Entre todos los planetas habitados por seres humanos, Gueden tiene una característica única: las personas son hermafroditas neutros. Durante el ciclo lunar llamado kémmer (26 días al año), los guedenianos desarrollan algunos de los dos sexos y se aparean. Los que se convierten en hembras y son fertilizados, lo seguirán siendo hasta fin de la lactancia; luego vuelven a la condición de andróginos. Como la conversión es aleatoria, la madre de varios niños puede ser el padre de otros.
En Gueden no hay violaciones ni erotismo en la vida cotidiana. Se cree que la excepcional naturaleza de ambisexualidad es el resultado de la ingeniería genética de colonizadores que buscaban un atajo para evitar las guerras. Si es así, fue un éxito. La historia planetaria no registra matanzas comparables a la de la Tierra, aunque no son raras las ejecuciones, los asesinos políticos y las enemistades, e incluso en algunos países funcionan gulags.
La otra característica singular de Gueden es su clima. Al planeta se lo conoce tambien como Invierno pues la humanidad ha tenido que evolucionar bajo un continua Edad de Hielo. Es un mundo hostil sin criaturas que vuelan, sin ganado y sin flores. Allí, nuestra especie ha tropezado con un enemigo más cruel que ella misma: el frío, siempre al límite de lo tolerable.
Ha llegado el momento de aclarar que Gueden es el fruto de una de las imaginaciones más prodigiosas de la literatura fantástica, la de la californiana Ursula Le Guin (1919-2018). Ese mundo helado, en el linde de los planetas habitados, está incluido en la novela La mano izquierda de la oscuridad, entregada a la imprenta por primera vez en 1969 (¡como libro de bolsillo de 95 centavos!). Este año fue recuperada por el sello Minotauro (333 páginas), con la impecable traducción de Francisco Abelenda de 1973.
FEMINISMO INTELIGENTE
Harold Bloom, nada menos, considera a La mano izquierda de la oscuridad como la obra maestra de Ursula L.G. La novela ganó los dos honores principales de la ciencia ficción (Premio Hugo y Nebula) y es material de enseñanza en escuelas y universidades. Tiene el texto una clara sensibilidad feminista pero inteligente. La política nunca estropea la trama, ni las profundas indagaciones sobre la condición humana. "Escribí el libro desde el punto de vista de un hombre, prisionero de su virilidad... Eliminé el género para ver que quedaba", ha declarado la autora.
Se narran los esfuerzos del diplomático Genly Ai para que Gueden se una al Ecumén, una liga de mundos, con espíritu místico, fundada por un pueblo ancestral que sembró humanos en todos los planetas habitables de la galaxia. Recuerda a la Federación Unida de Planetas de Star Trek, aunque aquí el Primer Contacto lo efectúa un embajador solitario.
Trabaja el Enviado en dos países, rivales por borrosas cuestiones fronterizas: Karhide, gobernado por un monarca loco y miedoso; y Orgoreyn, un Estado policial, diezmado por las intrigas de facciones. En este último dominio, el mensajero interestelar es encerrado en la "Tercera Granja Voluntaria y Agencia de Reeducación de la Comensalía de Pulefen", donde casi lo matan. Lo rescata el señor-señora Estraven, su promotor en Karhide.
A la fuga del campo de trabajos forzados le sigue un viaje de mil doscientos kilómetros hasta la frontera. Genly Ai y Estraven cruzan en trineo y con esquíes montañas, hondonadas, desfiladeros, glaciares, volcanes, capas de hielo, pantanos congelados, todo desolado, inhóspito, muerto, en medio de las tormentas de pleno invierno en plena Edad Glacial. Esta travesía de 88 días (unas ochenta páginas) conforma una de las aventuras más apasionantes que pueden encontrarse en la literatura (a secas) del siglo XX. Uno no puede dejar de leer.
Vale decir, el lector encontrará aquí una obra filosóficamente significativa, desbordante de sucesos y con una atención al detalle impresionante. Le Guin -hija del distinguido antropólogo Al Kroeber y de la escritora Theodora Kroeber- no sólo se había documentado sobre astronomía, geografía y geología, sino que nos ofrece una visión convincente de la sociología y la psicología de una sociedad alienígena. Una Tierra alternativa.
Esta cualidad de demiurgo, acaso gnóstico, es la que caracteriza a los mejores escritores. Es posible que no sea una exageración sostener que la creadora del fascinante planeta Gueden-Invierno, puede compararse con el Jorge Luis Borges de Tlon Uqbar Orbis Tertius.
"Ursula Le Guin es una creadora magníficamente imaginativa y una gran estilista que ha elevado la fantasía a la Alta Literatura de nuestro tiempo", escribió H. Bloom hace unos años. E incluyó La mano izquierda de la oscuridad en su Canon Occidental.
Guillermo Belcore
Publicado en el Suplemento Cultura del diario La Prensa
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