Por Ian RankinRBA. 452 páginas, Edición 2018.
Nada se parece menos a la Argentina hoy que la civilizada Escocia. Al norte del río Tweed, los homicidios con armas de fuego son rarísimos y la merma en el número de los delitos obliga a recortar el presupuesto policial. Para obtener información sobre un hampón de poca monta, los investigadores se ven forzados a pedir ayuda a los periodistas. A esta altura, los agentes carecen de informantes y tienen estrictamente prohibido tomarse libertades con un sospechoso. La gente, mientras tanto, se ocupa de sus asuntos, sin el menor interés por el prójimo.
No obstante, ese clima hostil para la novela policial, el señor Ian Rankin (Cardenden 1960) se las arregla para seguir componiendo historias atractivas. Sin ser nada del otro mundo, la saga del inspector John Rebus es un espléndido pasatiempo para todo aquel que adore la novela negra.
Escrita en 2013, La Biblia de las Tinieblas despliega dos líneas narrativas: un supuesto accidente carretero deriva en la muerte del ministro de Justicia de Escocia. Y por otro lado, una ambiciosa fiscal de la Corona desentierra un caso de hace treinta años atrás que involucra a una cofradía policial, tipos duros con dos dedos de frente que manipulaban pruebas y sacaban confesiones a palos. En los ochenta, Rebus era el novato de la pandilla de Los Santos de la Biblia de las Tinieblas.
La novela se va tornando interesante porque plantea un agudo dilema moral, que en la Argentina ni siquiera existiría al nivel de hipótesis. ¿Denunciarías a un querido colega, a un compañero de mil combates, si se pasase de la raya? En el núcleo de la disyuntiva se encuentra la eterna pregunta de la humanidad: ¿El fin justifica los medios?
Escocia es o era calvinista. John Rebus obra como el agente moral individualista. Solitario, poco confiable para sus compañeros y jefes (aunque deben rendirse ante la evidencia de que es el mejor, un policía de fuste de esos que en teoría ya no existen), mantiene el ahora sargento detective su propia escala de valores. Va a su aire, como dicen en España.
El telón de fondo de los casos policiales es la campaña electoral por el referendo independentista de 2014. Lamentablemente, ese telón no está bien pintado. Se nos dice que la situación política se ha crispado como nunca en Escocia, mas la información brilla por su ausencia. Como reflejo de su tiempo y herramienta de crítica social, la novela decepciona. Pasa en puntas de pie por el contexto.
Sin densidades temáticas ni estilísticas (ni siquiera encontramos réplicas filosas en los diálogos o esas metáforas tan típicas del género policial), el señor Rankin limita su oferta literaria a historias peladas y un suspenso bien construido. Esta vez, alcanza.
Guillermo Belcore
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