viernes, 3 de junio de 2011

La pista de Arena

Andrea Camilleri
Salamandra. Novela policial, 221 páginas

El escritor italiano que hoy más vende nació en 1925, creó al detective Salvo Montalbano, militó en el Partido Comunista y fuma sesenta cigarrillos cada día. Su nombre es Andrea Camilleri. Sus historias se ambientan en Sicilia, esa isla abrasada por el sol y por el hampa donde la roña y la pasión son más evidentes y descaradas que en cualquier otro punto de Italia. Sus libros corroboran que la buena novela policial es un formato insuperable si se desea evaluar el clima moral de una sociedad. Dicho de otro modo, si se quiere poner a la luz la podredumbre.

Estamos pues ante un entretenimiento de calidad, adictivo y con ritmo cinematográfico. No por nada, Camilleri es dramaturgo y trabajó como guionista de la televisión. La pista de arena (2007) se inspiró en dos hechos puntuales: el hallazgo de un caballo muerto en las playas de Catania y el robo de unos sementales de carrera en una cuadra de la provincia toscana de Grosetto.

En esta ocasión, el comisario de Vigata debe vérselas con el submundo de las apuestas clandestinas. Investiga la horrorosa muerte de un equino. Resopla como un potrillo cansado cuando debe intimar con la rancia aristocracia siciliana o con la ceremoniosa burocracia. A sus más de cincuenta años, Montalbano no encuentra dificultades para obtener sexo de primera calidad; es deseado por esa clase de mujeres que hechiza a cualquier hombre que se detenga a mirarla. Comer es actividad promordial en la existencia de Montalbano (¿cómo puede almorzar y cenar tan copiosamente?). Es un paladín contra la mafia, una película pringosa que cubre prácticamente toda la comunidad.

Si bien en Sicilia todavía es verosímil que puede existir un cuerpo policial íntegro y dedicado, hay más de un parecido con el envilecido Buenos Aires. Aquí y allá, "los parentescos, incluso los más lejanos, son el único sistema para obtener información, acelerar un trámite, descubir a dónde había ido a parar una persona desaparecida, encontrar empleo para un hijo desempleado, conseguir entradas gratis para ir al cine y muchísimas otras cosas que quizás no es prudente revelar a quien no fuera pariente''.

Guillermo Belcore
Publicado en el Suplemento de Cultura del diario La Prensa

Calificación: Bueno

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