jueves, 4 de febrero de 2021

Una maestro de Alemania. Martin Heidegger y su tiempo


Martin Heidegger
(1889-1976) es considerado por muchos como el filósofo más influyente del siglo XX. También se ha dicho que nunca nadie entendió del todo su filosofía del ser-ahí. El hijo del tonelero y sacristán de Messkirch “quiso ser un maestro del principio“ (soñó repetir el comienzo griego de la filosofía); con su monstruosa pesadez, su sutil arquitectura, sus ingeniosos aforismos y su elevada creación terminológica, "cultivó la pasión de preguntar no de responder", explica Rüdiger Safranski (1945, Rottweil, Wüttemberg) autor de la biografía que hoy venimos a recomendar.

La persona medianamente informada ha escuchado, al menos, que Heidegger fue un palafrenero del régimen nazi. Su vida plantea, en efecto, un problema capital de todos los tiempos, el problema de que el espíritu -incluso el más eminente- puede ser seducido por la Voluntad de Poder, incluso la más inescrupulosa. Lo vemos hoy en la Argentina.

¿Dijimos Argentina? José Pablo Feinmann, en una de sus peores novelas (pinche aquí), sentenció que Heidegger era peronista. El de la década del treinta, seguramente, el que veía al “pueblo como depositario de lo verdadero” y estaba sediento de experiencias de masas, por lo que confundió el advenimiento de Hitler con una revolución metafísica (cuatro años duró el equívoco).

Ese rebajamiento del pensador alemán contrasta con la calidad intelectual que encontramos en Un maestro de Alemania. Martín Heidegger y su tiempo (Tusquets, 543 páginas, edición argentina 2010), la mejor biografía que se ha escrito sobre el autor de Ser y tiempo, al decir del estudioso Luis Diego Fernández. Este blog confirma que se trata de una obra extraordinaria, colosal, indispensable para todo aquel al que le interese la Alta Filosofía.

Uno sólo podría cuestionar cierto desequilibrio en el volumen. El texto es minucioso hasta la Segunda Guerra Mundial y a partir de allí, avanza con botas de siete leguas. Es un vicio bastante común en los biógrafos, es como si fueran perdiendo fuelle.

Pero se trata de un detalle menor. Otra virtud destacable del libro es que despierta el apetito. Al confrontar el pensamiento de Heidegger con sus contemporáneos (y con sus predecesores como Nietzsche), el opus magnus de Safranski rescata escritos valiosos que uno se siente obligado a conseguir. Es el caso de Historia del materialismo del neokantiano F.M. Lange. Y de Religiones sustitutivas de un tal Carl Bry que analiza la monomanía política -tan habitual hoy en día- que se convierte en un “culto enmascarado“ que pasa a ser “el único principio de la interpretación del sentido y de la salvación“. Fascinante, ¿no?

Heidegger fue amado, física y espiritualmente por Hanna Arendt; fue despreciado por los gerifaltes nazis que lo consideraban un hombrecillo estrafalario, un místico y un infiltrado jesuita; y fue fuente de inspiración para casi toda la filosofía existencialista de posguerra desde una premisa fúlgida: “El todo es lo falso“. Escribió: “En una vida humana son necesarios varios nacimientos y puede suceder que nunca lleguemos enteramente al mundo”. El ente no es el ser. Pensad para que el ser sea (la escuela de Heidegger está seca -se lamenta Safranski- y no nos ha dejado una imagen del mundo o una doctrina moral).

Los buenos libros, tengo para mí, son los parteros que nos traen al mundo. Como éste, que nos permite entender a un pensador esencial “tanto en lo bueno como en lo malo y más allá del bien y del mal”. El placer de comprender al erudito suabo que quiso enseñarnos a mirar el mundo -no sólo la filosofía- como si se tratara de la primera vez.

 

Guillermo Belcore

Calificación: Excelente


PD: El lector encontrará también una cautivante Teoría del Arte que Heidegger meditó siguiendo los pasos de Hölderlin. Es un tema magnífico para una próxima entrada en este blog.


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