Salamandra. Novela, 221 páginas. Edición 2011.
¿Para qué aferrarnos a lo que vamos a perder?
I.N.
Dos años antes de que los nazis -malditos sean hasta el fin de los tiempos- asesinaran a Irene Némirovsky en Auschwitz, fue publicada esta novela que demuestra, sin duda alguna, la delicada maestría de su autora para el retrato psicológico, la exploración de la condición judía y la denuncia del antisemitismo europeo. Es verdad que algunos capítulos son noños o, peor aún, incurren en el melodrama, pero la lectura nunca deja de ser agradable. Irene fue una gran estilista con una sensibilidad aguda y brillante como la punta de una aguja, capaz de reconocer, por ejemplo, cuantas clases de amor existen. Es una suerte que la industria editorial haya recobrado este libro.
Cabe suponer que la novela tiene mucho de autobiografía. Describe las costumbres, miserias y grandezas de la comunidad hebrea de Ucrania (de allí provino Irene). Se airean los trapos sucios de un pueblo obligado a correr detrás del dinero, pues es el dinero el que le permite a los judíos sortear las barreras y los peligros que alza la perversidad de los cristianos. No hay más salvación que la riqueza (o el arte, se establece luego). Aparece una familia de banqueros como los Némirovsky. La trama pasea por los salones mundanos de Francia, que la autora frecuentó antes de ser traicionada por su patria adoptiva.
Los protagonistas son los Sinner, perturbados por un ardor profundo, una pasión interior que los sume en la intranquilidad y la desesperación. Tienen un alma insaciable que los atormenta a todos en mayor o menor grado. Harry es uno de los elegidos de las Tierras Altas, heredero de un imperio financiero. Sus primos lejanos Ada y Ben viven a un paso del gueto, en un barrio bajo olvidado por el Altísimo. Se parecen como los perros a los lobos. Se conocieron de niños en medio de un pogromo (la narración del infame saqueo a la judería es uno de los pasajes más potentes del libro). Se reencuentran en París, ya de adultos. Ada, cuya pasión es la pintura, se casa con Ben pero esta enamorada de Harry. Se las apaña para convertirse en su amante. Como todo el mundo sabe, los triángulos amorosos suelen terminar mal.
Guillermo Belcore
Publicado en el Suplemento de Cultura del diario La Prensa.
Calificación: Bueno
PD: Me entero gracias a este libro que antes de la Primera Guerra Mundial los hombres preferían las piernas con tobillos finos pero con pantorrillas redondeadas y los muslos un poco gruesos.
1 comentario:
Buenos días, Guilerme!!
Me encantan las narraciones de ésta escritora,ya me he leido como tres novelas suyas,para después los parciales trateré de leer 'La Suite Francesa'.
No lo mismo leer por placer que tener la obligación de analizar obras que son un poco pesadas.
Perdón por abordarlo con Neruda,mi profesor me dijo que es lo peor que se le puede hacer a un critico tan rígido como usted,ya que los Borginianos algunos consideran partes de las obras de Neruda llenas de huachaferías,le contesté que suelo ser bastante cursi y impulsiva y me relacionó con Emma de Flauber.
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