Lo que este blog puede asegurar, sin sombra de duda, es que la obra maestra de Fox subyuga por su potencia dramática (por momentos es teatro puro), por su negativa a ofrecer las respuestas fáciles de la ideología o la literatura de supermercado, y por la calidad de su prosa, propicia para abandonarse al goce de la lectura.
La trama de Personajes desesperados (El Aleph, 175 páginas, Barcelona, edición 2005) es concisa, va al grano desde la primera página. El idílico universo de un matrimonio culto, próspero, moderado y sin hijos empieza a desintegrarse cuando se superponen -cual conjunción cósmica- dos desgracias. Sophie es mordida en la mano por un gato roñoso del que se había encariñado, mientras que su marido Otto se distancia, después de largos años, de su amigo y socio en el estudio jurídico. Se suceden desastres, casi con el mismo vértigo que recrea Martin Scorsese en el memorable film Después de hora. La acción abarca apenas un fin de semana en invierno.
Conjetura Franzen, en vena freudiana, que el horror contenido de Sophie es el motor del libro. Discrepo. Me parece que el drama de la atractiva cuarentona no sería fruto de una neurosis individual, sino que empalma con la angustia de una comunidad burguesa, más espiritual que económica, cuando ve todo a su alrededor resquebrajarse, sumirse en la degradación. La vida contemporánea está infectada de rabia y los desechos nos amenazan. En cualquier momento, te pueden ocurrir cosas malas que arruinarán tu existencia.
Paula Fox murió el 2 de marzo pasado, a los 93 años. Ha escrito casi treinta libros para niños, seis novelas para adultos y un libro de memorias que evoca una vida atribulada (la abandonaron sus padres al nacer). En su obituario, alguien la comparó con Chejov. The Nation la describió como "una de nuestras novelistas contemporáneas más inteligentes (y menos apreciadas)". Marlon Brando era su amigo, y Courtney Love es su nieta. El lector curioso y hedonista no debería pasar por alto Personajes desesperados.
Guillermo Belcore
Calificación: Muy bueno
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