sábado, 17 de marzo de 2012

Diario de invierno

Paul Auster
Anagrama. Autobiografía. 243 páginas. Edición 2012

“Todos somos extraños para nosotros mismos”
Paul Auster

“Algunos de los sitios más hermosos del mundo están en el cuerpo de tu mujer”.
George Oppen

Conviene contemplar al gran escritor como a un demiurgo gnóstico, una potencia omnisciente, creadora de un universo alternativo que se rige por sus propias leyes. En cuanto se rebaja a razonar -escribió Borges, quién si no- lo sabemos falible, el encanto se rompe. ¡Crea, artista, no hables!, clamaba Goethe. En este libro, un gran escritor de Estados Unidos se degrada a exhibirse y confesar, dos de las pasiones de nuestro tiempo. Uno se entera de que Paul Auster fue campeón norteamericano de masturbación, que sufrió un ataque de pánico, que su madre acaso engañó a su padre, que casi se agarra a piñas con un taxista parisino. Con una mano en el corazón: ¿qué interés literario pueden suscitar los trastornos menores de un tipo común y silvestre?

A los sesenta y cuatro años, Auster ha retornado pues al género memorialístico. Usa la segunda persona, vocativa. Engarzó, como si cuentas de un collar se tratase, impresiones placenteras o dolorosas, listas, anécdotas, la descripción de sus veintiún domicilios permanentes (desde que nació hasta ahora), la evocación de la madre, un homenaje a Siri la compañera de treinta años, el argumento de una película. Como en todo el repertorio austeriano, hay momentos de intensa emoción y delicada poesía. Pero las memorias no incluyen nada del otro mundo, nada que manche siquiera ligeramente la reputación del narrador. El lujo de haber llevado una vida normal no merece ser contado.
 
En cuanto al estilo, puede afirmarse que Auster conoce los trucos del oficio como nadie de su generación (también explota descaradamente los mecanismos de promoción editorial, pero ese es otro asunto). Los párrafos son redonditos, lisos, perfectos se diría. La lectura es placentera, facilísima. A menudo se tiene la impresión de que Auster se ha convertido en un autor para lectores aficionados.
Guillermo Belcore
Publicado en el Suplemento de Cultura del Diario La Prensa

Calificación: Regular

PD: Como era de esperar, Diario de invierno ha recibido encendidos elogios en la prensa y en la blogsfera en general. El señor Javier Maydeu en El País de Madrid, por ejemplo, habla de "impudor, ironía e introspección a la enésima potencia". A mí, francamente, el libro me aburrió, pero es sólo una opinión. Sugiero, como siempre, al interesado en la obra consultar otros puntos de vista.



4 comentarios:

Augusto Wong Campos dijo...

Estimado Belcore, no me impresiona que Auster haya publicado un nuevo libro malo para aumentar su obra, me fastidia haber disfrutado mucho Mr. Vértigo y luego haber dejado Trilogía de Nueva York después de arrastrarme para terminar la primera parte. Si conoce usted algún otro libro bueno de Auster, ojalá pudiera recomendármelo. Gracias.

Guiasterion dijo...

Estimado Augusto:

Si mi memoria no me engaña, 'El libro de las ilusiones' me había agradado. Pero no estoy seguro de poder recomendarle a un amigo algo de Auster. Es un autor que he tachado de mi lista de favoritos; sólo vuelvo a él en caso de encargo profesional como en este caso.

Gracias por escribir
G.B.

Razonador dijo...

Diario de invierno:
Un libro que no merece alabanzas ni ningún premio.
Escrito desde el aburrimiento existencial.
Compendio de irrelevantes enumeraciones: estancias en sus diferentes lugares de residencia, golpe, heridas y caídas sufridas a lo largo de su vida, las muertes que le han rodeado y sus amoríos.
Desde un punto de vista estrictamente egocéntrico.
Sin entrar en ningún momento en cuestiones políticas, religiosas, filosóficas, existencias, morales ni sociales.
Un texto autobiográfico que he conseguido leer en breve tiempo debido a que no hay nada desagradable en él. Pero que es el reflejo de una mente decadente que mira con miedo su ombligo.
Falta absoluta de poesía, encanto y talento literario.
Tedioso!!
Únicamente recomendable para gente aburrida sin otra alternativa.

manipulador de alimentos dijo...

Un Auster menor! No acabo de pillar ese recurso a la segunda persona para hablar de sí mismo. Aún así, es Paul Auster!!!!