad tan peculiar te oprime el corazón, es posible sentir el paso devastador del tiempo y temer que tu momento ya pasó, que has malgastado lo mejor de tu vida''. Ni Graham Greene, pudo decirlo mejor.

Otro agrado es Ge Fei que no hace concesiones al pintoresquismo. La mayor¡a de las referencias culturales son occidentales. La China profunda aparece aquí y allá, pero nunca como una excursión para turistas frívolos, sino como un delicado telón de fondo con tonos suaves. En el primer plano del cuadro está la complejidad de las relaciones humanas, los lazos familiares (esa fina capa de hielo) el sentido de vida, las penurias para ganarse el pan. Es por tanto una muy agradable lectura universal y trascendente.

Guillermo Belcore
Publicado en el Suplemento de Economía de La Prensa

Calificación: Muy bueno

domingo, 15 de enero de 2017

El bosque infinito

POR GUILLERMO BELCORE

Cumplidos los ochenta años, Annie Proulx (Connecticut, 1935) entregó a la imprenta una obra maestra. Una memorable travesía por cuatro continentes y dos océanos que abarca más de trescientos años. Una denuncia convincente de la codicia, avaricia y gula del capitalismo. Una épica sobre el medioambiente, como elogió la crítica diaril. El bosque infinito (Tusquets, 843 páginas) es otra expresión magnífica de Su Majestad la novela oceánica, desbordante de sucesos e ideas. El árbol más frondoso y nutritivo del Parnaso literario.

 La señora Proulx (pronúnciese `Pru') es un caso raro de la literatura estadounidense. Escribe desde la adolescencia, pero empezó a publicar ficción después del medio siglo de vida. En este blog, ya habíamos elogiado nueve años atrás (cómo pasa el tiempo, ¿no?) la novela Un as en la manga, en la que expresa sus razonables preocupaciones ecológicas por los espantosos criaderos de cerdos en el pandhandle de Texas. Proulx recibió los dos premios más importantes de su país, el Pulitzer y el National Book Award, y saltó a la fama por la adaptación cinematográfica de uno de sus cuentos: Secreto en la montaña. No fue la £nica vez que el séptimo arte se apropió de sus escritos.

 En esta ocasión, Proulx ha inventado dos genealogías que comienzan en 1693 con la llegada de René Sel y Charles Duquet, en calidad de siervos, al Virreinato de la Nueva Francia esa extraña anomalía seteptrional que duró dos siglos y se extendía desde Quebec hasta Nueva Orleans. El contrapunto entre las familias le permite a la autora exponer a la luz de la razón una antinomia histórica, existencial y ética. Los mestizos descendientes de los Sel encarnan la visión ecológica de los pueblos originarios y soportan la explotación y el exterminio de los invasores blancos. La estirpe Duquet (luego Duke, para integrarse en calidad de plutócratas al torrente inmigratorio de Estados Unidos) es la quintaesencia de la rapacidad individual y empresaria que ha prosperado en esa entidad espiritual que llamamos Occidente so pretexto de cumplir un mandato bíblico: ``Están obligados a hacer uso de la Tierra''. Arrojó la artista a una sonda a las profundidades de la mentalidad estadounidense y no le gustó las alimañas que ha encontrado.
 
A LO DICKENS

 Es ésta una obra colosal a lo John Irving y, por consiguiente, a lo Dickens. Tardó Proulx dieciséis años en concluirla. Es una novela de ideas, también de aventuras, asimismo de aprendizaje de los vencedores de la Tierra hasta la eclosión de una conciencia ecológica. A lo largo de tres siglos, los avances tecnológicos están en primer plano pero las figuras históricas sólo son sombras.

 Muy bien documentado, y con una prosa potente y directa (bella por momentos) pero un desigual manejo de la escena, el libro ofrece toneladas de información sobre asuntos muy interesantes como el genocidio del pueblo mi'kmaq, las proezas de los voyageurs franceses, el comercio y la marinería holandesa, la fraternidad del hacha en los campamentos, el negocio maderero, las masacres coloniales de mujeres y niños (­ah, los ingleses!), la indecencia de estadounidenses y anglocanadienses en sus tratos con los aborígenes, el nacimiento de Detroit y Chicago, el ultraje de Nueva Zelandia, entre decenas de subtemas. Hay cierto regodeo con la muerte de los personajes, una mota bastante desagradable. Con el afán de remarcar ciertas ideas, hay también una cuota innecesaria de maniqueísmo y simplificación.

 No obstante, el quid del libro -de ahí el título- es el expolio de la tala en los bosques boreales de América, el demencial derroche de madera, la destrucción de aquella pureza gélida, la erosión, el arrasamiento de la riqueza forestal sin detenerse a pensar en el futuro. Causan tristeza e indignación los arrebatos báquicos de depredación. Al parecer, nunca es suficiente para las aves de rapiña que consideran que el saqueo es lo correcto.

 En una entrevista con ABC de Madrid, la escritora dijo estas sabias palabras: 


"Necesitamos silencio, plantas y árboles, agua que corra en libertad y cambios fuertes de temperatura; necesitamos la vista desde lo alto de una montaña, saber que el deshielo proporciona el agua a las ciudades que estaban abajo, vivir las tormentas para conservar la salud y la cordura y sacar el máximo partido a la vida. Hace poco leí que un estudio ha relacionado el ruido del tráfico y el estrés asociado a él con la enfermedad de Alzheimer. Es algo que da que pensar: ¿puede ser que una vida cruzando calles repletas de tráfico haga que te pongas enfermo?''.

OTRA CULTURA


Al fin y al cabo, la autora quiere hacernos entender que los indígenas gestionaban mejor el bosque que los colonos blancos. Nos lleva incluso a China en los primeros capítulos para mostrarnos antiquísimas formas de veneración del árbol. Tian ren he yi es un concepto inmemorial que refiere el estado de armonía entre el hombre y la naturaleza. Ning£n europeo (o descendiente de ellos) puede sentirlo. También visitamos Oceanía para descubrir lo que nuestra avidez causó en los bosques más antiguos del planeta, nunca profanados por un animal herbívoro.

 El animismo pagano -según este libro- tiene algo que enseñarnos a los cristianos: 


``El bosque es un organismo vivo, dotado de la misma vitalidad que los ríos, rebosante de dones en forma de medicinas, alimentos, cobijo, materias primas para las herramientas. Uno vive en armonía con la foresta y muestra agradecimiento''.

 Es obvio que para nuestra cultura -intoxicada por la tentación del lujo y el deseo inextinguible de mercancías- suena romántica una visión que postule que es mejor cazar y confeccionar las cosas que uno necesite, que trabajar por una paga. Empero, merece respeto la visión holística que entiende que una especie de fuerza invisible aúna las cosas en un todo: animales, espíritus, personas, árboles, mar, clima. Es probable que hoy no estaríamos padeciendo el cambio climático si al menos una parte de las sabidurías no occidentales hubiese sido asimilada en alguna forma de sincretismo que vincule el conservacionismo con el progreso tecnológico.

Aquellos lectores que piensen que se trata de un drama ajeno a los argentinos deberían tomar nota de las protestas de Greenpeace (una de las conciencias de la humanidad) por una nueva ley de Córdoba que abrirá las puertas para el desmonte de los últimos recursos forestales con el fin de destinar esas tierras a la ganadería, como si este país careciera de espacio para criar vacas. El hecho es que a la querida provincia mediterránea le quedan sólo el 4% de los bosques nativos que existían a la llegada de los españoles. De 12 millones a 500 mil hectáreas. Nunca es suficiente para la rapiña.

Publicado hoy en el Suplemento de Cultura del diario La Prensa.

Calificación: Excelente

miércoles, 11 de enero de 2017

Crossover, las series que nunca nadie verá

Creo que no me equivoco si digo que todos los adictos a las series hemos fantaseado alguna vez con la aparición de alguno de nuestros personajes favoritos en otra saga. Pasa todo el tiempo en el mundo del Comic; claro, ahí no hay personajes de carne y hueso involucrados. Sin embargo, reivindico el derecho de la imaginación a volar y propongo estos magníficos cruces:

1) Los Sopranos + Ray Donaban + Detroit 1-8-7
Mickey Donovan y Paulie Gualtieri maquinan un gran golpe en Detroit. Tony Soprano y Ray Donovan se unen para evitarlo. Fracasan. El robo termina mal, incluso con derramamiento de sangre. Investiga el detective Louis Fitch.

2) Sherlock + House
El embajador estadounidense en Londres sufre una rara y súbita afección que lo ha dejado al borde de la muerte. ¿Es una enfermedad o alguien intentó asesinarlo? La policía pide ayuda a un extravagante consultor llamado Sherlock Holmes. El gobierno de Estados Unidos envía, por su lado, al doctor Gregory House quien no tarda en entrar en conflicto con su colega John Watson.
3) Deep Space Nine + The Expanse
Una rara anomalía temporal envía un crucero de batalla cardasiano, clase Galor, a nuestro sistema solar en el siglo XXIII. Terrícolas y marcianos suspenden su guerra fría y se unen para conjurar la amenaza. La providencial llegada de la ’Defiant’ impide la devastación de la Tierra.

4) The Fall + River + Hinterland + Happy Valley + Paranoide
Manchester se ha convertido en territorio de caza de un depredador sexual y asesino en serie. Los esfuerzos de la policía local son inútiles. Downing Street envía una task force con los mejores detectives del reino: Stella Gibson, Catherine Catwood, John River, Bobby Day y Tom Mafias.
5) Mad Men + Superagente 86
El gobierno de Estados Unidos sospecha que hay un espía extranjero infiltrado en una pujante empresa de publicidad de Nueva York. El jefe de Control pacta con los propietarios de Sterling & Cooper que un agente trabajará de incógnito en la agencia para descubrirlo. Maxwell Smart queda a los órdenes de Don Draper.

6) Justified + The Killing + Walander
La fuga de un pederasta y asesino nacido en Suecia conmueve a la ciudad de Seattle. Al parecer, se esconden en el condado de Harlan, Kentucky, donde recibe ayuda de un viejo amigo, un tal Boyd Crowder. Ordenan a los detectives Sarah Linden y Stephen Holder ir a perseguirlo. Deberán pedir ayuda al marshall Raylan Givens. Estocolmo despacha al detective Kurt Wallander; quiere que el criminal sea juzgado en Suecia por crímenes anteriores.

7) Stranger Thing + XFiles + The Americans
Los agentes del FBI Fox Mulder y Dana Scully desobedecen las órdenes terminantes de sus superiores de no meter las narices en la ciudad de Hawkins, Indiana, donde están ocurriendo cosas muy extrañas. El alguacil Hooper es amigo de la infancia de Mulder. Complica la situación la llegada de dos topos rusos, un matrimonio ficticio. El Kremlin encarga a Phillip y Elizabeth Jennings que investiguen los extraordinarios experimentos que se hacen en una base del Ministerio de Defensa.

8) House of Card + The Good Wife + Boss

Alarma al presidente Frank Urderwood la irrupción de Donald Trump en la arena política. Contrata al genial Eli Gould para revivir su campaña. Mientras tanto, el poderoso alcalde demócrata de Chicago, Tom Kane, negocia en secreto con el magnate republicano. Hay un choque colosal de esposas: Meredith Kane vs. Claire Underwood.




9) True Detective + The Good Wife + L&O Víctimas especiales.
El magnate John Sweeney es acusado de corrupción de menores en Nueva York. Después de una extenuante pesquisa, lo capturan los detectives Marty Hart y Rust Cohle en Nueva Orleans. Lo entregan a sus colegas neoyorquinos Olivia Benson y Elliot Stabler. Una muy competente abogada de Chicago asume la defensa del multimillonario corrupto. Hay un memorable duelo en los tribunales entre el fiscal general Jack McCoy y la letrada Alicia Florick.

martes, 3 de enero de 2017

John Berger (1926-2017)

El escritor, pintor y crítico de arte John Berger murió ayer a los 90 años en Londres, según confirmaron sus allegados y la editorial Alfaguara.
 

Fue una voz esencial del siglo XX, pero del siglo XX corto (el concepto es de Hobsbawn), pues su mentalidad era un producto típico de la época filosa que concluyó en 1991 con la estrepitosa caída del Muro de Berlín. Concibió al arte como una militancia urgente y cáustica, pero al contrario de tantos nac & pop de la Argentina nunca se le ocurrió sacrificar la estética en el altar del compromiso político. Lo corroboran sus mejores ficciones y ensayos.
 

Entre el primer grupo, se ubicaría G, novela picaresca de carácter experimental, con la que ganó el Premio Booker en 1972 (donó la mitad del efectivo a las levantiscas Panteras Negras de Estados Unidos). Ese año fue la apoteosis de Berger: publicó su libro de ensayo más influyente, Los modos de mirar, que inoculó una perspectiva política a la crítica de arte (sin desdeñar la estética) y luego sería convertido en una serie de televisión por la BBC.

Durante los ochenta dio a la imprenta la famosa trilogía De sus fatigas, en la que abordó el cambio social en Europa provocado por el tránsito de lo rural a lo urbano. En 1995 publicó Hacia la boda y regaló los derechos a las organizaciones que asisten a los enfermos de sida.
 
Berger había nacido el 5 de noviembre de 1926 en un hogar próspero de clase media de Highams Park, Londres. Las agencias de noticias recuerdan que si bien estudió arte desde la adolescencia y llegó a ejercer tempranamente como docente, a sus treinta años decidió dedicarse por completo a la escritura, decisión que revería más adelante. En el Ejercito había tenido su primer contacto con la clase obrera (sirvió en Belfast entre 1944 y 1946), choque que moldeó sus convicciones ideológicas para siempre, según The Guardian, que lo considera uno de los intelectuales m s influyentes de su generación.
 
DOS RECOMENDADOS

Su primera novela, Un pintor de hoy, es de 1958. Allí narró la insólita desaparición de Janos Lavin, tras el triunfo de su primera exposición individual en Londres. Con un estilo informativo y atrapante, Berger, que acababa de dejar los pinceles, nos conduce a los anhelos, logros y decepciones de la creación visual. También, expone los fundamentos de una ideología recalcitrante (reivindica a Stalin), augurando que "el socialismo terminaría entrando incluso en el mas pequeño bloc de dibujo''.

La novela es grata, inteligente y lúcida. La propaganda, por cierto, no la arruina. En su momento, no obstante, enervó a la muy liberal Inglaterra. Sólo un mes permaneció en las librerías, después de que un aluvión de críticas indignadas la hiciera picadillo. "Un libro tan perverso sólo podría haber sido escrito por otro hombre: Goebbels de joven'', se escribió.

Otra de sus obras esenciales es un Hombre afortunado que data de 1967 y retrata a un médico amigo de la Inglaterra rural. Con este libro, Berger elevó al Parnaso la biografía, ese género tan fácil de escribir pero tan difícil de hacerlo interesante. La obra contiene momentos de novela, un puñado de historias de vida que se leen como cuentos, meditación filosófica, una aguda exploración de la condición humana.

EN UNA ALDEA

Recluido desde hace casi medio siglo en una aldea de la Alta Saboya, este artista militante no ha desdeñado ningún género, incluso el guión televisivo, el teatro o la crítica de arte. En los últimos años, su prosa jupiterina honró varios diarios del Primer Mundo. Se ensañó con Estados Unidos, la globalización y el capitalismo en general. Sostenía que hoy vivimos bajo una tiranía global sin rostro; la democracia y el mercado libre, supuestamente, se han fusionado en un solo organismo depredador. Parangonó a los plutócratas con Hitler o Stalin.

El de los artículos periodísticos -recogidos siempre en libros- era el Berger de siempre: el poeta en prosa, el ameno narrador de historias con un imperativo moral, el marxista impenitente pero no tonto, el exégeta del proletariado, el dinosaurio de la Guerra Fría.
 

Quiso ser una encarnación de la entereza pero terminó citando a Hugo Chávez. Sugería a los novatos escribir a mano, "con los nudillos ensangrentados''. Añoraba el tiempo en que era la Historia la se escribía con mayúscula, y no las marcas comerciales. Hasta en sus errores resultó interesante.
 

Berger se casó tres veces y tuvo tres hijos: Jacob, director de cine; Katya, escritora y comentarista de cine; e Ives, artista y escritor, también.
Guillermo Belcore

Publicado en la edición de hoy del diario La Prensa. 

domingo, 1 de enero de 2017

Un río llamado tiempo...

Mía Couto
Unsam Editora. Novela, 201 páginas. Edición 2016

En el rincón sudoriental de Africa se encuentra Mozambique. Es un país muy pobre y muy joven (el 45% de los habitantes tiene menos de 15 años y La esperanza de vida es de sólo 53). Se independizó de Portugal en 1975, se desangró durante casi dos décadas en una guerra civil y hoy sólo el 11% de sus gentes habla portugués (más del 40% no sabe leer y escribir en ningún idioma). No obstante, se las ha ingeniado para engendrar un escritor de primera que ganó, incluso, el Premio Camoens. António Emilio Leite Couto, para más señas. Por fortuna, una de sus novelas ha llegado a la Argentina. El mérito es de la Universidad Nacional de San Martín.

Leer Un río llamado tiempo, una casa llamada tierra es para nosotros, los latinoamericanos, pisar terreno conocido: volver a tomar contacto con el realismo mágico y lo real maravilloso que devienen de una naturaleza exuberante y de gentes crédulas con imaginación fertil. El Mozambique de Couto es un Africa abrasilerada. Se perciben influencias literarias. El literato africano produce, como Don Joao Guimaraes Rosa, trocadilhos, esos deliciosos juegos con palabras que los franceses denominan calembour. La prosa es bella, intensamente lírica, con tendencia a amonedar dichos y refranes.

En el libro, llevado al cine por el portugués Jos‚ Oliveira, se narra la muerte del Tal Mariano, patriarca (munumuzana) de una familia, que como todas las bantúes se extienden por la tierra como los túneles del hormiguero. La voz es de su nieto, quien después de haberse mudado a la ciudad retorna a la isla Luar-do-Chao, escenario mítico inventado por Couto. Es una vuelta a los orígenes. El recuentro con abuela, padres, tíos y una cultura tradicional que, con el correr de las páginas, se devela más opresiva para las mujeres que la Corona británica. Aparecen cartas del difunto. Ocurren cosas extrañas y la política genera inmundicias (satanhocos). Como dicen en Africa, los árboles dan sombra y las personas, asombro.

Guillermo Belcore
Publicado en el Suplemento de Cultura del diario La Prensa.

Calificación: Bueno