jueves, 11 de marzo de 2010

Primo Levi en El Británico

Diario de un lector apasionado XIV

He vuelto a un viejo amor. Estoy en Brasil y Defensa, en uno de los cafés con más rica prosapia de Buenos Aires. Estoy en El Británico. Desde hace un par de años tiene nuevos dueños; afortunadamente los cambios son mínimos. El mismo café deleznable, las mismas moscas que fastidian al parroquiano. Pero los amplios ventanales frente al Parque Lezama son un lugar espléndido para consagrarse a los placeres del pensamiento, la conversación o la lectura. Aquí me siento en casa.

Soy un tradicionalista, pido un café con leche liviano y un sándwich de queso y tomate, en pan francés, sin mayonesa y sin tostar. Nada del otro mundo. Frente a mi mesa se sienta una chica extranjera. Ojos celestes y pelo de paja, muy descuidado para mi gusto. Le traen una Heineken y un vaso, obviamente. La muchacha prefiere beber directamente del pico de la botella. ¡Vaya, vaya! Se rompió el encanto, vuelvo a mi libro.

¡Qué año éste! ¡Qué buenos libros están llegando a la Argentina! Tengo sobre la mesa una joya única. Cuentos completos de Primo Levi, el “gran cronista del infierno contemporáneo“, según la avara definición de Juan Gelman. El italiano es mucho más que un cronista: es un artista de primera categoría. Como tú sabes, ha legado un testimonio impresionante de su paso por Auschwitz, anus mundi, “punto de drenaje terminal del infame universo alemán“. Los nazis lo confinaron al campo de concentración en 1944 por judío y por alzarse en armas (una cómica mascarada) contra el régimen fascista. Fue uno de los veinte italianos que logró sobrevivir de un lote de seiscientos y pico. Químico de profesión, se salvó porque en lugar de enviarlo directamente a las cámaras de gas, los alemanes lo reclutaron como trabajador esclavo en una fábrica. Se salvó porque aun en el averno los milagros son posibles, diré en el artículo que me ha encargado La Prensa. Es una delicia, realmente, escribir sobre un narrador excelente.

El volumen de editorial El Aleph contiene cinco libros. En total, más de cien cuentos. Una maravilla. Ya puedo anticipar que lo calificaré con un "excelente" y que lo incluiré en el sitial de honor, entre los “Recomendados 2010”. Los relatos beben en tres fuentes distintas: las experiencias personales, la erudición libresca y la ciencia moderna, pura o aplicada. Me resulta fascinante la doble naturaleza de este eminente hebreo del Piamonte: es tanto un hombre de letras como un hombre de ciencia. Estoy a un paso de afirmar que en el caso de la bellas letras (en el periodismo también) es conveniente que el literato tenga una segunda profesión que lo nutra de conocimientos y experiencias.

Levi fue un racionalista piadoso. Era sagaz, sobrio y preciso. Tuvo un gran poder de observación y su propósito primordial fue didáctico, pero eso nunca estropeó su eficacia narrativa. Las citas clásicas son frecuentes en su obra. Se valió de la parodia para advertirnos de los riesgos de la tecnocracia. Esa forma de deshumanización conduce a Adolf Hitler es el mensaje que subyace en muchos cuentos. Usó el teatro, el humor y la picaresca, pero la suya es una literatura seria, siempre con un dejo de tristeza y de decepción. Fue una persona avergonzada de ser un hombre, por ser los hombres quienes habían edificado un lugar como Auschwitz. Su refugio intelectual fue los misterios de la naturaleza. En verdad, no hay tema sobre el que Levi no haya sabido discurrir con elegante desenvoltura. Quiero ser claro. El valor espiritual y estético de este libro es extraordinario. Si hay un escrito que sea indespensable, es éste.

Relojeo en el diario que lee un parroquiano: “Kirchner convoca a un proyecto político de diez años”. Tropiezo con un pasaje esclarecedor de Levi en la página seiscientos cincuenta y nueve: “Bajo muchos aspectos el poder es como la droga: la necesidad del uno y de la otra es desconocida para quien no la ha probado; pero después de la iniciación, que puede ser fortuita, nace la adicción, la dependencia y la necesidad de dosis cada vez mayores. Nace también el rechazo de la realidad y el retorno a los sueños infantiles de la omnipotencia… el famoso síndrome del poder retardado e incontrastado implica visión distorsionada del mundo, la arrogancia dogmática, el desesperado agarrarse a los resortes del poder, el mantenerse por encima de las leyes…”.
Guillermo Belcore

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Asteriòn: El que no lo conoce tranquilamente podrìa pensar que usted,es un"pica flor";Pero acà entre nosotros bien lo sabemos que, usted no pasa de un (bohemio)... En pocos minutos voy a adentrarme en el mundo rosiano,tratarè de enteder por què estè autor captò tanto su atenciòn. Y a que no sabès cuàl es el texto en el que vamos ha trabajar? Gran Sertòn Vereda,què tal! Arlette

Anónimo dijo...

Me quedè intrigadìsima con( la relaciòn que mantenìa Riobaldo con,Diadorim);Pero èsto serà un segredo que he de desvendarlo màs adelante:Y el pacto? Interesantìsimo,algùn dìa he de està a altura de las circunstancias... Lyli

Guiasterion dijo...

Estimada Lyli:

Al final del libro, encontrará una revelación sorprendente y conmovedora sobre el amor entre Riobaldo y Diadorim. No deje esa obra extraordinaria por la mitad.
G.B.

Anónimo dijo...

Señor Belcore:En primer lugar:Muchìsimas gracias por que se haya designado a responder por fin,mis comentarios me siento muy contentata por eso.En segundo lugar imposible dejar de leer èsta tan difundida obra,que segùn me parece les ha costado mucho a sus traductores ya que la misma,digo la original tenìa un lèxico sumamente casi que propio o muchas veces inventado por el autor.Dejeme terminar con la(Apelaciòn)y,luego voy corriendo a comprarla.Pero sabìa usted que la versiòn en Portuguès es menos extensa. Lyli