Tom Morris - Matt Morris
Biblioteca Blackie Books. Ensayo de filosofía, 427 páginas
Siempre fue así. El miedo, el deseo de que los malos sean castigados, la necesidad de preservar un parte de la infancia, cien razones han determinado que la humanidad tenga una imperiosa necesidad de héroes fantásticos, llámense Sansón o Peter Parker, Afrodita o Barbara Gordon. Este libro confirma la intuición de millones de aficionados al universo Marvel o DC (el Boca-River de las historietas). Los superhéroes son mucho más que una mera distracción. Portan, incluso, mensajes filosóficos. Representan el ser ético en el mundo.
En la introducción se anticipa que el volumen reúne "ensayos provocativos de algunos de los mejores aficionados al comic del mundo académico'' de Estados Unidos. La empresa es muy meritoria. Iconos de la cultura popular nos fuerzan a que meditemos sobre cuestiones trascendales que atañen tanto a la teoría política como a la religion, o bien a la moral en la toma de decisiones.
Se ufanaba Chesterton de ser capaz de demostrar la existencia de Dios a partir de una calabaza o un tranvía. Esa elasticidad del pensamiento elevado (similar a las células del doctor Reed Richards) se encuentra presente aquí. Veamos tres ejemplos. Daredavil le permite a un catedrático reflexionar sobre el papel que puede jugar la fe en la vida de una persona. La lucha de los Cuatro Fantásticos contra Galactus enseña a otro las ventajas de la etica personalista sobre el utilitarismo (por cierto el superhéroe se debe centrar siempre en el valor intríseco de la persona). La historia de Batichica ilustra una importante noción filosófica conocida como "perfeccionismo moral". Fascinante, ¿verdad?
Así pues, este libro nos persuade de que incorporar a nuestra existencia algo de "la mentalidad superheroica" es un objetivo deseable. En rigor, un mito moderno puede ser tan entretenido como iluminador.
Guillermo Belcore
Publicado hoy en el Suplemento de Cultura del diario La Prensa.
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